PANORAMA INTERNACIONAL
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Miles de activistas se han unido para crear recaudar firmas y detener el Festival de Yulin celebrado en China.
Dicho festival se realiza para celebrar la llegada del solsticio de verano; y en esta ocasión incluyó el sacrificio de 10.000 perros.
Andrea Gung, activista del Duo Duo Project, lanzó una campaña para poner fin a esta cruel práctica, y hasta el momento han logrado reunir más de 210 mil firmas para su petición.
En Occidente muchas personas ven como un acto de crueldad extrema matar a un perro para comer su carne, la cual, en contraste, es vista en varios países asiáticos como una fuente alimenticia muy nutritiva.
En varios estados de USA y en países europeos como Reino Unido también es legal comer carne de perro.
De acuerdo con la doctora Nathalia Gjersoe, profesora de psicología comportamental de la Universidad Abierta del Reino Unido, los perros son particularmente buenos como mascotas porque tienen muchas habilidades psicológicas que otros animales carecen. Como consecuencia, muchas personas en Occidente viven con ellos y consolidan "fuertes vínculos sociales".
La heroína
Según informó el diario Global Times, la activista Yang Xiaoyun, de 65 años y originaria de Tianjin (noreste), pagó US$24.000 para salvar del sacrificio y consumo a 360 perros y docenas de gatos en el Festival del Lichi y de la Carne de Perro de Yulin, celebrado el lunes en la provincia sureña de Guangxi.
Este año, debido a la creciente indignación ciudadana por esta fiesta y a la caída del negocio de la carne de perro, muchos comerciantes han optado por vender estos animales a Xiaoyun, en vez de sacrificarlos.
Yang refleja el descontento con un festival en un país donde se cree que al menos 30 millones de hogares tienen perros como mascota.
"Quiero difundir el amor de la gente a los perros mediante la construcción de refugios para estos animales y abriendo restaurantes vegetarianos", señaló Yang al diario oficial chino, Diario del Pueblo, y añadió que la celebración de eventos contra el consumo de carne de perro no es un método eficaz.
No obstante, las autoridades chinas rechazaron su plan para construir un refugio para perros en Yulin y Yang se ha visto obligada a establecer una casa de acogida temporal para canes en una carretera remota, desde donde transportará a los perros a su ciudad natal de Tianjin.
La moral y el asco
Pero la conexión especial que se puede sentir con los perros no es el único factor que impide que muchas personas coman carne de perro.
"El asco es contagioso. Lo aprendemos fácilmente de los demás y nos dice lo que es aceptable y lo que no lo es", indicó la doctora Kathleen Taylor en el artículo "Why we don't eat dogs" ("¿Por qué no comemos perros?") publicado en el periódico británico The Guardian.
Es así como entra en juego un nuevo factor: la moral.
Taylor señala que comer carne de perro viola la norma establecida y pone a la persona que lo hace en riesgo de convertirse en un paria social que violó un código moral.
Sin embargo, lo que los occidentales califican de repugnante en el ámbito alimenticio puede variar de país en país.
"Nuestro tabú sobre el consumo de perros dice algo de ellos y mucho de nosotros. Los franceses, que adoran a sus perros, a veces se comen a sus caballos. Los españoles, que adoran a sus caballos, a veces se comen a sus vacas. Los indios, que adoran a sus vacas, a veces se comen a sus perros", escribió Jonathan Safran Foer, autor del libro "Eating animal" ("Comiendo animales") en un artículo publicado en The Wall Street Journal llamado "Let them eat dog" ("Déjenlos que coman perro").
"Aunque el consumo de carne de perro en China se ha incrementado en los últimos 30 años a medida que el país se ha hecho más rico, lo cierto es que no es fácil encontrarla”, le explicó a la BBC Sam Geall, editor del blog medioambiental China Dialogue.
"En los 15 años que llevo viajando por China nunca me han ofrecido carne de perro”, señaló Geall, quien asegura que a veces festivales como el de Yulin se celebran para atraer turistas y no tanto porque se trate de una tradición.
Entre las críticas que vierten los activistas está la de la forma en la que los animales son sacrificados, a veces con la ayuda de veneno que permanece en la carne y puede ser peligroso para el consumo humano.
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