Hernán Lorenzino y Axel Kicillof.
"Estamos informados sobre el embargo preventivo practicado contra una o varias cuentas de la embajada de Argentina en Bruselas", confirmó esta mañana Hendrik Van de Velde, vocero del ministerio de Relaciones Exteriores de Bélgica, a la agencia internacional de noticias 'AFP'.
La medida fue dictada por un fiscal de ese país a partir de una presentación realizada por los acreedores en base al fallo de Thomas Griesa que dio la razón a los acreedores que no ingresaron al canje de deuda argentino y reclaman cobrar la totalidad de sus bonos.
La orden judicial, que ocurrió el martes pero recién se conoció hoy, alcanza a todos los activos de la embajada y las cuentas para la acreditación de haberes de sus funcionarios. Aunque esa sede diplomática actúa también como representante argentina ante Luxemburgo y la Unión Europea, esas dependencias no resultaron afectadas por la medida judicial, según consigna el diario 'La Nación'.
De acuerdo con el matutino, el Poder Ejecutivo de Bélgica intervino a favor de la Argentina e invocó la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, documento vigente desde 1980 en defensa de los acuerdos internacionales entre países.
Hasta el momento no trascendió cuál es la cifra del embargo que los holdouts consiguieron sobre la embajada que conduce el ex ministro de Economía Hernán Lorenzino.
De acuerdo con 'La Nación', anoche había en Cancillería posiciones encontradas sobre la importancia de la medida judicial. Mientras algunos optaban por bajarle el tono al hecho asegurando que se trata de "un problema administrativo más" y recordaban que los denominados "fondos buitre" habían pedido ya medidas similares en 2009 y 2011, en otras áreas había una mayor preocupación.
En la Secretaría de Coordinación y Cooperación Internacional que dirige Paula Verónica Ferraris temían que el embargo pueda ser ampliado a otras sedes diplomáticas de la Argentina en Europa.
Los más pesimistas advirtieron sobre la posibilidad de que la diplomacia nacional pudiera verse paralizada en el "Viejo Continente" si las medidas de ese tipo conseguían extenderse.
Por ahora no hubo declaraciones oficiales ni del canciller Héctor Timerman ni del embajador Hernán Lorenzino, más recordado por la frase "me quiero ir" que lo inmortalizó en una entrevista con la TV griega.
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