jueves, 22 de septiembre de 2011

NOTA DE OPINIÓN

PODRÁN DETENER LA PRIMAVERA
-por Alfredo Grande-


“cuando no queden flores para arrancar, la primavera solo conservará el nombre de la cosa”  
(aforismo implicado)


LA INVESTIGACION SOBRE EL DESTINO DE LOPEZ NO DIO RESULTADOS. Una causa en estado de parálisis En el último año, el juez federal Manuel Blanco no ordenó medida alguna, mientras se fueron perdiendo los recursos humanos a disposición de la pesquisa. Unos sesenta cuerpos NN fueron a parar al expediente, pero no aportaron nada.  A cinco años de su desaparición, la investigación sobre el destino de Jorge Julio López no dio ningún resultado y está paralizada. Hubo diferentes hipótesis sobre las razones de la desaparición del testigo, entre ellas que un conocido suyo intentó convencerlo de desdecirse en el juicio y como se negó lo desapareció una patota integrada por ex militares y ex policías, con apoyo de uniformados en actividad. En los hechos, el final del juicio a Etchecolatz estuvo en vilo porque los abogados que iban a hacer su alegato en base a la existencia de un genocidio no tenían un poder de López, sino que eran sus patrocinantes. Esto es, era necesaria su presencia en la sala. Sin embargo, la querella de Justicia Ya presentó un recurso extraordinario que fue aceptado por los jueces, y así pudo haber sentencia, para decepción de la defensa del ex jefe de Investigaciones de la Bonaerense. Por Adriana Meyer. ÚN | AFP.- Una recesión en los países avanzados, que sufren de un "círculo vicioso" económico, afectará a los países emergentes, que "no escaparán ilesos", advirtió este jueves la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.



(APe). - Ayer di una clase en la Primera Escuela de Psicología Social Comunitaria. Funciona en el barrio de Liniers y en Ciudad Evita. Soy psicólogo social y eso me ha costado que dos colegios de psicólogos me consideren persona no grata. Al menos me siguen considerando persona, lo que no es poco. El tema era “Narcisismo”. El amor hacia uno mismo, en una definición que por simplificada, mantiene cierta rigurosidad. Los mandatos de la cultura represora son de imposible cumplimiento y además, paradojales. 


Deberás amar a tu enemigo, pero no podrás amar a tu mejor amigo, que no es otro que vos mismo. Al menos, con el que estás junto desde hace más tiempo. Entonces, la humildad patológica, la servidumbre consentida, el orgullo pisoteado, la dignidad mancillada, la culpa corrosiva, logran que amar-se sea otra de las tantas misiones imposibles. El narcisismo, aun en sus versiones más laxas, es tomado como un acto de soberbia, un exceso perjudicial, un excedente amoroso que perturba las relaciones sociales. ¡Qué narcisista que sos! suena a reproche y queja. Pues bien: subvertir todas las ideas de la cultura represora es necesario para propiciar el cambio fundante. Es necesario el narcisismo para sostener la lucha, contra el viento, la marea y las denigraciones cotidianas. El mandato de amar al enemigo paraliza primero, y es la crónica de un suicidio anunciado. Muchas veces nos odiamos a nosotros mismos, con los matices propios de cada uno y una, y nos empecinamos en amar a quien no solamente no lo merece, sino a quien setenta veces siete y más también, demostró condiciones sobradas para ser aborrecido. La primavera es sinónimo de nacimiento, el florecimiento de la vida. Más que sinónimo, podríamos decir símbolo. Y más que símbolo, fetiche. Nada cambia de un día para otro, de una hora para otra. Lo que sí cambia, es la actitud, la sensación, la mirada, la escucha. Pero el 21 de septiembre se consagra como un nuevo comienzo, ése que no podrá ser detenido. Desde ya, nada más hermoso que ese pensamiento/sentimiento, que sólo un poeta podía expresar. Las artes tienen la cualidad divina de inventar la vida, y con una belleza que está más que ausente en la cotidianeidad vital de millones de personas que tampoco son gratas a la cultura represora. Pero podría haber, y para la cultura represora nada es imposible, una primavera sin flores. Una primavera muerta, como ya hay tierras muertas, aguas muertas, aires moribundos. Hay una justicia muerta que mira con la ñata cómplice contra el vidrio detrás del cual la verdad agoniza. Hay una justicia muerta que consagra la doble y triple injusticia de que en  cada primavera otra vez desaparezca la víctima que fue el testigo coraje. Pero cuyo coraje no alcanzó para que la maldad lo esquivara.  No pudo disfrutar de otras primaveras. Fue una de las flores arrancadas, así como son flores arrancadas los pibes del paco, las mujeres y niñas de la trata, los desnutridos y hambreados, los que trabajan aunque trabajar no alcance para una vida digna y de canasta básica. Flores que ya no crecerán en las tierras que la soja dejará muerta, y que la minería a infierno abierto dejará moribunda y contaminada. Algunos llaman cambio climático lo que en realidad será una catástrofe planetaria. La demencial venta de automóviles, la inevitable escasez y pronta desaparición de recursos naturales, hará que ni la ciudad sea transitable ni que los campos sean vivibles. Hay una cultura transgénica que no deja de apostar a la única primavera que le importa: la del capital multiplicado. Y la permanente vitalidad de los zoológicos que albergan a esa bestia enfurecida y que algunos llaman sistema financiero. Nadie saldrá indemne, dice la reemplazante del renunciante por denuncias de acoso y violación. En lo cual el FMI tiene vasta experiencia, digo en acosar y violar. En esta primavera, hay flores que no estarán para embellecerla. 

Y cuando algunas flores se van, dejan un espacio vacío, pero que rápidamente es llenado con flores de papel, virtuales, de cartón piedra. Culturas de flores muertas que las restituyen en la magia de una virtualidad amplificada que construye lo que denomino alucinatorio social. El rey de los impunes, el privatizador estrella, aquel que le entregó el petróleo a la bestia capitalista, con el beneplácito de algunos que ahora imantaron la brújula hacia otro Polo, también recibe su buena y nueva primavera. Reventar una ciudad entera para ocultar un miserable contrabando, no es punible, o sea, es legal. Legalidades que como las flores muertas, no detendrán la primavera, pero la vaciarán del fundante vital que le da sentido. Mientras tanto, no habrá ninguna primavera para los desaparecidos en democracia, apenas un aterrador invierno. Porque vacía la esperanza que sentenciara que el Estado podía ser de Derecho. Y entonces, hasta podríamos pensar en un mundo donde ninguna flor sea cortada, un mundo feliz de flores permanentes, un mundo hecho a la medida de una computadora portátil, donde serán eternas las flores que supimos programar, pero en el cual la primavera haya sido detenida. Encarcelada. Torturada. Gatillada. Habrá que sostener nuestro invencible narcisismo, amar en nosotros nuestro afán de lucha, para que las primaveras, aunque estén las flores, no sean detenidas. Hasta me atrevo a escribir, naturalmente desde mi propio narcisismo,  que la primavera será revolucionaria o no será.
 

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