Gráfico Economía & Regiones. |
(U24) - Tras afirmar que "ninguna de las dos principales fuerzas electorales está trabajando en un plan económico consistente", dado que no hay equipos formados, que solo piensan en ganar las elecciones, y que asumirán por tanto sin plan, y con la peor coyuntura y fundamentos macroeconómicos de los últimos 15 años, el último informe de 'Economía & Regiones' concluye que "solo podemos esperar algo peor tras las elecciones", gane quien gane, y más allá de la "paz" momentánea.
Sin plan y con problemas macro casi récord, "lo más sensato sería descontar que se va crecer económicamente y que la inflación bajará en serio en 2019".
En efecto, se sostiene en el Semanario Económico de esta semana que "sólo después de ver varias reformas estructurales de fondo diseñadas y aplicadas todas juntas, la clase empresaria podrá pensar en un cambio de escenario y en posibilidades de comenzar a pensar en planes de negocios expansivos y ambiciosos. Antes no. Las reformas estructurales que se necesitan para que 2020 sea mejor que 2019, deben ser aplicadas rápidamente, pero el problema es que no son ni de sencilla aplicación, ni de fácil aceptación bajo la cultura de la población argentina en general y de la política en particular".
Desde el gobierno la apuesta es la apreciación (transitoria) del tipo de cambio real, para desacelerar transitoriamente la inflación, mejorar un poco el ingreso real y así apuntalar el consumo, esperando que ella tenga su efecto en las urnas. A la par, desde lo político, insiste con el miedo polarizador tal como fue aplicado en 2017.
La primera, es efectiva en el corto plazo, la segunda resultó exitosa en las últimas elecciones. Pero ninguna de ellas es sostenible en el mediano y largo plazo. Eso sí, es funcional al objetivo único: "mantenerse en el poder". Luego, se verá...
Pero, según el mismo informe, si Todos gana las elecciones, también asumiría sin plan económico para 2020/2023. Sobre las reformas estructurales necesarias, y tras una breve revisión histórica, el informe afirma que en el país, éstas "sólo suceden después de las crisis y porque no queda otra. Argentina está en trayectoria de crisis, de una crisis con riesgo de default.
En este sentido, se podría decir que en términos de trayectoria temporal y considerando la crisis a futuro, el año 2019 cumple el “rol” que 1988 y 2000 cumplieron para la crisis de 1989 y 2002; respectivamente. La crisis se puede evitar con reformas estructurales. Hay que tener en claro si a comienzos de 2020 se aplican todas las reformas que se necesitan; sería la primera vez que la clase dirigente actúa por delante y anticipándose a los acontecimientos".
Pero el país no volverá a crecer "si no hay una reforma que achique el Estado, baje el gasto público y reduzca drásticamente la presión tributaria y las regulaciones", y la inflación no bajará "en serio" con el BCRA diseñando y aplicando la política monetaria. La autoridad monetaria no sólo no tiene reputación, ni credibilidad, sino que además, "el balance del BCRA está quebrado, lo cual implica una promesa de más devaluación y más inflación a futuro", así ocurrió 2014; 2016; 2018 y también 2019.
El mayor dilema de los políticos argentinos, es que siempre hacen lo mismo, esperando diferentes resultados. Ejemplo de ello es justamente, la performance actual cambiaria: "La actual estabilidad cambiaria en torno a $43 luego de que el dólar saltara a $45/$46, es muy similar al anterior episodio en el cual se había logrado una estabilidad en torno a $37/$38 luego de que había saltado a $41/$42". En ese momento, recuerda el informe, la estabilidad duró seis meses. Solo que esta vez, hay una diferencia, aunque única: es que "el actual ajuste fiscal que está llevando adelante el gobierno nacional podría prolongar la duración de la presente estabilidad cambiaria que lleva 3 meses y medio.
De hecho, todo parecía indicar que la presente estabilidad llega a las PASO. Luego, la duración de la estabilidad dependerá del combo resultado de las PASO y si el ajuste fiscal continúa o no.
" De todas maneras, insiste en que si no se resuelve los problemas de fondo y no se puede crecer, se tenderá a un equilibrio de tipo de cambio real más alto, es decir; dólar más caro. Y son "bajas las probabilidades que el próximo gobierno ponga en funcionamiento todas las reformas estructurales que el sector privado necesita a comienzos de 2020. Sin reformas estructurales, las posibilidades de crecer se desvanecen, la chance de que baje la inflación “en serio” se evapora y por ende, la realidad de un tipo de cambio real más elevado cobra fuerza para comienzos del año que viene. En este sentido, no podría sorprender un verano 2020 complicado".
Por último, menciona al Estado sobredimensionado que es imposible de financiar y ahoga al sector privado: "No reducir el tamaño del Estado no sólo perpetúa, sino que potencian sus efectos negativos sobre los negocios, la inversión, la acumulación de capital y el crecimiento. Al haber cada vez más stock de capital, sólo se puede hacer cada vez menos negocios y ganar menos dinero. Ergo, la inversión se reduce y el stock de capital crece menos aún, potenciándose un círculo vicioso de resultados negativos y empobrecimiento. Hacer las cosas mal 12 años tiene peores efectos que hacerlas mal 8 o 4 años, porque los efectos negativos se acumulan unos sobre otros potenciando los problemas."
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