El equipo albiceleste mostró una vez más que es multifacético y se adapta a las más disímiles situaciones. Llegó a este torneo internacional con muy pocos entrenamientos encima, pero fue superando obstáculos y terminó festejando, luego de una final con mucho más de dientes apretados que de show-time.
Luego de un día gris y lluvioso, el cielo no quiso ser obstáculo para la realización de la final. A tal punto fue así, que para cuando los equipos salieron a hacer los ejercicios precompetitivos, cerca de media hora antes del encuentro, un sol radiante brillaba en el cielo. El buen clima se mantendría hasta la conclusión del cotejo definitorio.
En el primer tiempo las acciones fueron muy parejas. Con escaso trámite de bocha en la mitad de la cancha, tanto argentinas como británicas lograban hacer llegar rápido el juego a los alrededores del área rival.
Eso sí, cada equipo respetando sus características. El visitante, con jugadas mucho más estructuradas, líneas de pase más definidas y poco lugar a la improvisación individual.
Las locales, con una táctica algo más flexible y apelando mucho más al talento individual de algunas de sus jugadoras, como Aymar, Rebecchi y Sánchez Moccia la revelación del equipo-, para romper los esquemas defensivos del rival y crear oportunidades de gol.
En ese contexto, a veces a Rebecchi le faltaba compañía cuando ponía el pie en el acelerador y se escapaba por el sector izquierdo. En un par de chances tuvo que hacer un enganche de más porque, cuando levantaba la mirada para tirar el centro, no encontraba receptores bien posicionados.
Recién a los 28 minutos llegó la apertura del marcador. Luego de varios corners desaprovechados, Las Leonas pudieron concretar uno. Fue con una jugada preparada, en la que Noel Barrionuevo amagó a disparar y se la dejó a Silvina D'Elía. 'Pity', como le dicen sus compañeras, la cruzó abajo y a festejar.
Esa fue la primera buena noticia para las chicas dirigidas por Carlos 'Chapa' Retegui. Y la segunda fue que, a diferencia de lo que les pasó en varios de sus partidos anteriores, pudieron evitar que les empataran rápidamente tras el gol. Lograron finalizar la etapa 1-0 arriba.
Argentina supo extender esa concentración al comienzo del segundo tiempo, cuando las británicas salieron a presionar arriba y a arriesgar un poco más. Allí apareció la disciplina de las albicelestes para aplicarse a la marca y no dejar huecos por los cuales filtrarse al área de Succi.
En esos pasajes, los lujos y las jugadas vistosas quedaron de lado. Para Las Leonas eran momentos de ajustar las marcas y evitar los errores en su propio campo.
El trámite se hacía algo espeso. Tal vez por eso el público comenzó a hacer la ola. Había que buscar una forma de ponerle emoción a la cuestión. Y ya que no se lo ponían las jugadoras, la tribuna se hizo presente. Duró por varios minutos ese show de la gente, que trasciende deportes y fronteras.
Si Argentina no pudo vivir con la tranquilidad que hubiera querido en los últimos minutos de partido fue porque pecó por su baja efectividad en los corner cortos, una de las principales herramientas para llegar al gol en el hockey actual. Tuvo ocho y sólo concretó un tanto.
Así, el tramo final del encuentro las vio con el cuchillo entre los dientes, aguantando los embates de las británicas, a quienes no les quedaba otra que ir con todo hacia delante.
No pudieron con la garra de las Leonas, que terminaron cantando junto con la tribuna la cuenta regresiva en los últimos segundos para después saltar en festejo alocado, juntarse todas en ronda en el borde del área más cercana a la calle Mendoza.
Un nuevo título para este equipo inoxidable, que no para de darle alegrías al deporte de Argentina.
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