Luíz Sérgio, el próximo cadáver del gabinete de Dilma
La renuncia del ministro más influyente de la presidenta brasileña Dilma Rousseff fue tomada el miércoles con calma por los inversores, aunque el real se debilitó y algunos temen que su salida pueda llevar a un aumento del gasto público y a políticas menos amigables con el mercado. Pero, además, ya se habla de otro próximo renunciante: Luíz Sérgio.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Con la caída del ahora ex ministro Antonio Palocci, quien concentraba todas las decisiones políticas del gobierno, la presidente Dilma Rousseff deberá sustituir también al ministro a cargo de la Secretaría de Relaciones Institucionales (SRI), dicen en Brasilia.
Se trata del petista fluminense Luíz Sérgio, blanco de las mayores críticas y reclamos sobre la falta de coordinación política en el Legislativo.El reemplazo de Luíz Sérgio se conocería en las próximas horas. La ministra de Pesca, Ideli Salvatti (PT), es la candidata Nº1 a reemplazarlo.
Consolidaría, además, una notable participación femenina en el gabinete de la presidenta Dilma Rousseff.
El PT (Partido de los Trabajadores) reconoce que hay resistencias entre los petistas a asumir en ese cargo, el más complicado: consiste en lograr un equilibrio casi cotidiano entre las exigencias de Dilma y las de los legisladores, en especial los de la "base aliada" o sea los integrantes de la interbloque parlamentaria.
A propósito de la "base aliada", a pesar de los elogios públicos realizados al reemplazo de Antonio Palocci, representantes de los partidos aliados al PT criticaron la elección de la senadora Gleisi Hoffmann (PT-PR) para el puesto dejado por Palocci al frente de la Casa Civil, afirmando que ella no tiene experiencia política y que esa decisión no terminará con los problemas de articulación política del Ejecutivo con el Legislativo y dentro del Legislativo.
No está descartada la hipótesis de que el sustituto de Luiz Sérgio sea del PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño), a pesar de que los peemedebistas afirman que no quieren “ese ananá” (o sea esa fruta). En la reunión en que Palocci entregó la Casa Civil a Dilma, ambos discutieron la relación del Ejecutivo con el Legislativo, muy criticada por los propios partidos de la base aliada.
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