Aumentan los problemas del hambre en los jóvenes
Día a día crecen el número de chicos y adolescentes que dependen de los comedores escolares, no escolares y comedores comunitarios para recibir su único alimento del día. Números y causas de por qué se profundiza el deterioro social en nuestro país.
Al estancamiento en la creación de empleo de calidad y a la tendencia inflacionaria de la economía, en 2008 se sumó un contexto internacional desfavorable que terminó por impactar en la economía real argentina en 2009. Esto se evidenció en un empeoramiento de la capacidad de consumo de los hogares, un incremento de la proporción de estos últimos a los que el ingreso monetario no les resulta suficiente para afrontar los gastos corrientes y un incremento en el indicador de riesgo alimentario.
Justamente este último indicador es uno de los más preocupantes para la Argentina , ya que revela la deficiencia que se ha demostrado desde lo más alto del poder para paliar los efectos de la crisis, dejando en claro que por más que la presidenta Cristina Fernández hable del “país virtual” que muestran los medios contra el “país real” que mejora día a día, los sectores más vulnerables de la sociedad siguen sufriendo ampliamente los coletazos de la crisis financiera.
El trabajo “El barómetro de la Deuda Social Argentina”, desarrollado en el marco del Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), muestra como han crecido en nuestro país los chicos y adolescente que durante el 2009 dependieron de los comedores escolares, no escolares y comedores comunitarios para recibir su único alimento del día.
El acceso a alimentación gratuita en comedores no escolares en niños menores de 5 años se duplicó en el período interanual 2008-2009, en tanto pasó de un 3% a un 6,8%. El incremento se concentró en el Gran Buenos Aires, donde el aumento fue de 5,8 puntos porcentuales, y en los estratos sociales más vulnerables.
El estudio de la UCA muestra que los chicos en edad escolar entre los 5 y 12 años en 2004 se encontraban vulnerables a situaciones de déficit alimentario en un 43%, de los cuales un 19,8% estaba expuestos a situaciones de déficit severo (pertenecían a hogares en donde se experimentaba hambre frecuentemente). Junto a los progresos macroeconómicos, el nivel de incidencia de este déficit cayó significativamente y sobre todo en su nivel más severo. Si bien en 2007 el déficit general continuó en la tendencia positiva, el déficit severo revirtió la tendencia de modo contundente y se estabilizó en torno a los 7 puntos. En 2009, el 22,7% de la niñez entre 5 y 12 años se encuentra vulnerable al déficit alimentario, y un 6,4% a un déficit severo.
La propensión a recibir alimentación gratuita en comedores no escolares se mantuvo sin cambios en el período interanual 2008- 2009 a nivel de los niños de 5 a 12 años. Casi la totalidad de esta población se encuentra escolarizada, por lo que el incremento de la demanda en este grupo de edad se advierte en los comedores escolares, donde se registró un incremento de 6,1 puntos porcentuales.
En 2004, el 41% de los adolescentes urbanos pertenecía a hogares en los que se expresaba experimentar hambre ocasionalmente, y el 17,4% en hogares en los que se expresaba experimentar hambre frecuentemente. La evolución de estos niveles de incidencia fue muy positiva y temprana a nivel de los adolescentes que estaban expuestos a riesgo severo. En efecto, se pasó de un 17,4% en 2004 a un 6,1% en 2006, y se mantuvo en torno a esos niveles con leve tendencia al alza hasta 2009, cuando llega al 7,6%. Mientras que el déficit moderado emprendió la caída en los períodosinteranuales 2005-2006 y 2006-2007, entrando en un período de estancamiento hasta el período interanual 2008-2009, en el que experimenta una retracción de casi 7 puntos que se refleja en un déficit total de 25,1%.
El trabajo de la alta casa de estudios muestra que en la población adolescente se registró un incremento en el acceso a alimentación gratuita en comedores no escolares y escolares, siendo más importante el aumento en estos últimos (6,2 puntos porcentuales).
Desde hace mucho tiempo, desde estas mismas páginas hemos venido repitiendo que la República Argentina ya ha dejado de vivir el veranito económico post-devaluación, y las medidas desacertadas del gobierno kirchnerista, sumado a las consecuencias de la crisis financiera internacional, han dejado al desnudo la realidad que viven los argentinos día a día.
La inflación real está muy lejos de la oficial. Los números “dibujados” por el polémico Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, muestran que en la Argentina está todo bien, cuando en realidad no es así, lo que despierta una mayor desconfianza en el mundo, que mira cada día más de costado a la Argentina , sin detenerse a pensar en nuestro país como una referencia para sus inversiones.
Un panorama complejo, que muestra que el mundo oficial donde vive el kirchnerismo, se aleja cada día más de lo que le sucede a la gente en la cotidianeidad, dejando en claro la amplia distancia que hay entre los intereses oficiales y la sociedad, donde el termómetro verdadero de la economía nacional no es el que se marca desde el Ejecutivo, sino el que se vive diariamente en las calles, donde las dificultades para sobrevivir dignamente aumentan día a día.
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