POLÍTICA / NOTA DE OPINIÓN
por EDGAR MAINHARD
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Al final, el triunfo de Mauricio Macri no fue tan ampuloso como parecía en las bocas de urna. Otra vez habrá que corregir metodologías para identificar mejor cómo sufragan los ciudadanos.
Ganar por 5 puntos no es igual a ganar por 15. Con casi 98% de las mesas escrutadas, la diferencia es de 3 puntos porcentuales.
El 'discurso del miedo' impactó en el sector más vulnerable de la población.
En la 3ra. Sección Electoral del GBA fue importante, reconocieron en el Comando de Campaña de Cambiemos. Y en el Norte clientelar, territorio donde se impone cuanto antes una reforma político-electoral.
El Mundo K afirma que ha logrado sobrevivir: liquidó a Daniel Scioli y reivindica un 50% de los sufragios. Y desde ahí amenazan con condicionar y discutirlo todo. Días complejos se avecinan.
La sensación que hubiese transmitido una diferencia de 15 puntos era la de un Macri ganador abultado, posición que le garantizaba más fortaleza y autonomía inicial, pero ahora queda la idea de una sociedad dividida casi por la mitad.
El resultado obliga a Macri, lo condiciona. Es un dato político insoslayable a la hora de comenzar a evaluar las decisiones enormes que tiene por delante el futuro Presidente de la Nación.
Macri luce más condicionado que antes por la necesidad de buscar acuerdos de gobernabilidad.
Sin duda, esa deberá resultar una tarea imprescindible, complementaria a la designación de colaboradores, impartirles directivas y concretar la transición institucional, para lo que quedan apenas 2 semanas y media.
EL TRIUNFADOR
Macri es el ganador del balotaje y gobernará durante 4 años una ciclotímica y expectante Argentina pero ¿quién perdió?
Es importante precisarlo para darle contexto e identidad a la victoria.
¿Perdió Cristina Fernández de Kirchner o perdió Daniel Scioli? ¿Perdió el Frente para la Victoria o perdió el Partido Justicialista?
Sin duda que, así como ella pensaba tener más protagonismo en caso de una victoria, Cristina padece mayor participación en la derrota porque ella condicionó, definió y erosionó el proselitismo de Scioli.
Cristina fue quien, cuando le llegó el 1er. boca de urna matutino tan desagradable para el FpV, decidió romper la veda y exigir el sufragio para Scioli de manera casi brutal, intentando así torcer la tendencia de los electores.
Es importante señalar el rol de Cristina en la derrota de Scioli para impedirle la construcción de la utopía del regreso victorioso, con Macri subido a un helicóptero, tal como lo anhelan en el FpV y la propia Presidente de la Nación saliente lo deslizó durante un discurso por radio y TV.
Curiosas las relaciones establecidas por Cristina tanto con Macri como con Scioli porque, lejos de definir parámetros propios, ella asumió los respectivos enfoques que su marido muerto, Néstor, mantuvo acerca de ambos.
Y otra vez más Néstor erró, tal como en 2009.
NÉSTOR K
Néstor subestimaba tanto a Macri como a Scioli. En el caso de Macri, a Néstor le interesaba ubicarlo como líder de la centroderecha porque creía que, entonces, él se quedaba con el resto de la opinión pública.
Néstor afirmaba que Macri era el adversario que más le convenía porque obligaba a todos a concederle a él la representación del 'progresismo'.
Néstor, al igual que todos los kirchneristas auténticos, decidió no ver la brecha que a menudo existe entre la ilusión y la realidad. Por ese motivo él instaló a Macri como el enemigo más conveniente ya que lo imaginaba políticamente torpe, apenas un 'niño rico', caprichoso y vulnerable.
Aún cuando hubiese información disponible acerca de las limitaciones posibles del liderazgo de Macri, Néstor Kirchner exageró al presentar a la política como una ciencia oculta en una Argentina clientelar donde todo depende más de la chequera que de las ideas.
Cualquiera puede hacer carrera en la política doméstica... y cualquiera puede perder lo obtenido, tal como le sucedió a Nestor en 2009, cuando quedaron en evidencia las limitaciones intrínsecas que acumulaba el FpV.
Ya antes de la muerte de su fundador, el FpV exhibía síntomas de agotamiento de su propuesta, y avanzaba hacia una nueva derrota consecutiva. Pero entonces llegó la Parca al rescate: Néstor murió y el especulativo marketing del luto le concedió bríos a su viuda, quien ganó otro mandato presidencial.
Por entonces ocurrió un fuerte debate interno en el PRO acerca de la conveniencia de enfrentar o no a Cristina. Si Macri no se exponía a ese desafío, ¿qué tal sería enviar a la contienda a Gabriela Michetti? Finalmente, el PRO decidió no participar y se recluyó en la Ciudad de Buenos Aires, su territorio de refugio.
AY CRISTINA
Cristina ganó en 2011 pero dilapidó su poder a marcha forzada, y apenas 2 años después sufrió una estrepitosa derrota en la que perdió su ambición de reforma constitucional para competir por un 3er. mandato presidencial seguido.
Así, en aquel 2013 surgió Sergio Massa como opositor, en alianza bonaerense con el PRO de Macri. A su vez también se fortaleció el proyecto político de Scioli.
En los 2 años siguientes, hasta 2015, Macri cumplió con rigidez el guión elaborado por Jaime Durán Barba y ejecutado con eficiencia por Marcos Peña, con el cambio de época como bandera.
Macri se equivocó menos que Massa, y acaba de ganarle el balotaje a Scioli.
Pero Cristina hizo aportes notables al proselitismo de Macri, más por ignorancia e inexplicable tosudez que por imaginación y maquiavelismo.
En forma simultánea, ella incrementó el hartazgo de la opinión pública hacia su estilo, a la vez que le fue quitando contenido a Scioli.
Durante 12 años Scioli había crecido en popularidad presentándose como la esperanza alternativa a los Kirchner.
Muchos ciudadanos lo sospechaban como el dirigente que podría ponerle un límite a los K. Ellos creían que él convivía con los K pero no era K. Los K lo necesitaban, pero él esperaba el momento de su rebeldía. Sin embargo, resultó todo mentira.
Peor aún: Cristina decidió, por vanidad, exhibir el engaño de esa imagen.
Ya en 2013, cuando Scioli había decidido no romper con Cristina, él expuso ante la sociedad muchas dudas acerca de cuál era su pensamiento verdadero, y por eso esas personas se marcharon con el Frente Renovador.
Pero los K no premiaron a Scioli por su lealtad sino que lo culparon por permanecer ambicionando la herencia. La comedia de enredos transcurrió sin tregua.
En 2015, Scioli fue obligado a apostar todo a Cristina para que ella le transfiriese su imagen positiva, que le bastaría para ganar, de acuerdo a la Casa Rosada.
Scioli obedeció y se aferró a Cristina, quien sin embargo le levantó obstáculos, lo limitó, despreció y sometió. Precisamente por todo eso, Cristina es la derrotada mayor.
En cuanto a Scioli, él ya no tiene futuro político porque carece de territorio, de estructura y de identidad.
Él renunció a crear el sciolismo para asumirse como K cuando ni siquiera es K y el cambio que viene no contempla un espacio para los K.
Scioli podrá marcharse para un largo descanso en Italia, tal como proyectaba hacerlo luego de las PASO y las inundaciones bonaerenses se lo impidieron.
PJ &; UCR
¿Ganó Macri o perdió el FpV? En verdad, ganó el deseo de cambio de la mayoría de la sociedad, que Macri interpretó mejor que Scioli.
Una gran porción de la sociedad decidió jubilar al kirchnerismo, y Macri pudo convencer más que Massa que podía lograrlo en este momento.
Entonces, el peronismo pierde el gobierno a manos de una fuerza político-partidaria novel, a la que le demandó escasos 12 años llegar al Poder Ejecutivo Nacional.
El peronismo tendrá que iniciar una profunda reorganización doméstica, interesante coyuntura que le concederá a Macri algún oxígeno inicial cuando emprenda la durísima tarea que él tiene por delante.
¿Qué ocurrirá con el radicalismo, protagonista otra vez de un triunfo electoral? Ocurrió en 1983 y en 1999, e inclusive la UCR K fue socia de Cristina en el éxito de 2007.
Sin embargo, la UCR no pudo concluir en tiempo y forma en ninguna de esas experiencias. En 1983, entre los 'carapintadas' y la hiperinflación anticiparon la salida. En diciembre de 1999 Fernando De la Rúa se marchó en helicóptero. En 2008, el voto no positivo de Julio Cobos dinamitó la sociedad gobernante.
La duda principal hoy día acerca de la UCR consiste en que su ideario es tan difuso como el del peronismo. Ambos protagonistas del bipartidismo en crisis tienen ideas, enfoques y modos muy distintos a lo que requiere la sociedad argentina en el siglo 21, y al desafío que propone el mundo global.
La UCR, al igual que el PJ, tiene pendiente una reorganización y actualización de líderes, doctrinas y procedimientos, y eso puede ayudar o dificultad la sociedad con el PRO.
Todo dependerá de cómo lo concrete. Los senadores nacionales Ernesto Sanz y Gerardo Morales pueden aportar mucho a que el cambio no sea conflictivo para el cambio de época prometido por Macri.
En fin, ganó Macri pero esto recién comienza. Es de esperar que le vaya bien, que suceda una transición con Cristina lo más ordenada posible y que la oxigenación reclamada por la sociedad pueda ocurrir en tiempo y forma.
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