INTERNACIONAL / TAILANDIA
(TN) - El primer contacto que los doce nenes y su entrenador rescatados de una cueva de Tailandia tuvieron con sus familias fue duro: como se encuentran en cuarentena, los tuvieron que saludar detrás de un vidrio. Sin embargo, algunos ya podrán reunirse con sus familias, indicaron las autoridades.
A una distancia de dos metros, con guantes y ropa especial, los papás y mamás de ocho de los 13 liberados podrán acceder a la sala donde se encuentran sus seres queridos ingresados en el hospital provincial de Chiang Rai, norte del país.
Todavía falta para el abrazo, pero ya estarán mucho más cerca.
Los cinco restantes, cuatro niños y el adulto, que fueron los últimos en salir de las profundidades de la caverna el martes, permanecerán al menos un día más en cuarentena para evitar el contagio de posibles enfermedades.
"Hay que mantener un protocolo de seguridad debido al débil sistema inmunológico de los menores" que estuvieron atrapados durante dos semanas en el interior de la montaña, indicó durante una rueda de prensa uno de los médicos que evalúa al grupo.
"Tengo muchas ganas de abrazar a mi sobrino", dijo anoche a los medios Amporn Srivichai, tía de Ekapol Chantawong, el entrenador de los chicos del equipo de fútbol "los jabalíes salvajes" y quien fue el último en abandonar la caverna.
Según contaron los nenes, lograron sobrevivir durante los nueve días que pasaron solos gracias a Chantawong. El hombre, que se había ordenado como monje budista cuando era más joven, les enseñó cómo beber el agua que se filtraba desde las estalactitas, y no la sucia de la corriente, racionó los pocos víveres que llevaban, les ayudó a meditar y les ordenó dormir y descansar todo lo que pudieran para ahorrar energía.
Ahora todos se recuperan con normalidad y su vida no corre peligro, a pesar de que perdieron en promedio unos dos kilos de peso cada uno durante los días que permanecieron en la gruta.
Los médicos dijeron que tres de los menores registran cuadros leves de neumonía y uno es tratado por un corte en la pierna derecha.
En un primer momento, los chicos tuvieron que llevar lentes de sol para proteger su vista. Oftalmólogos se encargan de comprobar si sufren algún problema ocular después de permanecer tanto tiempo en la oscuridad.
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