sábado, 26 de noviembre de 2011

ECOLOGÍA/MEDIO AMBIENTE


POR UN MUNDO LIMPIO

A Durban… ¡que se acaba Kioto!

La Conferencia Anual Sobre Cambio Climático de Durban (Sudáfrica) comienza el próximo 28/11 y durara 12 días. Representantes de casi 200 naciones se reunirán para abordar un tema que suele ser tratado como secundario, casi marginal. Las expectativas son pocas porque el mundo tiene sus ojos puestos en lo que suele considerarse lo primordial: sus bolsillos. Los emergentes, en la mira.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La Conferencia Anual Sobre Cambio Climático de Durban (Sudáfrica) comienza el próximo 28/11 y durara 12 días. Representantes de casi 200 naciones se reunirán para abordar un tema que suele ser tratado como secundario, casi marginal. Las expectativas son pocas porque el mundo tiene sus ojos puestos en lo que suele considerarse lo primordial: sus bolsillos.

Sin embargo, uno de los problemas más urgentes en esta edición número 17 de la conferencia, conocida como COP 17, es qué hacer con el Protocolo de Kioto que vencerá pronto.

El Protocolo de Kioto no es sino el único pacto existente entre las naciones que reglamenta la reducción de emisiones de gases del efecto invernadero a por lo menos un 5% por debajo de los niveles de 1990. El histórico acuerdo de 1997 también estableció mecanismos que permitían a los países ricos compensar por su propia contaminación mediante la inversión en tecnologías más limpias en los países pobres.

En COP 17, un tema importante será la posibilidad de firmar un segundo periodo del compromiso. No nuevos objetivos, pero por lo menos, una prorroga.

Christina Figueres, secretario ejecutiva de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, dice que los delegados están buscando un término medio.

"Nuestra sensación es que no hay suficiente conciencia de que este es el año para tomar esa decisión. En los últimos 6 meses, los gobiernos han llegado a la conclusión de que esto no se trata exclusivamente de decir sí o no", dice Figueres.

Las otras opciones para ampliar el Protocolo de Kioto son los acuerdos alcanzados en las últimas 2 conferencias sobre el clima en Copenhague, Dinamarca y en Cancún, México.

En esas reuniones, los países acordaron nuevas estrategias para promover la energía limpia, incluyendo un fondo de US$100 millones al año para que los países en desarrollo limiten sus emisiones.

De todas maneras, para Figueres, las medidas siguen siendo insuficientes.

Los científicos han advertido, durante años, sobre los posibles peligros de permitir que la temperatura media mundial aumente 2 grados por encima de los niveles preindustriales. Llegado ese momento, la Tierra está en mayor riesgo de inundaciones, sequías y de perder los sistemas críticos de la vida.

Los científicos señalan a las emisiones de carbono como la principal causa provocada por el hombre del calentamiento global. Por lo tanto, no será ninguna sorpresa si todos los ojos en la COP 17 se centran en USA y China, las 2 principales economías del mundo y sus 2 mayores contaminadores.

Cabe recordar que USA nunca ratificó el Protocolo de Kioto y ha insistido en que cualquier acuerdo legalmente vinculante debe incluir a todas las partes.

El presidente Barack Obama ha dicho que USA exhortará a las economías emergentes a que hagan más para frenar el calentamiento global e indicó que las economías emergentes “como China e India” también deben “tomar seriamente sus responsabilidades” en reducir las emisiones. Pero de firmar Kioto, ni una palabra.

Pero lo que no puede escapar al lector es que la Conferencia tendrá luhar en un momento crucial para hacer avanzar la lucha internacional contra el cambio climático.

¿No convendría esperar un poco y afrontar el desafío climático cuando se haya resuelto la crisis de la deuda en Europa, cuando el crecimiento se haya reanudado?
La respuesta para Connie Hedegaard, comisaria europea de accióin por el clima, es no.

Para la comisaria europea, las inundaciones en Tailandia o la sequía en Texas y el Cuerno de África son solo algunos de los últimos recordatorios de que el desafío del cambio climático es más urgente que nunca, ya que ese cambio se está agravando.

Cita asimismo el reciente informe World Energy Outlook de la Agencia Internacional de Energía (AIE) que es claro al sostener que se está agotando el tiempo y la factura será mucho más cara si no se actúa ahora.  Sus argumentos, publicados en El Universal, son los siguientes:

"¿Qué podemos conseguir en Durban entonces? De los comentarios de los medios de comunicación a nivel mundial se desprende que solo existe un criterio de éxito: conseguir que los países desarrollados firmen un segundo período de compromiso del Protocolo de Kioto que suceda al primero, el cual finaliza en 2012.

Seamos claros: la Unión Europea (UE) apoya el Protocolo de Kioto. Hemos fundado nuestra propia legislación en sus principios; somos la región del mundo con el objetivo más ambicioso en virtud del Protocolo de Kioto, y lo estamos cumpliendo.

De hecho, estamos en vías de superar nuestro objetivo.

Pero el Protocolo de Kioto se basa en una distinción radical entre los países desarrollados y los países en desarrollo, y solo exige actuar a los países desarrollados, no a las naciones en vías de desarrollo. ¿No creen que los cambios producidos en la economía mundial durante las 2 últimas décadas están difuminando cada vez más esta distinción?

Piensen en Singapur y Corea del Sur. Son grandes economías exportadoras, con unas industrias competitivas y una puntuación impresionante en el índice de desarrollo humano de la Organización de Naciones Unidas. Sin embargo, en el Protocolo de Kioto se les considera países en vías de desarrollo.

Otro ejemplo es un país de dinámica economía emergente como Brasil, que tiene una industria floreciente, enormes recursos naturales y una renta per cápita bastante más alta que la de países como Bulgaria o Rumanía, por ejemplo.

Los patrones de la contaminación también ponen en duda la distinción entre países en vías de desarrollo y países desarrollados.

Según la AIE, el aumento actual de la contaminación por CO2 lo impulsan principalmente las economías emergentes dependientes del carbón. Esta tendencia no hará sino aumentar. Hasta 2035, el 90 % del aumento en la demanda de energía se producirá en países no miembros de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Si pensamos en China, por ejemplo, sus emisiones relacionadas con energía se han triplicado desde 1990, lo que la convierte en el mayor país emisor del mundo. Por término medio, un ciudadano chino emite ahora más que un portugués, un sueco o un húngaro, por ejemplo. Así pues, el mundo no puede simplemente combatir el cambio climático con eficacia sin el compromiso de China y de otros países de economía emergente.

Otro reto es que Estados Unidos no se adhirió al Protocolo de Kioto ni lo va a hacer, mientras que Japón, Canadá y Rusia han dejado claro que no tienen intención de firmar un segundo período de compromiso. En resumen, esto supone que, si la UE acepta un segundo período de Kioto con algunas otras economías desarrolladas, podría cubrir como máximo el 16% de las emisiones mundiales, mientras que el primer período de Kioto cubría alrededor de una tercera parte de las emisiones totales. ¿Cómo puede considerarse esto un éxito para el clima?

En otras palabras, este criterio no podrá de ninguna manera mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2° C (3,6° F), que la comunidad internacional ha reconocido debe ser objetivo común.

Para que haya alguna posibilidad de conseguirlo, hace falta en realidad un marco mundial de acción de todas las grandes economías, tanto de los países desarrollados como de los que se encuentran en vías de desarrollo, un marco de acción que refleje verdaderamente el mundo del siglo XXI y en que todos los compromisos tengan el mismo valor jurídico.

La Unión Europea está abierta a un segundo período de Kioto, siempre que se mejore la integridad medioambiental de Kioto y que en Durban se acuerde una hoja de ruta y un calendario claros para ultimar dicho marco en el plazo de unos pocos años y aplicarlo a más tardar en 2020.

Espero que todos los países demuestren la voluntad política y el liderazgo necesarios para iniciar dicho proceso en Durban. En Copenhague, los dirigentes políticos se comprometieron a que la temperatura no aumentase más de 2° C. Ha llegado la hora de que prueben que iban en serio".

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