EL GOBIERNO Y EL FRENTE SINDICAL
Sintonía Gruesa: Los Gordos empiezan a ver con otros ojos a Moyano
El ajuste, el aumento de tarifas y los reclamos salariales auguran un 2012 conflictivo y en ese escenario los rivales de Hugo Moyano en la CGT cambian de estrategia frente a lo que se viene.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- La situación de Hugo Moyano en la CGT parece que empieza a cambiar, y de las fuertes versiones de su destitución del sillón de la central obrera ahora el panorama sería otro.
Hay un cóctel de medidas y datos de la realidad que hacen prever un 2012 con una alta conflictividad, y en ese contexto nadie quiere quedar pegado desde un cargo de decisión.
El Gobierno nacional empezó con el ajuste, los reclamos salariales ya comenzaron (un caso cercano se puede ver en la Provincia de Buenos Aires, con estatales y docentes), la inflación continúa y se acrecentaría por la suba de las tarifas de los servicios públicos que impactará el año que viene y que se calcula que disparará a la inflación 3 ó 4 puntos más.
A esto se le suma la decisión de Cristina Fernández explicitada el martes 22/11 en la reunión de los industriales, de no apoyar el proyecto de Moyano sobre la distribución de las ganancias de las empresas entre los trabajadores.
Moyano respondió con dos promesas: seguir apoyando al Gobierno pero también seguir insistiendo con esa ley que duerme en la Cámara de Diputados.
Pero además avisó que en las discusiones salariales su parámetro no será el Indec, sino nuevamente la “inflación del supermercado”.
Ocurre que anteriormente la viceministra de Trabajo, Noemí Rial había adelantado que la discusión de salarios se haría sobre la base de “datos oficiales”. Además la intención del Gobierno sería no permitir que la suba de los sueldos sea mayor al 18 por ciento para el año entrante.
Mientras Cristina y Moyano intercambian cruces verbales, el líder de la CGT tiene cada vez menos ventajas de estar al frente de la central. A las trabas al proyecto de ganancias y los retos presidenciales desde el atril que tuvo que soportar esta semana, también recuerda la magra cosecha en las listas de candidatos a legisladores nacionales.
Ante todo esto, los principales rivales sindicales del camionero, Los Gordos, ya no estarían tan interesados en la remoción de Moyano y de tener que hacerse cargo de una situación social compleja en el contexto del ajuste y las medidas presidenciales, por eso optarían por limitarse a presionar al actual titular de la CGT.
Empiezan a darse algunas coincidencias a las que Cristina Fernández debería prestarle atención. Por caso la CTA kirchnerista este miércoles 23/11 insistió –al mismo tiempo que lo hacía Moyano- en el proyecto sobre distribución de ganancias y hasta deslizó una crítica solapada al discurso de Cristina con los industriales al calificar de “escenario ideal” la posibilidad de que sea en paritarias donde los trabajadores discutan esos reclamos, que los empresarios jamás quisieron debatir.
El conflicto en Aerolíneas Argentinas mostró otra coincidencia. Tanto Moyano como Luis Barrionuevo apoyaron al gremio aeronáutico enfrentado con el Gobierno y cuestionaron la decisión del Gobierno nacional de plantear la suspensión de la personería gremial de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA).
Se trata por ahora de algunas señales, de coincidencias que en política no suelen ser casuales.
Hay un cóctel de medidas y datos de la realidad que hacen prever un 2012 con una alta conflictividad, y en ese contexto nadie quiere quedar pegado desde un cargo de decisión.
El Gobierno nacional empezó con el ajuste, los reclamos salariales ya comenzaron (un caso cercano se puede ver en la Provincia de Buenos Aires, con estatales y docentes), la inflación continúa y se acrecentaría por la suba de las tarifas de los servicios públicos que impactará el año que viene y que se calcula que disparará a la inflación 3 ó 4 puntos más.
A esto se le suma la decisión de Cristina Fernández explicitada el martes 22/11 en la reunión de los industriales, de no apoyar el proyecto de Moyano sobre la distribución de las ganancias de las empresas entre los trabajadores.
Moyano respondió con dos promesas: seguir apoyando al Gobierno pero también seguir insistiendo con esa ley que duerme en la Cámara de Diputados.
Pero además avisó que en las discusiones salariales su parámetro no será el Indec, sino nuevamente la “inflación del supermercado”.
Ocurre que anteriormente la viceministra de Trabajo, Noemí Rial había adelantado que la discusión de salarios se haría sobre la base de “datos oficiales”. Además la intención del Gobierno sería no permitir que la suba de los sueldos sea mayor al 18 por ciento para el año entrante.
Mientras Cristina y Moyano intercambian cruces verbales, el líder de la CGT tiene cada vez menos ventajas de estar al frente de la central. A las trabas al proyecto de ganancias y los retos presidenciales desde el atril que tuvo que soportar esta semana, también recuerda la magra cosecha en las listas de candidatos a legisladores nacionales.
Ante todo esto, los principales rivales sindicales del camionero, Los Gordos, ya no estarían tan interesados en la remoción de Moyano y de tener que hacerse cargo de una situación social compleja en el contexto del ajuste y las medidas presidenciales, por eso optarían por limitarse a presionar al actual titular de la CGT.
Empiezan a darse algunas coincidencias a las que Cristina Fernández debería prestarle atención. Por caso la CTA kirchnerista este miércoles 23/11 insistió –al mismo tiempo que lo hacía Moyano- en el proyecto sobre distribución de ganancias y hasta deslizó una crítica solapada al discurso de Cristina con los industriales al calificar de “escenario ideal” la posibilidad de que sea en paritarias donde los trabajadores discutan esos reclamos, que los empresarios jamás quisieron debatir.
El conflicto en Aerolíneas Argentinas mostró otra coincidencia. Tanto Moyano como Luis Barrionuevo apoyaron al gremio aeronáutico enfrentado con el Gobierno y cuestionaron la decisión del Gobierno nacional de plantear la suspensión de la personería gremial de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA).
Se trata por ahora de algunas señales, de coincidencias que en política no suelen ser casuales.
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