Por ROBERTO
ANSELMINO: Consultor en Comunicaciones Institucionales / Urgente 24
Dicen que ”La Parca” pasea por las calles platenses acompañada de la desidia de las autoridades municipales. Es que la capital de la principal provincia de Argentina ostenta, año tras año, el triste record de tener el mayor número de víctimas fatales en siniestros viales.
Según la ONG internacional Corazones Azules,
** durante 2017 fallecieron en La Plata 105 personas (en CABA fueron 103),
** en 2018 fueron 68, y
** en lo que va del año se lamentan 12 decesos.
Aunque los números pueden ser mayores ante la reticencia de dar información por parte del SAME platense, la Municipalidad, la falta de seguimiento de heridos graves que mueren tras días, semanas y hasta meses, entre otras carencias de fuentes de estadísticas.
Desde el año 2017 a la fecha en la ciudad capital se padeció la pérdida de 184 vidas humanas, a un promedio de 6,5 muertos por mes.
En 2017 la cantidad de fallecidos que conducían una moto era del 49%; en 2018 creció al 61% y en 2019 subió al 75%.
Al igual que en años anteriores, los fines de semana (viernes, sábados y domingos) son los días con más muertes. La participación en siniestros es encabezada por las motos (un alto porcentaje de motociclistas y acompañantes no usaba casco), luego le siguen los autos, peatones y ciclistas.
Ante esta realidad, el presidente de Corazones Azules Argentina se despachó contra el intendente de la Plata: “Julio Garro no lee los diarios, no escucha las radios locales y no ve los noticieros de la cuidad... vive en otro país... tenemos la ciudad con más sinestros viales y mas muertos en estos hechos en relación a la cantidad de habitantes que tiene el distrito; y no hace nada: no hay prevención, no hay campañas de concientización, no existe al contralor en las arterias más calientes y tampoco hay educación vial".
Pedro Perrotta apuntó también contra el secretario de Control Urbano, Roberto Di Gracia: "Acaso nunca se enteró este personaje que en la periferia se ha vuelto algo normal que familias enteras con hijos menores viajen en moto, que los chicos no van asegurados en sus asientos especiales y que las avenidas se han convertido en pistas de carrera?... Era cuestión de tiempo para que esta tragedia suceda y el reloj corre para que ocurra nuevamente", dijo en referencia a la “evitable” muerte de un menor que viajaba en moto junto con su padre y sus dos hermanos, y que en el cruce de la ruta 36 y la calle 523 embistió de frente a una camioneta.
"No les importa la vida de los platenses, solo les importa recaudar con el estacionamiento medido y las multas labradas por los inspectores de Tránsito, que en gran número recorre el casco céntrico de la ciudad buscando vehículos en infracción por mal estacionamiento o falta de pago, en vez de estar destinado este personal a controlar que se cumpla la Ley de Tránsito. Solo buscan recaudar”, subrayó Perrotta, quien preside la ONG que es parte de una red internacional con presencia en varios países de América y en España, dedicada a la concientización, prevención y la educación vial.
El diagnóstico de otros especialistas coincide: la ciudad es un caos donde la ignorancia vial se impone entre los conductores y se mezcla con el pensamiento de que el derecho individual está por encima del derecho colectivo.
En pocas palabras: no existe conciencia de que hay una ley de tránsito que respetar y en la calle se hace lo que se quiere sin pensar en los demás, incluso en los propios hijos. El Estado es el responsable de cambiar esto.
A la ecuación “falta de educación val + prevención + concientización + contralor + sanción por violar la ley” se le suma un crecimiento edilicio en la periferia caótico, que incluye desde barriadas populares con casas precarias hasta barrios cerrados, en donde se dejó de lado la planificación urbana con la que La Plata fue ideada, construida y fundada en 1882, y que sigue siendo ejemplo mundial.
Actualmente sólo el casco urbano preserva el ideal de los ‘80 del siglo XIX.
Alrededor sólo hay un gran caos urbano y explosión demográfica que no fue acompañada por una política de transporte público acorde a la nueva realidad. Por el contrario, la crónica deficiencia se acentuó. Por eso, comprar a precio accesible una moto de baja cilindrada (150 cc para abajo) o adquirir un viejo auto a GNC en sospechosas condiciones para circular, fue la nefasta solución para muchas familias humildes ante un transporte público caro e ineficiente.
Entonces, no hay que trasladarse a ningún país del sudeste asiático para ver como en horas pico familias enteras con hijos pequeños que viajan sin casco en “motitos” recorren las principales arterias en medio del zigzagueo de los autos. Y dentro de los autos es común ver a los chicos sentados adelante solos o en la falda de la madre, o atrás parados en el piso del auto.
No existe el uso de sillitas para niños, ni siquiera se los asegura con los cinturones de seguridad. O sea que hay una masiva y sistemática violación de las leyes de tránsito que están hechas para preservar la vida humana.
La responsabilidad de esto es de los padres pero el Estado es corresponsable de que suceda. La ignorancia reina. Y los fines de semana, los protagonistas pasan a ser los jóvenes, que también sin casco y en no pocos casos, con niveles de alcohol en sangre por encima del permitido, fuerzan sus motos al límite, zigzaguean entre los autos y arrancan en los semáforos (si es que los respetan) haciendo “Willy”, o sea que imprimen una velocidad que hace que la moto marche con más de 45 grados de elevación y solo apoyada en la rueda trasera.
Ante esta realidad, en donde la miopía de las autoridades municipales y gran parte del Concejo Deliberante de La Plata, Corazones Azules presentó en 2017 y en 2018 proyectos de ordenanza para declarar la Emergencia Vial en todo el distrito, y en octubre de 2018 presentó otro proyecto de “Tolerancia 0 al alcohol, drogas y psicofármacos”.
Desde el municipio, se justifican por la falta de contralor, campañas y educación con la carencia de presupuesto, pero es lamentable que la fuerte recaudación por estacionamiento medido y multas vaya a parar a rentas generales en vez de financiar un plan vial que salve vidas, impida la invalidez de heridos, las secuelas psicológicas y que familias enteras queden destrozadas ante una tragedia.
Tampoco hay conciencia de que la planificación y ejecución de una política vial es una inversión que permite ahorrar dinero al erario público, porque en esta anarquía la atención de un siniestro vial implica una movilización de ambulancias y personal policial que tiene un alto costo en pesos, la atención en las guardias hospitalarias y los procesos de recuperación de los heridos también.
Además, hay que agregar los gastos en la Justicia porque cada siniestro es atendido por la fiscalía de turno en delitos culposos. También es un costo para las compañías de seguro, aunque en La Plata no se sabe cuántas motos circulan, qué cantidad de estas están patentadas y cuantos conductores tienen el debido registro para conducirlas; lo mismo con los autos en donde en los parabrisas está vacío el lugar en que se ubica la oblea de la VTV.
Mientras, el municipio sigue mirando para otro lado, a pesar de tener conocimiento de los desgarradores momentos que se vivieron en el Shock Room del Hospital de Melchor Romero cuando los médicos no pudieron salvar la vida de este chiquito inocente, y cuando la madre, desesperada, esperaba el milagro de que su hijito abriera los ojos porque decía “no está muerto… está dormido”.
¡No solo la corrupción mata gente inocente, también la estupidez política y el desprecio por la vida de los ciudadanos!
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