SCHMID / DIETRICH |
“Fue un error, fue un error, tomaremos medidas pero por favor no queremos que esto escale”: el subsecretario de Puertos y Vias Navegables de la Nación, Jorge Metz, respondió lo mismo a todos y cada uno de los gremialistas y empresarios que llamaron para consultarle cómo era posible que marineros filipinos estuvieran navegando en aguas argentinas, cobrando sueldos mucho menores a sus colegas nacionales y violando toda la normativa en materia de navegación por aguas interiores de la república.
A los más allegados dicen que se animó a decirles: “Fue cosa de Delesnydeer, yo no sabía”. Metz se refería al capitán de ultramar y práctico del Río Paraná, Gustavo Delesnydeer, director nacional de Transporte Marítimo de la Nación y responsable de haber autorizado a la empresa Maruba (operada en gran parte por el secretario general del gremio al que pertenece Delesnydeer, Marcos Castro) a ingresar un buque extranjero de bandera liberiana con tripulación filipina para competir con las navieras locales con abultados costos impositivos, laborales a las que se agregan complejos requerimientos técnicos por parte de la autoridad marítima.
Casi implorando Metz, intentó convencer a propios y extraños (desde Balcarce 50 también preguntaron qué ocurría) que todo se arreglaría rápidamente. No escapa a nadie en el sector naval que el silencio de su prima hermana, la interventora en SOMU (Sindicato Obreros Marítimos Unidos), Gladys González, fue fundamental para que, mientras existen 2.500 marineros sin trabajo, los filipinos vengan a ocupar plazas de marineros locales
A modo de calmar las aguas, Maruba ofreció a los gremios de oficiales de Cubierta y Máquinas ocupar las plazas del personal superior de la nave con nacionales, en condiciones laborales que sería bueno que tanto el Ministerio de Trabajo como la AFIP investiguen.
Con eso, y con alguna promesa que interesa más que a nada a dirigentes gremiales siempre oficialistas, pareció que la cosa se calmaba. Pero, a pesar del silencio cómplice de los gremios involucrados, apareció la “FEMPyNRA”, una oscura y poco peligrosa Federación Marítima y Portuaria de la República Argentina que nuclea a gremios sin mucho peso específico como para asustar al todo poderoso 'Guillo' Dietrich, y sus planes de extranjerizar totalmente la marina mercante mientras ello signifique reducir costos.
El único problema con esa Federación es que su secretario general no es otro que hoy triunviro de la CGT, Juan Carlos Schmid; quien a su vez es el mandamás del Sindicato de Dragado y Balizamiento, es decir un gremio marítimo.
Schmid no se dejó seducir ni por las promesas de Metz ni por las peripecias que hizo el propio sindicato de los capitanes de buque para que todo quedara “tras un manto de neblina”, se despachó con un comunicado en el que además alerta sobre la existencia de otros buques en la misma situación. Schmid ya había levantado el entrecejo cuando Dietrich amañó una licitación pública para hacer ingresar en forma irregular 12 remolcadores daneses a puertos locales, apuntando a bajar costos aún a sabiendas que el gigante danés Maersk se encuentra sospechado de hacer maniobras de dumping para romper mercados locales, arruinar a pequeñas navieras y luego fijar sus propias reglas de juego
No es menor que un co-secretario general de la CGT se ocupe de este tema y que, de paso, pida la normalización del SOMU que ya lleva 1 año bajo la garra de la todoterreno Gladys González, siendo que 'el Caballo' Omar Suárez, ya no cabalga hace muchos meses.
Desde el Ministerio de Transporte le pidieron a Schmid que, por favor, retire “el libelo” en el que formula sus quejas pero la respuesta fue que, tal como toda gentileza, el poderoso gremialista, delegó en su Nº2 en la FEMPyNRA la firma del comunicado.
Mientras tanto, el juez federal Ariel Lijo se apresta a llamar a indagatoria al Director Nacional de Transporte Marítimo al que se le encontraron activos inmuebles, cuentas bancarias y facturación apócrifa en al menos 3 paraísos fiscales.
Parece que las aguas bajan turbias al menos en esta área del gobierno que pretende que Cambiemos las cosas.
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