Cecilia Grierson, tomando examen en la Escuela de Enfermería. |
Hoy la Argentina es uno de los países con mayor cantidad de médicos por habitantes con un total de 5 profesionales cada 1.000 personas. Con un total aproximado de 4.500 médicos nuevos que se gradúan cada año, hoy en día el 65% de los estudiantes son mujeres, algo que años atrás era totalmente impensado e irrealista.
Durante muchos años, el ámbito de la Medicina, como casi todos los otros, estaban reservados únicamente para los hombres, no por ley que impidiera la participación de la mujer, pero el ambiente, acompañado de prejuicios y obstáculos, llevaba a la prohibición.
En aquella Ciudad de Buenos Aires del siglo XIX, fue una joven llamada Elida Pazos la primera en ingresar en la Facultad de Medicina de la UBA, y quien luego de recibir el título de Farmacéutica, había conseguido cursar medicina hasta el 5to. año, hasta que la tuberculosis terminó con su joven vida.
Detrás de la injustamente poco valorada lucha de Elida llegó Cecilia Grierson, otra guerrera que estaba decidida a cumplir sus objetivos más allá de toda dificultad.
Hija de inmigrantes escoceses, Jane Duffy y John Parish Roberson Gierson, su familia paterna fue una de las primeras que llegaron de Escocia al país.
Cecilia fue la mayor de 6 hermanos: Catalina, David, Juan, Tomás y Diego. Es una lástima que la vida de esta heroína no sea más conocida e inspire a nuevas generaciones. Lo que consiguió Grierson es comparable con otras grandes luchas que llevaron a cabo otras mujeres argentinas que abrieron surcos.
Cecilia fue la 1ra. médica argentina y la 2da. en Latinoamérica, graduándose el 02/07/1889 en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, a los 30 años, tan sólo por detrás de la chilena Eloísa Díaz: ambas sumaron a la lucha del ascenso de la mujer en el marco profesional.
Cecilia fue una auténtica feminista, antes que el feminismo se pusiera de moda. Con 14 años de edad, instaló con su madre en la estancia de su fallecido padre una escuela donde ejerció la docencia sin poseer título habilitante, algo habitual de la época ante la escasez de profesionales en el ámbito rural.
A los 15 años empezó sus estudios formales como maestra de grado en la Escuela Normal de Señoritas de Buenos Aires fundada por Emma de Caprile, terminando sus estudios en 1878. Una vez obtenido el título, Domingo F. Sarmiento, por entonces Director de Escuelas de la Nación, la nombra maestra en la Escuela Mixta de San Cristóbal, y con su sueldo pudo trasladar a su familia a la capital federal.
Cecilia estaba convencida de su profesión, lo suyo era la docencia. Sin embargo, un triste acontecimiento despertaría su verdadera vocación. Cuando su mejor amiga, Amelia Kenig, enfermó gravemente de una enfermedad respiratoria crónica que la llevó a la tumba, Grierson decide dedicarse a la medicina.
Cecilia ingresó, en 1883, a la Facultad de Ciencias Médicas, donde se graduó 6 años más tarde, en 1889, pese a haber sufrido las descalificaciones de sus profesores y compañeros de estudio. De todas formas nunca abandonó su tarea docente.
Creó escuelas y otros tipos de establecimientos educativos con actividades distintas a la medicina y fue pionera en el tratamiento de niños con discapacidades y otros problemas. También luchó en el marco social por el reconocimiento de los derechos de la mujer, participó en congresos internacionales y elaboró un estudio sobre el Código Civil vigente en el momento, gracias al cual se aprobó un importante cambio, que incluyó importantes derechos para la mujer casada.
Durante sus años de estudio llegó a ser Ayudante del Laboratorio de Histología, cargo que logró mediante una carta que envió a un profesor cuando se enteró de la renuncia del ayudante que se desempeñaba hasta entonces.
También realizó prácticas hospitalarias en la Asistencia Pública y en 1886,fundó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino, fundado en 1874 por un grupo de estudiantes entre quienes estaban José Penna y Juan B. Justo, donde comenzó a funcionar una escuela práctica de medicina con consultorios de diversas especialidades y un centro de investigación y difusión científica.
Allí empezó a desarrollarse la primera Escuela de Enfermeras de América Latina con un plan de estudios formal y su creadora fue la estudiante de medicina Cecilia Grierson, quien dirigió la institución hasta 1913.
Deberían recordarlo los sindicalistas de la sanidad como Carlos West Ocampo y Héctor Daer, quienes tan poco aportan a la mejora profesional de sus afiliados. Fue la misma Grierson quien estableció el uso del uniforme de enfermera, el cual fue adoptado por la mayoría de los países latinoamericanos.
A principios de 1886, la Ciudad de Buenos Aires fue azotada por la 3ra. epidemia de cólera del siglo y la Asistencia Pública requirió la colaboración de todos los estudiantes de medicina. En respuesta a esta emergencia sanitaria, se improvisaron lugares de atención y refugios para enfermos.
Uno de ellos fue la Casa de Aislamiento (actual Hospital Muñiz) y, allí, la estudiante Cecilia Grierson trabajó como ayudante junto de los médicos Penna y González Estévez.
En 1889 consiguió recibirse con su tesis sobre la irritación o histeria en las mujeres recién operadas de ovarios, y comenzó a ejercer como obstetra y kinesióloga, especialidades en las que construyó una extensa trayectoria y llegó a publicar libros específicos sobre el tema.
No logró, en cambio, trabajar como cirujana, a pesar de ser la primera mujer que obtuvo el título habilitante. Se incorporó al Hospital San Roque (luego Ramos Mejía).
En 1891 fue uno de los miembros fundadores de la Asociación Médica Argentina, en 1892 colaboró con la realización de la primera cesárea que tuvo lugar en la Argentina y 2 años después, en 1894, se presentó en el concurso para cubrir el cargo de profesor sustituto de la Cátedra de Obstetricia para Parteras.
Sin embargo, tendrían que pasar más de 30 años para que una mujer, María Teresa Ferrari de Gaudino, alcanzara el cargo. En 1892 fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios y en 1900 fundó el Consejo Nacional de Mujeres y la Asociación Obstétrica Nacional.
Diez años después, presidió el Congreso Argentino de Mujeres Universitarias y se destacó en la Comisión de Sordomudos del Patronato de la Infancia y en numerosos cargos y misiones que le encargaran las autoridades.
La actividad de la doctora Cecilia Grierson fue intensa e ininterrumpida hasta su fallecimiento, el 10/04/1934. Al igual que grandes personajes de nuestra historia, Cecilia murió en la pobreza y debió sobrevivir con una pésima jubilación, y pese a su mala situación, la médica ni siquiera dudó en donar su propiedad en la localidad de Los Cocos (Córdoba) para la construcción de una Escuela, la Nro 189 "Cecilia Grierson".
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