PROTESTAS
Nueva marcha estudiantil y nuevos incidentes en Chile
Mientras Sebastián Piñera recalcaba frente a la Asamblea General de la ONU su labor en materia educativa, en Chile miles de estudiantes volvían a tomar las calles de Santiago en reclamo de la permanencia de la educación pública en el país. Y otra vez el gobierno volvió a reprimir a los estudiantes.
Una nueva y multitudinaria marcha de estudiantes por el centro de Santiago, que terminó con disturbios y enfrentamientos, reactivó ayer el conflicto con el gobierno chileno, después de cuatro meses de protestas y reclamos, mientras el presidente, Sebastián Piñera, resaltó en su discurso ante la Asamblea de la ONU lo hecho por su administración para mejorar la educación.
Con las negociaciones con el gobierno estancadas desde hace semanas, más de 100 mil estudiantes marcharon a lo largo de la Alameda Bernardo O’Higgins, en una nueva demostración de fuerzas para exigir cambios y mejoras en la educación, incluye la gratuidad de la universidad.
“Es una marcha absolutamente masiva y que supera nuestras expectativas. Es la demostración de que el movimiento estudiantil no está desgastado como dicen”, explicó el vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH), Giorgio Jackson.
Desde muy temprano, las columnas de estudiantes comenzaron a aglutinarse en las afueras de la Universidad de Santiago para recorrer más de mil metros hasta el frente del Palacio de La Moneda (sede del Ejecutivo), donde antes de los discursos de los dirigentes se desató una batahola entre encapuchados y carabineros, que terminó con el accionar de carros hidrantes y con gases lacrimógenos.
La marcha había sido concebida por los estudiantes y por algunos sectores políticos como una especie de pulso con el gobierno, ya que se estimaba que tras la ruptura de las negociaciones y algunas encuestas que demostraban 9% menos de apoyo a los reclamos que en agosto, el movimiento comenzaba a desgastarse.
“Le hemos cerrado la boca al gobierno. Están las calles llenas de convicciones”, arengó el dirigente Camilo Ballesteros.
La movilización terminó con un número no determinado de detenidos y con un par de heridos leves, según fuentes extraoficiales.
Desde la ONU
Mientras los estudiantes marchaban por las calles de Santiago, en la sede de la ONU, en Nueva York, Piñera destacaba los esfuerzos de su gobierno para mejorar la educación.
“El gobierno ha dispuesto la más grande reforma y los más cuantiosos recursos para aumentar la cobertura en los niños de la menor edad, para que la intervención en la educación llegue a tiempo y adicionalmente, mejorar el financiamiento en todos los niveles de la educación”, dijo el jefe de Estado ante la Asamblea, al tiempo que recordó las protestas de los últimos meses.
En Chile, el vocero del gobierno, Andrés Chadwick, sostuvo que “una marcha más o menos, o más grande o más pequeña, no va a cambiar el tema y la preocupación fundamental del gobierno, de seguir insistiendo en la necesidad de un diálogo”.
Para Jackson, el fracaso de las negociaciones y la falta de una reactivación del diálogo con los estudiantes se debe a que “el gobierno prefirió dar una muestra de autoridad a solucionar el problema de la educación”.
Después de dos encuentros con Piñera y con el ministro de Educación, Felipe Bulnes, los estudiantes rechazaron la propuesta del gobierno por insuficiente, con lo que las negociaciones se encuentran estancadas.
Por lo menos hasta ayer, cuando nuevamente los estudiantes volvieron a ganar la calle.
Con las negociaciones con el gobierno estancadas desde hace semanas, más de 100 mil estudiantes marcharon a lo largo de la Alameda Bernardo O’Higgins, en una nueva demostración de fuerzas para exigir cambios y mejoras en la educación, incluye la gratuidad de la universidad.
“Es una marcha absolutamente masiva y que supera nuestras expectativas. Es la demostración de que el movimiento estudiantil no está desgastado como dicen”, explicó el vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH), Giorgio Jackson.
Desde muy temprano, las columnas de estudiantes comenzaron a aglutinarse en las afueras de la Universidad de Santiago para recorrer más de mil metros hasta el frente del Palacio de La Moneda (sede del Ejecutivo), donde antes de los discursos de los dirigentes se desató una batahola entre encapuchados y carabineros, que terminó con el accionar de carros hidrantes y con gases lacrimógenos.
La marcha había sido concebida por los estudiantes y por algunos sectores políticos como una especie de pulso con el gobierno, ya que se estimaba que tras la ruptura de las negociaciones y algunas encuestas que demostraban 9% menos de apoyo a los reclamos que en agosto, el movimiento comenzaba a desgastarse.
“Le hemos cerrado la boca al gobierno. Están las calles llenas de convicciones”, arengó el dirigente Camilo Ballesteros.
La movilización terminó con un número no determinado de detenidos y con un par de heridos leves, según fuentes extraoficiales.
Desde la ONU
Mientras los estudiantes marchaban por las calles de Santiago, en la sede de la ONU, en Nueva York, Piñera destacaba los esfuerzos de su gobierno para mejorar la educación.
“El gobierno ha dispuesto la más grande reforma y los más cuantiosos recursos para aumentar la cobertura en los niños de la menor edad, para que la intervención en la educación llegue a tiempo y adicionalmente, mejorar el financiamiento en todos los niveles de la educación”, dijo el jefe de Estado ante la Asamblea, al tiempo que recordó las protestas de los últimos meses.
En Chile, el vocero del gobierno, Andrés Chadwick, sostuvo que “una marcha más o menos, o más grande o más pequeña, no va a cambiar el tema y la preocupación fundamental del gobierno, de seguir insistiendo en la necesidad de un diálogo”.
Para Jackson, el fracaso de las negociaciones y la falta de una reactivación del diálogo con los estudiantes se debe a que “el gobierno prefirió dar una muestra de autoridad a solucionar el problema de la educación”.
Después de dos encuentros con Piñera y con el ministro de Educación, Felipe Bulnes, los estudiantes rechazaron la propuesta del gobierno por insuficiente, con lo que las negociaciones se encuentran estancadas.
Por lo menos hasta ayer, cuando nuevamente los estudiantes volvieron a ganar la calle.
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