SOCIEDAD / INFORME ESPECIAL
- Por Maximiliano Acosta @acostamaxi-
(D.POPULAR) - A finales de su mandato, Néstor Kirchner buscó en 2007 comenzar a pisar fuerte en la Ciudad de Buenos Aires. Siempre la observó como el terreno hostíl por excelencia para cualquier partido derivado del peronismo. Dejar un legado útil y cotidiano en la gran urbe era una proyección necesaria.
El 14 de julio de ese año estuvo en Puerto Madero. Se presentó junto a su esposa Cristina Fernández, el entonces Jefe de Gobierno porteño Jorge Telerman y el ex Secretario de Transportes Ricardo Jaime.
El motivo: inaugurar el Tranvía del Este, un proyecto que comenzó con ínfulas de grandeza y dos modelos futuristas de la empresa francesa Alstom, pero nunca logró transportar muchos pasajeros y sólo levantó polémicas por recorrer 16 cuadras en el mismo barrio. En la actualidad, terminó abandonado en un galpón entre Villa Soldati y Floresta.
UN PROYECTO DE "CIEN DÍAS"
En agosto de 2006, Telerman, Jaime y el ex ministro de Planeamiento y Obras Públicas porteño, Pablo Schiavi, dieron una conferencia de prensa en la sala de periodistas de la Casa de Gobierno.
Allí presentaron una maqueta a escala de las dos formaciones Alstom, modelo Citadis 302, de cuatro módulos con 48 asientos fijos y 16 plegables, y con una capacidad de transporte de 300 pasajeros.
Se pagaron cuatro millones de euros al gigante francés, el mismo que estuvo un año antes junto a los Kirchner para intentar instalar el Tren de Alta Velocidad Buenos Aires-Rosario-Córdoba.
Los funcionarios dieron detalles precisos de su recorrido paralelo a la avenida Alicia Moreau de Justo y compuesto por cuatro estaciones entre la avenida Córdoba e Independencia: Córdoba, Corrientes, Belgrano e Independencia. No había que instalar vías, puesto que ya estaban. Corría sobre las de carga de Ferrovías.
Aunque, de todas formas, hubo una inversión de más de 50 millones para mejorar el trayecto.
Pero no iba a quedar en esas cuatro plataformas, según prometían.
Telerman manifestó a los medios el deseo que tenían los dos gobiernos con ese medio de transporte: “El objetivo es ampliar este sistema hacia Retiro y hacia el sur, para complementarlo con los otros sistemas de transportes”.
Desde el inicio hubo un augurio que falló: lo llamaron "el tranvía de los cien días" por el tiempo en que iba a estar listo para funcionar. Hubo que esperar casi un año para su arranque.
LA INAUGURACIÓN QUE COMENZÓ UNA SEMANA DESPUÉS
"Puerto Madero inaugura su tranvía, pero los pasajeros deben esperar", tituló el medio Página12. El corte de cinta de Néstor y Cristina Kirchner fue solamente una apertura simbólica. Las dos formaciones empezaron a llevar pasajeros recién una semana después, el 25 de julio.
“Me emociona ver en Capital Federal nuevamente los tranvías y que recuperemos una de las mejores virtudes que le devuelven calidad a esta capital, una de las mejores del mundo”, manifestó el por entonces Presidente de la Nación.
El miércoles 25 del 2007 el servicio empezó a recorrer sus estaciones de forma diurna, de lunes a sábados de 8 a 23 y los domingos y feriados de 9 a 22, y con una frecuencia de entre 10 a 15 minutos. El valor de cada pasaje era de un peso congelado.
"El Tranvía de Siglo XXI ya recorre Puerto Madero", llevaba el título de la crónica de DIARIO POPULAR sobre el acontecimiento que compartía las páginas de este medio con el dólar que cerró el día anterior a $3.20, el debate de Juan Román Riquelme con Boca por su continuidad y los rumores por una reducción de hinchas visitantes en los partidos de fútbol de la A.
EL FINAL DE UN CUENTO CORTO
Sin conectarlo con las estaciones terminales de los trenes Mitre y San Martín en Retiro, se convirtió rápidamente en un servicio aislado y destinado sólo a los turistas que no deseaban caminar casi veinte cuadras. Nunca se acercó a Caminito, en La Boca, como pretendían.
En octubre de 2012, a poco menos de cinco años, el Tranvía del Este dejó de funcionar.
Tapado con una tela carpa, una de las formaciones permaneció abandonada y vandalizada por graffiteros. La otra estaría en Madrid. En sus estaciones brotó pasto y juntó agua de lluvia. Nunca logró transportar la cantidad de pasajeros que soportaba su capacidad.
El Gobierno Nacional encaró su traslado en 2016 mediante la empresa de logística Vernazza. Las vías fueron removidas para la construcción del Paseo del Bajo. El tranvía nunca estuvo en manos de la Ciudad.
A pesar de rumores sobre la posibilidad de sumarlo al Premetro, desde SBASE (Subterráneos de Buenos Aires) confirmaron a POPULAR que "por el momento no se puede avanzar con la incorporación".
"Por un lado, porque hay que resolver una cuestión administrativa en la que se está avanzando: el tranvía está bajo jurisdicción nacional y debería pasar al ámbito de la Ciudad. Por otro, deberían hacerse algunas adaptaciones para que pueda funcionar", detalló una fuente del organismo.
Hace pocos meses, otro proyecto se acercó al tranvía. La Asociación Amigos del Tranvía y Biblioteca Popular Federico Lacroze le enviaron un texto a SBASE para solicitar una "cesión en custodia o donación”.
"Hay un espacio que guardamos en los talleres Polvorín, del subterráneo, para que en un futuro pueda ser exhibido y, eventualmente, pasear por Caballito. Pero lo importante es tenerlo guardado para que no se estropee", contó Ernesto Falzone, secretario de la entidad, en diálogo con este medio.
El Tranvía del Siglo XXI descansa en el Taller Mariano Acosta. La formación más moderna de la urbe finalizó su recorrido en un galpón.
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