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| MESSI / VIDAL |
(DP) - Si bien a la Argentina le dura la bronca por lo sucedido ante Brasil, el partido de este tercer puesto tiene un condimento especial, tomarse revancha ante Chile por las dos finales perdidas. Argentina quería jugar la finalísima del domingo, no el compromiso contra Chile, por el tercer puesto de la Copa América 2019.
Sin embargo, entre la eficacia de Brasil y los errores arbitrales -VAR incluido-, el superclásico del martes quedó en manos de los dueños de casa, por lo que la ilusión de obtener un título y cortar esa sequía de 26 años que lleva el seleccionado mayor se hizo añicos.
Se sabe que, luego de una derrota en semifinales, cuesta digerir la tristeza y mucho más afrontar en buenas condiciones anímicas este encuentro, que apenas ofrece un premio consuelo.
Sin embargo, la rivalidad que creció ante Chile, verdugo albiceleste en las finales de las dos ediciones anteriores, le pone un condimento especial al partido, que se desarrollará desde las 16 en el Arena Corinthians de San Pablo. Además, el que termine tercero embolsará un millón de dólares más que el cuarto. Televisarán la TV Pública, TyC Sports y DirecTV y también estará disponible en sus aplicaciones web.
CON UN CIERRE QUE VALGA LA PENA
Pese a que ganar hoy no borrará ni aquellas frustraciones que vivió Argentina en las definiciones por penales que favorecieron a los chilenos (2015 en Santiago, 2016 en Estados Unidos), ni la bronca que quedó tras el reciente choque con Brasil, el plantel conducido por Lionel Scaloni tratará de cerrar la campaña de la mejor manera posible, para entonces sí redondear un balance que hasta aquí ya arroja conclusiones, de las positivas y de las negativas.
El equipo fue de menor a mayor y despejó algunas de las muchas dudas que había dejado después de caer frente a Colombia y de igualar con Paraguay, pero quedan otras en medio de un proceso de renovación que lanza infinidad de interrogantes aún sin respuestas.
Chile también llega golpeado por el 0-3 sufrido ante Perú. El abultado marcador adverso y, sobre todo, la flojísima labor individual y colectiva, causaron preocupación y castigaron a un conjunto que, con la base que alcanzó el bicampeonato, viajó a Brasil enarbolando el sueño de la tercera consagración consecutiva.
El miércoles, el Perú de Ricardo Gareca le destrozó esa esperanza y le movió la estantería a La Roja, que ahora buscará despedirse entregando una imagen totalmente distinta a la que se le observó en el clásico del Pacífico.
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