DEPORTES / TENIS ADAPTADO
Por MARIANO VERRINA / CLARIN
Gustavo Fernández partió el jueves rumbo a Australia.
Junto a su novia tomó el vuelo de la medianoche y cruzó el mundo con el sueño de defender su título en el primer Grand Slam del año. Pero cuando llegó al aeropuerto se topó con una noticia inesperada: el cuadro de su silla de ruedas no había sido enviado. Sin eso, no puede entrenarse y mucho menos salir a la cancha para disputar un torneo.
Desde ese momento comenzó el periplo del tenista cordobés de 23 años campeón de Roland Garros en 2016 y de Australia 2017, en singles, y de Wimbledon 2015 en dobles.
Lo primero que hizo Fernández fue catarsis a través de su cuenta de Twitter al ver que la aerolínea Air New Zealand no le ofrecía respuestas a su reclamo.
"Me perdieron mi silla de ruedas y no tuvieron la cortesía de contestar el teléfono en todo el día. Por favor, comuníquense conmigo lo antes posible".
Una hora más tarde, la cuenta oficial de Air New Zealand respondió: "Hola Gusti, lamentamos mucho oír esto. ¿Podrías mandarnos un mensaje directo para más información?".
Mientras tanto, desde Argentina familiares y amigos del Lobito empezaron a gestar un plan para solucionar el inconveniente del tenista número uno del mundo del ranking de la International Tennis Federation (ITF).
“La silla se divide en dos: por un lado la estructura y por el otro el cuadro, que es lo que se hace a medida. Eso es lo más importante, porque está hecho con las preferencias de Gustavo. No es algo que se pueda conseguir allá en Australia”, explica a Clarín Agustín Segreti, amigo de Fernández y el encargado de la logística desde Córdoba.
¿Cuáles son los pasos a seguir?
"Hay un cuadro alternativo, que tiene Gustavo en Río Tercero y que está en desuso. La idea es mandarlo para Australia, así puede empezar a entrenarse", detalla.
Mientras desde la aerolínea no llegan novedades, con la dificultad propia de la diferencia horaria (hay 14 horas más en Melbourne) y sin saber aún dónde está el cuadro original que usa Fernández en su silla de ruedas, irán por un plan B.
La idea es que el "cuadro alternativo" viaje de Río Tercero a Córdoba y de allí a Ezeiza esta tarde. No hay vuelos entre la provincia mediterránea y Australia así que es inevitable una escala por Buenos Aires.
Y allí apelarán a la buena predisposición de algún pasajero.
"Necesitamos que el cuadro llegue antes de las 9 de la noche a Buenos Aires. Y que en Ezeiza un pasajero tenga la amabilidad de despacharlo como propio en el vuelo de esta medianoche", relató Segreti.
El vuelo ya está completo y tarda 20 horas y 30 minutos en llegar destino tras una escala en Auckland.
Gustavo Fernández ya está en Australia con la intención de repetir la hazaña en el primer Grand Slam del año, que se juega del 24 al 27 de enero.
Aunque el calendario de la ITF presenta dos escalas para llegar de la mejor manera: Sidney (del 19 al 13 de enero) y Melbourne (del 16 al 20), donde se consagró campeón en 2017.
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