Imágenes de una Argentina retrógrada y obsoleta
Las fotos políticas de las últimas semanas muestran a una dirigencia que no aprende de sus errores, y que día a día se siegue sumergiendo un poco más en el fango. Por qué se insiste con discursos que hacen retroceder a la Argentina, y el empecinamiento de algunos sectores de querer volver al pasado
Siempre ha existido un sector de la sociedad argentina que quiere volver a las nefastas épocas del pasado, donde nada se discutía y todo se acataba según una orden divina que decía que la única verdad era esa y que no se podía hacer otra cosa que acatar la misma.
Este país retrógrado y reaccionario parece haber resurgido esta última semana con declaraciones variadas de distintos personajes de la realidad nacional que muestran una visión sesgada de la misma, y que buscan de esa manera instalar un debate sobre algo que debería ser normal en la Argentina y no generar ninguna especie de polémica.
La vuelta al ruedo político en la localidad de San Miguel del ex líder carapintada Aldo Rico, esta vez de la mano de Eduardo Duhalde luego de haber roto lazos con el kirchnerismo, pone nuevamente en la picota del debate la falta de nuevos nombres para disputar los cargos más importantes, ya que la falta de capacitación y creación de generaciones políticas, lleva a los partidos a un estado de inacción realmente acuciante.
Que el oficialismo elija como candidatos para representar a su espacio a nombres como Carlos Menem, José Luis Gioja, Ramón Saadi, Gildo Insfrán, Jorge Capitanich, Luis Beder Herrera, entre otros, son algunas de las personas que el kirchnerismo presenta para revalidar sus credenciales en octubre, mostrando que de nueva política no hay nada, sino que es más de lo mismo.
A todo esto se le suma el radicalismo que ha elegido como compañero de fórmula de Ricardo Alfonsín al economista Javier González Fraga, un hombre de la ortodoxia económica, ex funcionario menemista, y que más que representar los pedidos de cambio y de una nueva manera de hacer política de la sociedad, muestra que las nuevas caras en vez de aparecer se ocultan en un anonimato que no hace más que retrasar la llegada de los más jóvenes al poder.
Personajes pintorescos mediáticamente como Juan Carlos Blumberg, Santiago Cúneo, Mirta Pérez, Luis Abelardo Patti, Cecilia Pando, entre otros, son un reivindicar del accionar represivo de los peores métodos de la Argentina del pasado, que causaron la muerte y desaparición de 30.000 argentinos por el sólo hecho de pensar distinto.
Todos hechos que hacen retroceder a la Argentina en vez de avanzar y que muestran a un país intolerante hacia aquel que piensa diferente y que cree que la única verdad y realidad es la de uno mismo, y no detenerse jamás a pensar en un diálogo que pueda incluir llegar a un consenso que vierta en el mismo declaraciones diferentes para mejorar las acciones finales.
Los personajes nombrados anteriormente conocen muy bien como va a reaccionar la sociedad ante determinado tipo de declaraciones y las efectúan a sabiendas de las polémicas que generarán, para de esa manera tratar de introducir en la discusión pública un debate que de otra manera nunca existiría por ser el mismo por lo menos obsoleto y por representar ideologías que ya han quedado en el pasado por representar ideales autoritarios y vetustos.
Palabras como las dichas por estos personajes, no hacen más que mostrar un mal de los dirigentes argentinos, que es decir cualquier cosa sin pensar en las consecuencias que tendrán sus palabras en la sociedad. Esto es visible en una clase dirigente acostumbrada a cambiar constantemente de opinión y conocedora de la poca memoria que existe en la población, que muchas veces ni recuerda lo dicho por sus dirigentes, como por ejemplo lo ocurrido con Carlos Menem, que obtuvo su reelección cuando en su primer gobierno hizo todo lo contrario a lo que había prometido en la campaña electoral de 1989.
Este empecinamiento en querer mirar para atrás para repetir discursos pasados de moda, no hace más que seguir alejando a la sociedad de la clase dirigente, que ya no cree que pueda brindar algún tipo de soluciones a los problemas más graves y urgentes que vive la sociedad. Hay que mirar el pasado para no repetirlo en ninguna de sus partes en el futuro, y sobre todo para saber qué fue lo que pasó y no olvidar jamás.
El cambio político también debe empezar por una clase dirigente capaz de mostrar capacidad para no caer en ideas retrógradas que sirvan para caer en un pasado que no hay que volver a repetir, porque sino la Argentina seguirá sumergida en una crisis interminable que no hace más que continuar hundiendo al país, pero que por incapacidad de sus dirigentes no hace más que retroceder.CNA
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