SOCIEDAD / POLICIALES
El 16 de enero de 2014 fue la última vez que vieron con vida al excombatiente de Malvinas Héctor Barraza. Su cuerpo apareció calcinado dentro del baúl de su auto tres días más tarde en un campo de soja de Florencio Varela.
Casi cuatro años después del crimen, la Justicia condenó a prisión perpetua a su exmujer y la nueva pareja de ella, y un cómplice fue condenado a 10 años por ser considerado partícipe secundario del asesinato.
La ilusión que tenía Barraza de reconciliarse con Estela del Valle Figueroa, la mujer con quien había estado casado durante 15 años, fue el punto débil del que se aprovecharon para matarlo. El objetivo era quedarse con su pensión, un botín de 100 mil pesos.
Así fue cómo planearon el engaño, y la víctima cayó en la trampa.
Unos meses antes del crimen, su ex empezó a frecuentarlo otra vez sin que él supiera que había vuelto a formar pareja con Javier Ponce Luque.
Esa noche lo secuestraron y lo llevaron hasta un campo de plantación de soja en el que trabajaba el tercer condenado, un excuñado de Luque identificado como Néstor “Sal Fina” Jara.
La reconstrucción que se pudo hacer de los últimos momentos con vida del veterano dejaron al descubierto la crueldad con que lo mataron. Lo golpearon en la cabeza hasta que estuvo inconsciente y todavía vivo, lo encerraron en el baúl de su auto y lo prendieron fuego. Solo habían quedado cenizas y los forenses tardaron 23 días en lograr confirmar su identidad.Había muerto por asfixia.
"El 8 de febrero enterramos a mi cuñado y el 10 ella estaba en la asociación de veteranos y en la escuela donde él trabajaba reclamando el sueldo y la pensión. Usurpó la casa que él tenía en Florencio Varela sin pedir la llave, ni avisar a nadie de la familia: rompió los candados y se metió.
Ahí empezamos a sospechar de ella, pero recién en agosto de 2014 la detuvieron", contó una cuñada de la víctima a los medios.
El análisis de los registros telefónicos de los tres acusados confirmaron las sospechas, quedaron detenidos y ayer finalmente, se sentaron en el banquillo ante un tribunal para escuchar su sentencia. (TN)
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