Pase lo que pase, la historia de River quedó 'manchada'
10 años nefastos y un siglo de gloria, pueden saldarse con dolor y lágrimas por parte de los hinchas de River. Por eso, y aunque parezca que ya no queda ni la esperanza, los hinchas ruegan a estos jugadores que el domingo no permitan que también les roben la historia.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Es un momento crítico para River que aún se aferra a la esperanza y es lógico que suceda. Aunque la actualidad y todo lo que rodea al equipo no ayuda. Pero como hablamos de Fútbol, que no es una ciencia exacta, el hincha mantiene algo de fe y está bien que así sea.
Lo único que esperamos que todo se de en un marco de legalidad justo y equitativo. Si River se salva, sería bueno que logre sin ayudas extras. Aunque también sabemos que si zafa utilizando la ilegalidad y situaciones espurias, la gente festejará igual. ¿O acaso no nos vanagloriamos de un gol con la mano en el Mundial?.
Pase lo que pase, el hincha de River tiene que aprender la lección. En las dos últimas décadas, River ha vendido por alrededor de u$s300 millones. Es increíble, que pesificación mediante del pasivo (por fortuna) el club tenga un déficit de $80 millones. Es de locos.
Y el simpatizante tiene que hacerse cargo también, tal como piden que lo hagan los dirigentes. El hincha de River festejó muchos título mientras sabía que los dirigentes se llenaban sus arcas.
Pero como River salía campeón, no importaba tanto y quedaba en anécdotas. El problema de todo esto es cuando llega la malaria. Para esta hay que prepararse, porque la vida se trata de ciclos, y River no lo hizo. Encima, se desmadró con las gestiones de Aguilar y Passarella.
Sólo para ir pensando en el caso. Aunque en este momento, la idea es reproducir en parte el sentimiento de estas horas de lo que pueden sentir los sufridos hinchas millonarios.
En el Sitio no oficial la Página Millonaria se publicó algo que nos pareció atinado reproducir en los tramos previos al instante decisivo. Tan decisivo como que a River y a la 'B' lo separan sólo 90'.
Dice el referido comentario: "Comprendemos el momento que están viviendo. Están inmersos en esa clásica racha convertida en un laberinto infranqueable, del que resulta imposible escapar. Esa racha que potencia todo lo negativo justo al momento de salir a jugar. Entonces, de nada sirve la unión del grupo, las largas conversaciones en las habitaciones o las ganas de salir adelante.
El temor y la presión son tales, que el rival -hasta el más básico de los rivales- se agiganta. Las piernas no responden, la cancha se hace cuesta arriba y los errores surgen casi involuntariamente. Es que la pelota quema y la cabeza vuela: cómo animarse o arriesgar, si el murmullo de afuera puede terminar de lapidar el poco ánimo que les queda.
Lo comprendemos, esta camiseta pesa “en las buenas y en las malas, mucho más”. Claro que lo sabemos, no se olviden que nacimos soñando con vestir esos colores. A River ya lo sacamos campeón del mundo un sinfín de veces y, esta semana, lo salvamos del descenso otras tantas. Somos así, amamos esta camiseta y nos pasamos la vida soñando convertirnos en ese héroe que la lleva a lo más alto o la rescata desde lo más bajo.
Ahora mismo, todos y cada uno de nosotros daríamos hasta lo que no tenemos con tal de estar en sus botines y contar con al menos noventa minutos para torcer esta historia. Sí, aún en este momento. O mejor dicho, más aún en este momento, porque la camiseta no se merece tamaño desprestigio ni nosotros semejante sufrimiento.
Por eso, jugadores, no se pueden dar por vencidos. Están a sólo dos goles de que la derrota de la otra noche no vaya más allá de ese abismo que millones de hinchas lloramos y sufrimos. De alejarse de ese abismo que muchos ruegan que se convierta en vacío. De lograr que esta caída en Córdoba sea el fondo, el fin de la pesadilla.
Están a sólo dos goles de evitar que esta última década infame nos robe un siglo de gloria, toda una vida de historia".
Lo único que esperamos que todo se de en un marco de legalidad justo y equitativo. Si River se salva, sería bueno que logre sin ayudas extras. Aunque también sabemos que si zafa utilizando la ilegalidad y situaciones espurias, la gente festejará igual. ¿O acaso no nos vanagloriamos de un gol con la mano en el Mundial?.
Pase lo que pase, el hincha de River tiene que aprender la lección. En las dos últimas décadas, River ha vendido por alrededor de u$s300 millones. Es increíble, que pesificación mediante del pasivo (por fortuna) el club tenga un déficit de $80 millones. Es de locos.
Y el simpatizante tiene que hacerse cargo también, tal como piden que lo hagan los dirigentes. El hincha de River festejó muchos título mientras sabía que los dirigentes se llenaban sus arcas.
Pero como River salía campeón, no importaba tanto y quedaba en anécdotas. El problema de todo esto es cuando llega la malaria. Para esta hay que prepararse, porque la vida se trata de ciclos, y River no lo hizo. Encima, se desmadró con las gestiones de Aguilar y Passarella.
Sólo para ir pensando en el caso. Aunque en este momento, la idea es reproducir en parte el sentimiento de estas horas de lo que pueden sentir los sufridos hinchas millonarios.
En el Sitio no oficial la Página Millonaria se publicó algo que nos pareció atinado reproducir en los tramos previos al instante decisivo. Tan decisivo como que a River y a la 'B' lo separan sólo 90'.
Dice el referido comentario: "Comprendemos el momento que están viviendo. Están inmersos en esa clásica racha convertida en un laberinto infranqueable, del que resulta imposible escapar. Esa racha que potencia todo lo negativo justo al momento de salir a jugar. Entonces, de nada sirve la unión del grupo, las largas conversaciones en las habitaciones o las ganas de salir adelante.
El temor y la presión son tales, que el rival -hasta el más básico de los rivales- se agiganta. Las piernas no responden, la cancha se hace cuesta arriba y los errores surgen casi involuntariamente. Es que la pelota quema y la cabeza vuela: cómo animarse o arriesgar, si el murmullo de afuera puede terminar de lapidar el poco ánimo que les queda.
Lo comprendemos, esta camiseta pesa “en las buenas y en las malas, mucho más”. Claro que lo sabemos, no se olviden que nacimos soñando con vestir esos colores. A River ya lo sacamos campeón del mundo un sinfín de veces y, esta semana, lo salvamos del descenso otras tantas. Somos así, amamos esta camiseta y nos pasamos la vida soñando convertirnos en ese héroe que la lleva a lo más alto o la rescata desde lo más bajo.
Ahora mismo, todos y cada uno de nosotros daríamos hasta lo que no tenemos con tal de estar en sus botines y contar con al menos noventa minutos para torcer esta historia. Sí, aún en este momento. O mejor dicho, más aún en este momento, porque la camiseta no se merece tamaño desprestigio ni nosotros semejante sufrimiento.
Por eso, jugadores, no se pueden dar por vencidos. Están a sólo dos goles de que la derrota de la otra noche no vaya más allá de ese abismo que millones de hinchas lloramos y sufrimos. De alejarse de ese abismo que muchos ruegan que se convierta en vacío. De lograr que esta caída en Córdoba sea el fondo, el fin de la pesadilla.
Están a sólo dos goles de evitar que esta última década infame nos robe un siglo de gloria, toda una vida de historia".
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