POLÍTICA / NOTA DE OPINIÓN
por PATRICIO GIUSTO
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Diagnóstico Político). El cambio que representa el triunfo de Mauricio Macri tiene un enorme significado político. Cambiemos es la primera coalición política no liderada por el PJ o la UCR que asume la Presidencia en Argentina desde la década de 1930.
Desde ese entonces, interrupciones militares de por medio, sólo fueron consagrados por el voto popular presidentes peronistas o radicales.
Mediante la conformación de Compromiso Para el Cambio en 2002 y luego el PRO en 2005, Macri inició la lenta pero constante construcción de una fuerza política nacional alternativa, por fuera de las estructuras tradicionales del PJ y la UCR. Algo que varios líderes de centroderecha ya habían intentado sin éxito en anteriores oportunidades.
Por mencionar los casos más recientes: Julio Alsogaray (UCeDé) en 1989, Domingo Cavallo (Acción Por la República) en 1999 y Ricardo López Murphy (Recrear) en 2003.
Es destacable la perseverancia personal de Macri y sus innegables aciertos en cuanto a la estrategia política y comunicacional para el logro del objetivo presidencial.
Además, Macri supo aprovechar el contexto de profundo desgaste del oficialismo tras 12 años en el poder, la fuerte fragmentación del Partido Justicialista y la virtual desaparición de la UCR como fuerza política nacional.
Pese a fuertes cuestionamientos internos y externos, Macri acertó al apostar a una alianza con Elisa Carrió (Coalición Cívica) y Ernesto Sanz (UCR).
Asimismo, de acuerdo al balance final, hizo lo correcto a la hora de rechazar un acuerdo electoral con Sergio Massa. En esos aciertos, mucho tuvieron que ver referentes clave de su equipo, especialmente Marcos Peña, jefe de campaña y futuro Jefe de gabinete Macri. La contracara del éxito de Macri fueron la Presidenta Cristina Kirchner y su espacio
político, que nunca se mostró completamente unido para apoyar a Scioli.
EL NUEVO MAPA POLÍTICO EN LAS PROVINCIAS Y EL CONGRESO NACIONAL
Macri tendrá el desafío de gobernar con un mapa político inédito, a priori favorable para el afianzamiento de su liderazgo y concreción de planes de gobierno. Manejará la Nación, pero también controlará la provincia de Buenos Aires, con María Eugenia Vidal (la gran revelación de la elección); y la Ciudad, a través de Horacio Rodríguez Larreta.
A su vez, Macri tendrá tres gobernadores radicales aliados: Alfredo Cornejo (Mendoza), Ricardo Colombi (Corrientes) y Gerardo Morales (Jujuy).
No obstante, el mapa de aliados podría ampliarse con gobernadores del PJ no kirchnerista, como Juan Schiaretti (Córdoba), Carlos Verna (La Pampa) y Alberto Rodríguez Saá (San Luis).
También podrían sumarse a este lote el neuquino Omar Gutiérrez, del partido provincial MPN, y el socialista santafecino Miguel Lifschitz.
Y no hay que descartar como potenciales aliados a gobernadores hoy kirchneristas, quienes huérfanos políticamente a partir de diciembre podrían evaluar más conveniente aliarse a Macri. Todo ello en un contexto de crecientes necesidades financieras para muchos de esos distritos.
Esos posibles reacomodamientos políticos a nivel provincial seguramente tendrán su correlato en la reconfiguración de los bloques del Congreso Nacional. Por ello, no tiene mucho sentido analizar la foto de la conformación legislativa a partir 10 de diciembre, en la cual el kirchnerismo contará con la primera minoría en Diputados y tendrá mayoría en el Senado.
En principio, es altamente probable la concreción de un gran acuerdo legislativo de Cambiemos con el bloque de Sergio Massa.
Eso le permitiría a Macri controlar, al menos, la Cámara de Diputados.
ECONOMÍA Y PAZ SOCIAL, DOS GRANDES DESAFÍOS PARA LA PRIMERA ETAPA MACRI
Macri asumirá la Presidencia de la Nación con una pesada herencia a cuestas, de la cual se destacan dos grandes desafíos, íntimamente relacionados, a afrontar en la primera etapa de gestión.
Economía: El kirchnerismo deja la economía del país en un estado muy delicado.
Entre los graves problemas a resolver se destaca la alta inflación, en torno al 25% anual (una de las tasas más elevadas del mundo). Relacionado a esa cuestión, hay que frenar la caída de reservas financieras, como así también el desplome de la actividad económica y de las exportaciones. También se necesita sanear el creciente déficit fiscal, exacerbado por la emisión monetaria descontrolada y una descomunal masa de subsidios ineficientes.
Por otra parte, Macri ya planteó la necesidad de liberar el cepo cambiario (en principio, se haría manera gradual), como así también las restricciones a las importaciones. Todo esto ha traído como consecuencia un aumento en los niveles de desempleo, pobreza y exclusión, hoy equiparables a los registrados a fines de la década del ‘90.
Paz social: ¿Podrá Macri lograr los acuerdos y consensos necesarios con los diversos sectores económicos, sindicales y sociales del país, para poder garantizar la gobernabilidad y la paz social? El líder de Cambiemos asumirá con las confederaciones sindicales divididas y con una agenda de reclamos salariales y laborales que se ha venido postergando, a la espera del nuevo Presidente.
La inminente reapertura de las paritarias con los principales sindicatos será, sin dudas, una de las primeras pruebas de fuego de su gestión. Por otro lado, Macri deberá resolver qué hacer y cómo relacionarse a partir de ahora con las mega-organizaciones sociales que fomentó el kirchnerismo, a fuerza de millonarios planes y subsidios. Una bomba difícil de desactivar.
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