Arakaki y Ponce, atacando a un policía en el piso (Foto: Twitter). |
Con un duro documento, el fiscal Germán Moldes apoyó el pedido de su par Carlos Rívolo para que los militantes del Partido Obrero César Arakaki y Dimas Ponce vuelven a ser detenidos por los incidentes durante el debate por la reforma previsional en el Congreso.
El juez Sergio Torres había procesado a los dos militantes fotografiados intentando golpear a un policía que yacía en el piso durante los incidentes del 18 de diciembre pasado, pero decidió liberarlos porque consideró que no fueron ellos quienes hirieron de gravedad al policía de la Ciudad Brian Escobar.
Torres los había procesado por los delitos de "lesiones en agresión, intimidación pública y atentado contra la autoridad, agravado por haber sido cometido a mano armada y por una reunión de más de tres personas" y dispuso la libertad.
Pero Rívolo apeló lo decisión de Torres de liberar a Arakaki y Ponce y ahora el fiscal ante la Cámara Federal Germán Moldes respaldó su pedido.
Según Moldes, "sobran los indicios que demuestran que Arakaki y Ponce revistan como cuadros o tropa de una disciplinada y belicosa milicia dotada de estructura y organización semi-militarizada y que, en tal carácter, participaron de las acciones del 18 de diciembre en la Plaza de los Dos Congresos, cuando se alzaron contra uno de los poderes del Estado para impedir que cumpla su función".
"De ese modo y teniendo en consideración los medios y dispositivos ofensivos con los que concurrieron a lo que se suponía no sería otra cosa que una 'manifestación pacífica' entiendo, con el Fiscal apelante, que tal como lo exige el código represivo nos hallamos frente al supuesto de quienes 'se alzaren en armas contra alguno de los poderes públicos del Gobierno nacional …' o procuren "… impedir, aunque sea temporariamente, el libre ejercicio de sus facultades constitucionales", prosigue.
Y agrega: "es que esa agresiva caterva –de la que los imputados forman parte- no actúa de manera inconexa ni desordenada. Por el contrario despliega una aceitada gimnasia apta para eludir el accionar policial echando mano a todo un rimero de elementos de camuflaje y disfraz con el fin de evadir la acción de las fuerzas del orden y una parafernalia de asistencia anterior, concomitante y posterior al desarrollo de su actividad criminal. Me refiero al auxilio y la participación orgánica de socorristas, profesionales, comunicadores y supuestas 'organizaciones sociales' prevenidas al efecto".
Y en otro tramo de su escrito, añade: “Esta vez nos tocó contemplar atónitos como se desplegaba un dispositivo beligerante, vandálico y despiadado dirigido sin mayores recatos ni embozo a bloquear el funcionamiento de uno de los poderes del Estado e impedir que cumpla el papel que la Constitución le encomienda".
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