POLÍTICA / ENCUESTA DE LA UNIVERSIDAD DE BELGRANO
El ciudadano sintió los tarifazos de luz, agua, gas y transporte cuando le tocó pagar las facturas con aumentos del 400 al 700%, pero también cuando en la caja de los supermercados los tickets venían con la incidencia en el costo prorrateada.
Directa o indirectamente, las tarifas explicarían por sí solas el 4,2% que dio el índice de inflación de mayo que volvió a calcular el INdEC.
La encuesta de COBUP detecta que 6 de cada 10 personas reconoce haber modificado sus hábitos para poder afrontar la carga tarifaria, y que fue el transporte el que más golpeó las finanzas personales.
La andanada de incrementos golpeó los bolsillos pero también el estado de ánimo de los consumidores, que se replegaron en una actitud defensiva y profundizaron la recesión.
Hay que ver en este caso la gran dispersión en las respuestas respecto de las expectativas inflacionarias para el 2do. semestre de 2016: se dividen en partes casi iguales quienes creen que será mayor (24%), igual (30%) o menor (30%) que la actual.
Jorge Todesca es un economista muy experimentado que supo pasar por la Secretaría de Comercio y sabe cómo se forman los precios. Ahora al frente del INDeC como director general, lideró la reconstrucción del índice retrotrayéndose a la estructura de 1933 que representa el 45% del consumo de los hogares.
El 4,2% que le dio la inflación en mayo lo descompuso en mitades. Una la ocuparon los llamados precios regulados, reflejados en los cambios que hubo en los boletos del transporte público, en el gas, la electricidad y la telefonía, entre otros, y la otra se reparte entre los estacionales, cuya volatilidad empujó el promedio hacia abajo, y el resto, que es fruto de las remarcaciones de productos de la canasta familiar, a los que se trasladaron los mayores costos, fundamentalmente los tarifarios.
O sea que prácticamente si alguien tendría que dar explicaciones por la totalidad del índice de inflación de mayo sería el ministro de Energía, Juan José Aranguren, aunque bastante ocupado está en mostrar que no es incompatible tomar decisiones que involucran a las empresas petroleras con ser accionista en una de ellas.
Los tarifazos son pagados por los particulares en las fracturas que llegan del consumo domiciliario, por los comercios en los servicios públicos que utilizan, por las fábricas que elaboran los productos y los cargan a los costos, por el transporte que los distribuye, el que además tuvo que afrontar un incremento de los combustibles.
El usuario, tanto en la boleta de las prestadoras como en el ticket del supermercado, acusó de lleno el golpe en su bolsillo.
El último sondeo del Centro de Opinión Pública (COPUB) de la Universidad de Belgrano, que dirige Orlando D’Adamo, revela que la mayoría de los ciudadanos encuestados manifestó haber sentido el impacto de las nuevas tarifas y seis de cada diez declaró haber tenido que cambiar diversos hábitos cotidianos para afrontar esos aumentos.
LA MIRADA EN LOS MEDIDORES
Entre esas restricciones se destacan el control en el consumo de luz y gas e incluso la restricción en el uso del transporte público de pasajeros, que según surge de las respuestas del 41% de los entrevistados, fue de todos los aumentos en las tarifas de servicios públicos, el que más afectó a la gente.
En orden de importancia siguieron los incrementos en el servicio de agua y saneamiento, con el 27% de las respuestas del sondeo; de la luz, con el 20%, y del gas, con el 6%.
Las tarifas residenciales de luz aumentaron hasta 699% (en el caso de los usuarios de 300 kw/h mensuales de Edesur), en tanto que las de gas lo hicieron hasta 382%, en ambos luego del ajuste practicado por el Gobierno, según el Centro de Estudio de la Regulación Económica de los Servicios Públicos (CERES) de la Universidad de Belgrano.
Estos aumentos explican que el cuidado en el consumo de luz y gas haya sido mencionado por el 55% de las personas sondeadas, mientras la restricción en el uso del transporte público, en tanto, fue señalada por el 12% de los consultados.
EL DESBOQUE EMPEZÓ EN ABRIL
Abril no había sido nada benévolo en materia de inflación, sino todo lo contrario: fue la más alta en los últimos 14 años. Despuntó con los incrementos en las naftas (10%) y en los cigarrillos (50%).
Distintas consultoras privadas habían coincidido en que la subida de precios en el cuarto mes de este año se ubicó entre el 6,9%, para el caso de Elypsis, y 7,2% para el Estudio Bein.
Las alzas en las tarifas de los servicios de gas y agua potable, y el aumento en los transportes públicos de pasajeros (colectivos y trenes), que tuvieron lugar a principio del mes, fueron los que más impulsaron la tasa de inflación. También hay que añadir los aumentos de los alquileres.
Elypsis aclaró que "la incidencia del aumento en naftas y las subas en las tarifas de agua, gas, colectivos y trenes en la inflación semanal correspondiente a la primera semana de abril fue 5%" en la ciudad.
Para encontrar un cifra mayor a esta hay que remontarse a abril de 2002 cuando, al final de la convertibilidad, el índice de precios al consumidor arrojó por entonces una suba de 10,4%, según reflejó en su momento el INdEC.
Cuesta encontrar la mano de arena en el sondeo de opinión cuando se buscan rescatar los principales aciertos del Gobierno, pero saltan dos decisiones económicas (el fin del cepo cambiario, con el 20% de las respuestas, y el pago de la deuda a los fondos buitre, con el 16%) y dos medidas de política social (el mantenimiento de la Asignación Universal por Hijo y la tarifa social, con el 15%, y el pago a los jubilados, con el 12%).
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