SANA/Handout via REUTERS |
(U24) - El mundo se encuentra en vilo tras las amenazas del Presidente estadounidense, Donald Trump, respecto de una posible represalia al régimen sirio de Bashar al-Assad, por el presunto ataque químico en Duma, Guta del Este, en las afueras de Damasco, el 7/4. Mientras tanto, tanto él como su aliado ruso aseguran que dicho ataque nunca tuvo lugar.
Agencias internacionales se dedican a intentar descifrar qué fue lo que pasó en Duma el 7/4, si fueron utilizados agentes químicos y cuáles, quién es el responsable, cómo y desde dónde habrían sido arrojadas las bombas.
Sin embargo, suponiendo que el incidente por el que se acusa a las fuerzas del régimen hubiese tenido lugar, vale la pena preguntarse: ¿Por qué el líder sirio se arriesgaría a utilizar armas químicas -con las potenciales respuestas que eso podría tener de Occidente- cuando su régimen ya había declarado la victoria sobre el enclave rebelde de Guta del Este, que incluye a Duma?
"Una explicación crucial y principalmente pasada por alto es la presión que (al-Assad) enfrentaba por parte de los alawitas, miembros de la secta minoritaria ligada a los shiitas, a la que los Assad pertenecen.
Muchos alawitas creen que el principal grupo insurgente de Duma, Jaysh al-Islam, o el Ejército del Islam, ha estado reteniendo a alrededor de 7.500 alawitas prisioneros en y alrededor de la ciudad -lo que incluye a generales del Ejército, soldados y civiles -secuestrados o tomados cautivos por los rebeldes a lo largo de los años para intentar sacar concesiones del régimen-", escribió Sam Dagher de The Atlantic.
"A pesar de que los alawitas representan a una proporción pequeña de la población total del país, tienen posiciones clave en el régimen, dominan la policía y abastecen a las principales fuerzas de combate que han estado defendiendo al régimen desde 2011.
Muchas de sus familias extrañan a sus seres queridos, a quienes Assad no parece conseguir liberar, aún cuando les reclama que manden a aún más de sus hijos a la lucha. La habilidad de Assad de recuperarlos es vital para preservar su legitimidad a los ojos de este grupo, un hecho de que Irán y Rusia, sus patrones, también reconocen", explica el semanario estadounidense.
"No nos daremos por vencidos frente a ninguna persona desaparecida o secuestrada y haremos todo lo que sea necesario para liberarla si aún está viva", dijo Assad a familias alawitas el martes, plantea The Atlantic.
Para Assad, en resúmen, demostrar su solidaridad con su propia comunidad podría ser una preocupación mayor que las repercusiones de lanzar un ataque químico. Aunque Assad haya recuperado gran parte del territorio que el régimen había perdido a manos rebeldes, la guerra está lejos de haber terminado.
El autor del artículo de The Atlantic relata que durante los 7 años que duró la guerra siria, él mismo ha hablado con muchos alawitas que sienten que han sacrificado todo para preservar las casi 5 décadas de gobierno de la familia Assad.
Al mismo tiempo, la comunidad cree que de salvar a Assad depende la preservación de su propia existencia, dado que están convencidos de que la mayoría sunnita quiere erradicarlos. Durante la ofensiva reciente en Guta del Este, que implicó casi 2 meses de campañas de arrasar por tierra a los rebeldes con el apoyo de Rusia, explica The Atlantic, muchos alawitas llamaban a infligir el máximo dolor posible para asegurar la libración de los prisioneros.
En marzo, decenas de miles de combatientes rebeldes y civiles de Guta del Este recibieron un pasaje seguro a Idlib, una provincia del norte dominada por la oposición. Esto había sido negociado entre Rusia y los grupos armados.
Mientras los alawitas observaban esta situación, explica The Atlantic, se sintieron "ansiosos y enojados": todavía no habían recibido información sobre sus hermanos, aún retenidos por el Ejército del Islam. "Pero luego las negociaciones lideradas por Rusia con el grupo colapsaron, con el destino de los prisioneros alawitas aún sin haberse resuelto", explica The Atlantic.
"Y Assad decidió aparentemente que era tiempo de acción extrema. El viernes, el régimen sirio reanudó su bombardeo masivo sobre Duma, y emitió un ultimátum a los rebeldes: muerte y caos en una escala sin precedentes a menos que se diera cuenta de todos los prisioneros alawitas o fuesen liberados. Luego vino el presunto ataque con armas químicas en Duma, que involucró una mezcla posible de agentes nerviosos y cloro.
El Ejército del Islam retornó rápido a la mesa de negociaciones para discutir la rendición de Duma, con el destino de los prisioneros alawitas y las personas desaparecidas como el primer ítem de la agenda-un desarrollo que proveyó satisfacción momentánea a las familias", explica The Atlantic.
"Poco después, las madres, esposas y padres alawitas angustiados se apuraron hacia Damasco desde sus pueblos y ciudades en el oeste de Siria, esperando reunirse con sus seres queridos. Pero la esperanza rápidamente se transformó en ira y frustración cuando, para el lunes a la mañana, sólo 200 prisioneros alawitas habían salido de Duma.
La cifra de 7.500 era 'fake news', dijeron, diseminada en un intento de sacar dinero a las familias desesperadas." The Atlantic relata que cientos de alawitas furiosos llevaron a cabo una protesta en el centro de Damasco el lunes, marchando desde un auditorio al lado de la Embajada rusa, que se había transformado en un área de espera para las familias, hacia una de las intersecciones de tráfico más concurridas de la capital del país.
Sam Dagher relata que las fuerzas de seguridad del régimen acordonaron el área y enviaron a representantes de medios estatales para que la gente pudiese descargarse, manteniendo a todo el resto de la prensa afuera.
Esta información proviene de un periodista independiente de Damasco quien, según The Atlantic, fue testigo de la escena. Entre los presentes, había fuerte enojo con el régimen.
"Queremos listas con los nombres de los secuestrados, muertos o vivos. Queremos que nuestra voz llegue a su excelencia, el Presidente, Bashar al-Assad, sólo él", insistió un hombre, según el relato hecho a The Atlantic. "¡Queremos saber el destino de nuestros hijos! ¿Por cuánto los vendieron? ¿Cuánto obtuvieron por la sangre de los mártires? ¿Cuánto?", gritó una madre en llanto.
Sam Dagher concluye observando que la ira que ha ido acumulando la comunidad alawita -a la que el propio al-Assad pertenece- podría convertirse en un factor determinante para el desenlace sirio.
"Es irónico que tas una guerra de 7 años que mató a más de medio millón de personas, desplazó a millones y vio el ascenso y la caída de ISIS y el involucramiento de poderes extranjeros y regionales, la más grande amenaza a la permanencia de Assad al poder todavía podría venir de su propia comunidad alawita",escribió.
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