CLAVES / CORRUPCIÓN K Y RECESIÓN M
"Nada requiere de tanta sabiduría y de tanta prudencia como el regular la porción que se quita y la que se deja a los ciudadanos. Las rentas públicas no deben medirse por lo que el pueblo pueda dar sino por lo que deba dar; y si se mide por lo que puede dar, tiene que ser, al menos, por lo que puede dar siempre".
Charles-Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu,
Del Espíritu de las Leyes, libro XIII, cap. VIII.
por EDGAR MAINHARD
Comenzaron a conocerse las nuevas series de encuestas de opinión pública acerca de la Administración Macri, y resulta sorprendente que el peor momento de Cristina Fernández de Kirchner y su Frente para la Victoria no coincide con el mejor momento del Presidente de la Nación.
Todo lo contrario: las pesquisas de junio 2016 exhiben a Mauricio Macri en su nivel más bajo desde el 10/12/2015.
El kirchnerismo soportó apenas 6 meses fuera del poder pero, en igual período, el macrismo ha sufrido un notable incremento de la imagen negativa del Presidente y sus ministros.
Obviamente la economía es el motor de o el escepticismo o la desconfianza o el descontento, diferentes escalas del no macrismo.
La pregunta obligada se refiere a quién capitaliza el derrumbe del kirchnerismo.
Y la siguiente es: ¿por qué motivo Macri no puede aprovechar en su beneficio la sucesión de tropezones, caídas y saltos al vacío del Mundo K?
Es más: hay encuestas de consultoras de prestigio que llegan a la conclusión que si hoy se concretaran comicios en Provincia de Buenos Aires -donde Cambiemos obtuvo un gran triunfo en 2015-, no podría repetir aquel éxito, pese a que la gobernadora María Eugenia Vidal luce una consolidada imagen positiva, mayor a la de Macri.
Cabe preguntarse qué ocurriría con la imagen del Presidente si no se conocieran a diario episodios novedosos de la corrupción kirchnerista, formidable telón para el difícil 1er. semestre 2016.
El público supermacrista detesta, en particular, que se especule acerca del aprovechamiento que hace Sergio Massa de una coyuntura en la que, resultado de una cuidada estrategia, luce ni supercrítico ni superoficialista, cuestionando algunas decisiones, apoyando otras y proponiendo varias iniciativas.
Por lo tanto, resulta más conveniente profundizar en las cuestiones de la economía que provocan en la opinión pública cierta insatisfacción con Macri. Además de la inflación que persiste y el incremento de tarifas por el que tuvo que 'poner el pecho' el ministro Juan José Aranguren, aparece una percepción popular de que persiste un desempleo 'por goteo' y un deterioro del consumo.
El Presidente de la Nación ha prometido resolver la cuestión de la inflación durante el 2do. semestre de 2016, y recuperar la actividad económica durante 2017.La mayoría de los argentinos tiene depositadas expectativas optimistas acerca del cumplimiento de esa promesa presidencial. Sin embargo, ese enfoque positivo no bloquea las opiniones desfavorables en el cortísimo plazo.
Para algunos, esta situación es la demostración más confiable de que Macri ganó gracias al antikirchnerismo antes que por una adhesión a su liderazgo o su propuesta.
Para otros, resulta la confirmación de la gran volatilidad que existe en un determinado universo de ciudadanos, situación que le permite al macrismo mantener su enfoque esperanzado respecto de 2017 por la posibilidad de recuperar apoyos si mejorase la economía.
No obstante, en cualquier caso, surge que el 'modelo económico' de Macri mantiene un parecido sorprendente con el 'modelo económico' K en una cuestión: la ausencia de ajuste del sector público, dejando todo el peso del sacrificio en el privado, en especial en los asalariados y cuentapropistas.
Este tema conduce a otro: la pesada carga impositiva que soportan los argentinos, una marca K que permanece con Cambiemos.
El gran problema de Macri hoy día es la dificultad para convencer a los contribuyentes/consumidores que su gestión es distinta a la de sus predecesores.
El esfuerzo para transmitir que él está ejecutando cambios importantes. Si bien esta fue la sensación que inicialmente esperaron recibir muchos argentinos, luego fue diluyéndose durante los 6 meses siguientes.
Cuando algunos especulan con un eventual 'relanzamiento' de la gestión Macri, en verdad se están refiriendo a la posibilidad de recrear ese sentimiento de cambio.
Por ejemplo, la Administración Macri no ha expresado ningún alivio tributario hasta ahora, tal como tampoco lo hizo durante sus 8 años en Ciudad de Buenos Aires. Por cierto que es tan ridículo que los salarios tributen Ganancias como que las tarifas de servicios públicos se encuentren castigadas con gravámenes tan elevados.
Quizá ajustando las tarifas pero reduciendo la carga impositiva incorporada a cada boleta se podría haber presentado una situación más soportable para los usuarios, pero resultó que el Estado se negó a reducir su codicia.
Los usuarios perciben la soledad de su esfuerzo.
Guillermo LoCane y Enzo Aldo Grillo son los autores de "Saturados de Impuestos - Qué Hacer - El paradigma de la Simplificación Tributaria", con prólogos del embajador ante la Unesco, Rodolfo Terragno; y del cofundador del PRO, Ricardo López Murphy.
Los autores ofrecen algunos ejemplos llamativos. Por ejemplo, en el caso de carnes, lácteos, frutas y verduras se señala que el 66% del precio final es la suma de costos y rentabilidad y 34% es la suma de impuestos, con el IVA en 10,5%.
El componente impositivo sobre el precio final es: IVA, 9,5%; Seguridad Social, 9%; Impuesto al cheque, 2,5%; Impuesto a las ganancias, 2,9%; Ingresos brutos, 7,9%; Impuesto municipal, 1,8%.
En el resto de los alimentos, es peor, porque la suma de costos y rentabilidad es de 60,3%, y la de impuestos es 39,7%, con un IVA de 17,4%.
En el caso de las gaseosas y cervezas, la suma de costos y rentabilidad es 55,9% del precio final, mientras que los impuestos son 44,08%.
En el caso de automóviles de gama media, los costos y la rentabilidad suman 47,3% pero los impuestos suman 52,7%.
En el precio final de servicios bancarios al público, los costos y rentabilidad son el 59,9% y los impuestos suman 40,1%.
El problema es profundo y permanente, en especial cuando, y es oportuno repetirlo, durante sus 8 años en Ciudad de Buenos Aires, Macri no innovó en algún esquema impositivo más benévolo que el que heredó de Aníbal Ibarra/Jorge Telerman (hoy funcionario de Horacio Rodríguez Larreta).
La idea de mantener elevados tributos para gestionar desde una confortable situación de la Tesorería exhibe escasa creatividad en la gestión del Estado.
Cuando hay serios riesgos de un 2016 con mayor inflación, mayor gasto público, mayor déficit fiscal y similar atraso cambiario al de 2015, no se requiere tener un título universitario de economista ni de sociólogo para comprender los motivos por los que Macri no consigue capitalizar el final de Cristina.
Sin duda es un tema muy importante para los próximos meses porque la judicialización de la política tiene un tope, hay un punto de hartazgo que debe preverse; difícilmente podrá estirarse sin fecha hasta conseguir el repunte de la actividad económica.
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