INFORME ESPECIAL

Los adolescentes argentinos y sus valores

Los agoreros de la juventud actual suelen manifestar su falta de compromiso con la realidad y el no poseer ninguna clase de valores en su horizonte personal. Por qué la realidad muestra una situación contraria la planteada por los pesimistas, y qué piensan los jóvenes argentinos sobre situaciones diarias de la vida nacional.

Como muy pocas veces a lo largo de la historia nacional, los jóvenes han estado sumergidos en la lupa de los predigistadores de turno, que señalan que es una generación “perdida, sin valores y sin perspectivas a corto y mediano plazo en su horizonte personal”. 

Es por eso que los estudios relacionados con la juventud y sobre qué es lo que piensan los más jóvenes tienen especial importancia a la hora de saber cuáles son sus intereses y qué es lo que verdaderamente llama la atención de los adolescentes.

 

Una de las opiniones adversas de aquellos que ven en los más jóvenes toda una clase de males que en su mayor parte no condicen con la realidad, es que ante la falta de expectativas de su vida que ven los adolescentes, muchos de ellos se sumergen en un vacío casi imposible de sacarlos por parte de las familias y amigos.

 

Un estudio efectuado por el Ministerio de Educación de la Nación, que conduce Alberto Sileoni, a 1.000 alumnos de 6to grado a 2do año de Medio (11 a 15 años), en escuelas públicas de las provincias de Buenos Aires, Chubut, Córdoba, Mendoza y Santa Fe, y denominado “La cultura democrática de los adolescentes”, muestra la visión que los jóvenes tienen sobre una serie de valores centrales para la convivencia democrática.

 

Ante la pregunta si estaba bien o mal no pagar los impuestos, los jóvenes tomados para la muestra contestaron en un abrumador 60 por ciento que está mal no hacerlo, contra un 30% respondió que estaba bien siempre o a veces no pagarlos de acuerdo a la circunstancia de cada uno, mientras que un 10% de los chicos no supo qué contestar a la pregunta.

 

Otra de las consultas del estudio del trabajo del Ministerio de Educación abarcó si estaba bien para los chicos comprar algo, aunque sepas que es robado, si es que sale más barato. Aquí, el 70 por ciento de los jóvenes respondió que no está bien, contra un 25% que dijo que estaba bien hacerlo, y un 5% que no tiene una opinión formada sobre el caso.

 

Respecto a si está bien pagar una coima o no, la opinión desfavorable a hacer este acto arraigado en casi la mayor parte de los argentinos fue mayoritaria, ya que el 70% de los chicos rechaza esta metodología, contra un 20% que lo avala y un 10% que no supo qué contestar ante la consulta efectuada por los especialistas.

 

En otro de los apartados se les preguntó a los adolescentes si ¿los inmigrantes que no tienen documento argentino, tienen derecho a estudiar en una escuela pública?, a lo que seis de cada 10 dijeron que sí, que estaba bien que lo hicieran en un establecimiento, contra un 15% que no está de acuerdo, y un 25% que no tiene opinión formada sobre el tema.

 

Sobre qué hacer con los chicos y personas que son adictos a las drogas, la opinión mayoritaria de los jóvenes fue que hay que reeducarlos en un 75%, un 20% que cree que hay que ponerlos en la cárcel, y un 5% que no contestó la consulta.

 

La crisis del 2001 y el posterior debilitamiento de la economía nacional han sido testigos del descreimiento de la población en las acciones de la clase dirigente, y es por eso que ha empezado a intentar soluciones en forma directa, sin la intermediación de la burocracia estatal o el impedimento económico de las grandes empresas, y es por eso que las ONGs, cooperativas ú organizaciones sociales han visto incrementar la militancia de jóvenes dentro de ellos, donde lo que reina es un espíritu de solidaridad y de ayuda hacia quienes más lo necesitan.

 

A pesar de los pronósticos agoreros que aseguran que la juventud argentina está perdida y que no tiene futuro, la realidad muestra que no es así, sino que una buena porción de los jóvenes quiere y busca salir adelante a través de la solidaridad hacia el prójimo y la labor social hacia los que menos tienen. Con estos hechos, soñar con Argentina mejor y más justa es posible e invita a pensar en un futuro mejor en el largo plazo para nuestro país.