jueves, 21 de enero de 2016

FRANCISCO LE PIDE A DAVOS QUE NO OLVIDE A LOS POBRES

PANORAMA / DESIGUALDAD GLOBAL CRECIENTE 



El papa Francisco le envió un mensaje a la élite política y financiera del mundo reunida en Davos-Klosters (Suiza), que no deberían hacer oídos sordos al lamento de los más pobres, y exhortó a sus miembros a admitir su rol en la creación de la inequidad. 


 El pontífice católico Francisco le advirtió al Foro Económico Mundial que se realiza esta semana en Davos-Klosters (Suiza): "Los líderes mundiales se enfrentan al reto de garantizar que la futura ‘4ta. revolución industrial’, resultado de la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no conduzca a la destrucción de la persona humana —remplazada por una máquina sin alma—, o a la transformación de nuestro planeta en un jardín vacío para el disfrute de unos pocos elegidos".

 El tema de la convocatoria es "Dominar 4ta. Revolución Industrial". El mensaje de Francisco fue enviado a través del cardenal Peter Kwodo Appiah Turkson (presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz) a Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del World Economic Forum, en ocasión de la apertura del encuentro anual.

 "A todos ustedes les pido una vez más: no olviden a los pobres", dijo Francisco, e instó a los líderes empresariales a trabajar para evitar que el planeta se convierta en "un jardín vacío". Así, el obispo de Roma se acercó a los activistas que critican la cumbre porque dicen que los asistentes son responsables de la mayor parte de los problemas de la sociedad global.

 El Papa, quien en el pasado describió al dinero como "el abono del diablo", escribió: "Sollozar por el dolor del otro no sólo significa compartir sus sufrimientos, sino también, sobretodo, admitir que nuestras acciones son una de las causas de la injusticia y la inequidad". "Una vez que reconozcamos esto, nos convertiremos en humanos del todo, ya que nuestra responsabilidad por nuestros hermanos y hermanas es una parte esencial de nuestra condición humana. No teman abrir sus mentes y corazones a los pobres", aseveró el Papa.

 El pontífice expresó "mis mejores deseos por la fecundidad de este encuentro, que busca incentivar la continuidad social y la responsabilidad ambiental, por medio de un diálogo constructivo entre el gobierno, líderes empresariales y cívicos, así como también con distinguidos representantes de los sectores políticos, financieros y culturales".

 Él también recordó que "los albores de la así llamada ‘4ta. revolución industrial’ han sido acompañados por una creciente sensación de la inevitabilidad de una drástica reducción del número de puestos de trabajo.

Los últimos estudios conducidos por la Organización Internacional del Trabajo indican que, en la actualidad, el desempleo afecta a cientos de millones de personas. La ‘financialización’ y la ‘tecnologización’ de las economías globales y nacionales, han producido cambios de gran envergadura en el campo del trabajo.

Menos oportunidades para un empleo satisfactorio y digno, conjugado con la reducción de la seguridad social, están causando un inquietante aumento de desigualdad y pobreza en diferentes países". Por ello, es necesario "crear nuevas formas de actividad empresarial que, mientras fomentan el desarrollo de tecnologías avanzadas, sean también capaces de utilizarlas para crear trabajo digno para todos, sostener y consolidar los derechos sociales y proteger el medio ambiente".

 Y advirtió: "¡Es el hombre quien debe guiar el desarrollo tecnológico, sin dejarse dominar por él!". Después, el Pontífice insistió en un 'grito': "¡No se olviden de los pobres! Este es el principal desafío que tienen ustedes, como líderes en el mundo de los negocios. (...) Quien tiene los medios para vivir una vida digna, en lugar de preocuparse por sus privilegios, debe tratar de ayudar a los más pobres para que puedan acceder también a una condición de vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su potencial humano, cultural, económico y social".

 Según Francisco, "llorar por la miseria de los demás no significa sólo compartir sus sufrimientos, sino también y sobre todo, tomar conciencia que nuestras propias acciones son una de las causas de la injusticia y la desigualdad".

 Y cuando nos damos cuenta de esto, "llegamos a ser humanos más plenos, pues nuestra responsabilidad para con nuestros hermanos y hermanas es una parte esencial de nuestra humanidad común. No tengan miedo de abrir su mente y su corazón a los pobres. De este modo, ustedes podrán dar rienda suelta a sus talentos económicos y técnicos, y descubrir la felicidad de una vida plena, que no les puede proporcionar el solo consumismo".

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