AGENCIA / CLAVES
por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Un nuevo paso hacia el fin del actual ciclo político (y la apertura de uno nuevo) se dará hoy. Con sus votos, los argentinos está diseñando una profunda reestructuración del poder y escenario político, que tendrá indudable impacto a nivel económico, productivo y social, ya sea para bien o para mal; pero los cambios vendrán, casi sin posibilidad de evitarlos.
Los sociólogos, politólogos y analistas están recién comenzando a entender las dimensiones del cambio social y político que se está produciendo en la sociedad y que se puede asemejar al que hubo en 1983, 1989 y 2001/2002, que en todos los casos, reconfiguraron todo el espectro político y obligó a generaciones enteras de dirigentes a dejar sus espacios de poder.
Los “animales políticos” que nos gobernaron por décadas están dejando su lugar a una nueva generación de dirigentes que tienen menos gimnasia política, se apoyan más en las encuestas y el marketing político que en sus instintos, que no pueden realizar definiciones tajantes y de claro sentido ideológico al ser consultados y que reemplazan su carencia de “ángel”, de encanto, de poder de seducción, por una actitud más “natural”, mundana, casi de persona “común”.
El kirchnerismo ya no será poder. Sin duda, tendrá una crisis interna por volver al llano, que nunca conoció como tal. Ahora se verá si es el comienzo de un nuevo movimiento personalista que perdurará el Siglo XXI o si la falta de caja generará una fuga masiva de militantes, como en su momento ocurrió con la renovación peronista, el menemismo y el duhaldismo.
Las “espadas” del kirchnerismo buscarán su destino.
Algunos “anidarán” en el Congreso, otros en puestos burocráticos en provincias y municipios, un grupo tendrá como “premio” el ParlaSur; pero sin duda, muchos, serán asiduos visitantes de Tribunales, en especial, luego de ver los movimientos que ha realizado la Justicia en las últimas 3 semanas, donde la “cobertura” que se tendió por meses, e incluso años, se “derrite” al acercarse el 10/12.
El kircherismo peleará por su supervivencia, tanto dentro como fuera del peronismo. Cuando Carlos Zannini le reclamó el viernes a Sergio Massa haber “abandonado” al peronismo, dejó en claro que el kirchnerismo ortodoxo va a tratar de mantener su control sobre el Consejo Nacional del Partido Justicialista y que espera que otros paguen el costo político de haber perdido, por ejemplo, la estratégica Provincia de Buenos Aires.
Cristina Fernández no se irá de la Casa Rosada como una triunfadora con el 54% de los votos que obtuvo en 2011 y con el discurso de que, si le hubiesen permitido presentarse como candidata a Presidente de la Nación, hubiese ganado.
De algo no hay duda: su postulante a gobernador de Buenos Aires, quien también es su Jefe de Gabinete de Ministros, Aníbal Domingo Fernández, cayó derrotado frente a una mujer del PRO a la que denostaron y ningunearon desde una inmensa soberbia.
El peronismo también ingresará en un frenético proceso de elección de nuevos liderazgos. A estas alturas que claro que Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Jorge Milton Capitanich, Florencio Randazzo y José Manuel De la Sota intentarán ocupar el espacio que dejará Cristina Fernández y, quizás, Daniel Scioli.
Pero querer no es poder y, en el peronismo, muchos buscaran “sacar la sortija”, pero en el camino, irán cayendo hasta que quede un solo, o quizás, 2 ganadores.
Recordemos que, entre 1983 y 1989, el peronismo tuvo 3 etapas y liderazgos diferentes hasta volver al poder.
Sergio Massa y el massismo deberán ratificar que fue acertada la estrategia de participar de la contienda electoral pese a tener asegurado el 3er. puesto desde que se cerraron las listas. Los estrategas del Frente Renovador dicen que el ex intendente de Tigre fue la 3ra. fuerza más votada desde 1983.
Sin duda, un buen dato estadístico que habría que revisar midiendo proporciones, no cantidad. Sin embargo, habrá que ver si eso tiene peso en la interna peronista, cuando el grupo intente pararse como los peronistas que más poder tienen en la Provincia de Buenos Aires, donde la interna será salvaje.
Que la “rama política” del peronismo busque un nuevo liderazgo también implica que la “rama sindical” también se reestructurará, buscando una unificación que les devuelva parte de la fuerza perdida.
Sin embargo, en el mundo sindical peronista, por razones biológicas, va producirse un recambio generacional que será muy costoso y complicado, dado que los gremialistas son complicados para generar transiciones en sus propias estructuras internas.
El radicalismo también tendrá un proceso de reestructuración profundo. El ocaso de Ricardo Alfonsín ya comenzó. Julio Cleto Cobos deberá conformarse con una poltrona en el Congreso. Gerardo Morales tiene el desafío de gobernar Jujuy.
Ernesto Sanz dice que no quiere seguir siendo titular de la Unión Cívica Radical y Oscar Aguad tiene muchos enemigos internos. Por eso, en principio, se anticipa un duro proceso, donde no habrá que sorprenderse si hay nuevas divisiones internas.
Progresistas, socialistas y el universo de agrupaciones de izquierda buscarán recuperar parte del escenario político y porcentaje de militantes que les “robó” el kirchnerismo con sus acciones y medidas.
Dado que el péndulo político parece girar hacia la centro derecha, quedará todo un universo de votantes por tentar, pero antes, deberán resolver cuestiones internas (como la traición socialista a Margarita Stolbizer o la “desaparición” durante la campaña de Fernando “Pino” Solanas), que quizás, atomice aún más a las agrupaciones que ocupan todo este espacio ideológico.
Gobernar, en forma simultánea a la Nación, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires será un inmenso desafío para el macrismo.
Gestión y gobernabilidad se combinarán con política y eficiencia, negociación y acuerdos, todo para poder responder el mandato de los votantes que, sin ninguna dudas, exigen un cambio más que profundo.
María Eugenia Vidal se prepara para enviar al Legislativo una profunda reforma política en la Provincia de Buenos Aires para acabar con la boleta 'sábana'. El voto electrónico promete cambiar la realidad política de la provincia que tiene el poder de decidir los destinos de la Argentina.
Pero, además, hay un fuerte reclamo en la lucha contra las drogas y allí será donde la Gobernadora bonaerense y su equipo deberá responder en forma contundente, con lo complicado que implica luchar contra el narcotráfico.
Eliminar la “sensación de inseguridad", tal como se la llamó, será un desafío hercúleo para superar.
La palabra que más escucharemos los próximos dos años es “gobernabilidad”. Las urnas otorgarán legalidad. La diferencia de votos entre el 1ro. y 2do. concederán legitimidad.
Pero la gobernabilidad se obtendrá combinando 3 efectos:
- baja conflictividad social,
- bajo costo social de las medidas que se tomen, y
- rápidos resultados a nivel económico.
Es cierto que los argentinos se cansaron de 12 años de kirchnerismo, pero también se cansaron de 4 años de recesión, de 8 años de alta inflación, de 10 años de default, de 12 años de aumento constante de la presión impositiva y de 15 años de corrupción creciente.
En esta elección se ha votado por política, pero también por economía.
El “modelo kirchnerista” fracasó hace muchos años y el grueso de la sociedad busca otro “modelo” a seguir.
Puede dar chances al futuro Presidente de la Nación, pero el espacio de maniobra es limitado.
Hoy, estamos dando el tiro de gracia a un ciclo político y comenzando uno nuevo.
En 18 días estará jurando un nuevo Presidente de la Nación y no tendrá 100 días de gracia. A partir de ahora, todo será a la velocidad de un relámpago. Lo bueno y lo malo pasará como un Fórmula 1 frente a nuestras narices.
Muchas cosas no nos damos cuenta que se estarán produciendo. Vienen épocas de vértigo.
No es malo, venimos de muchos años de una “paz de los sepulcros” que sólo le sirvió a uno pocos. A celebrar, el futuro está comenzando ahora mismo…
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