Néstor Roncaglia |
"Roncaglia representa la etapa que queremos llevar adelante desde el Ministerio de Seguridad: la reconversión de una Policía Federal a una fuerza de investigación", aseguró Patricia Bullrich en su discurso de ayer ante la asunción de Néstor Roncaglia como nuevo jefe de la Policía Federal.
El nuevo jefe, por su parte, afirmó en el suyo que la PFA hoy es la policía "de todo el país y que hoy, el nuevo desafío, valga la redundancia, es federalizar a la Policía Federal, llevarla al interior". "La directiva que tenemos del poder político", siguió, "es luchar contra el crimen organizado".
Por otra parte, que hoy, y desde Nilda Garré la PFA sea una institución bajo jerarquía política, a Roncaglia le parece que "está bien, porque hay que tener un orden", dijo ante todos los comisarios de la fuerza reunidos en el edificio de Moreno.
Roncaglia logró ayer lo que muy rara vez pudo exhibir un jefe de policía: el apoyo de buena parte de la Justicia federal, con muchos de los funcionarios encargados de perseguir el narcotráfico que asistieron a la ceremonia.
Además, más allá de los dignatarios de policías de Francia, Italia, China, España y Perú, otra presencia fue parte de los rumores de la tarde: "Vino la gente de la DEA". No es sorprendente, tampoco: los buenos vínculos de Roncaglia con la agencia antidrogas americana pesaron en la balanza de Bullrich y el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, a la hora de la elección.
Una fuente reconocida en el Gobierno asegura: "Los que tienen buena línea con la DEA son Roncaglia y Bressi". Precisamente, según altas voces en la PFA, a la ceremonia no solo asistieron representantes locales de la DEA, sino también del FBI y de Homeland Security, la agencia antiterrorismo de Washington.
Bullrich y Burzaco viajaron el mes pasado a la capital estadounidense para reunirse con Chuck Rosenberg, máximo director de la DEA. El funcionario sostuvo que la DEA "está muy contenta de que los Estados Unidos y la Argentina sean capaces de reconstruír su relación".
La gira también incluyó una visita a James Comey, cabeza del FBI, en términos similares. Esta mañana, Roncaglia, habló como nuevo jefe de la Policía Federal por 'AM 950 Belgrano'. Allí lanzó que "no se va a tolerar ningún tipo de corrupción. Si hay enfermos los vamos a extirpar". "Tengo mucha expectativa y pondré lo mejor de mí en esta nueva gestión", afirmó y remarcó que "todo cambio trae incertidumbre y miradas de desconfianza, pero es un esquema planteado por el Poder Ejecutivo pero nuestra función apunta a ser una policía de todo el país, no de una ciudad."
"La gente se va a adaptar y entenderá que es una función diferente que apunta a combatir el crimen organizado", subrayó Roncaglia. "Como fuerza de seguridad aplicamos la ley. La decisión del protocolo antipiquete depende del Poder Ejecutivo. Vamos a pedir instrucciones para llevar adelante el protocolo pero se va a evaluar caso por caso. La intención es que se respeten los derechos constitucionales de todos", detalló.
Aclaró que "las comisarías no dependen de nuestra administración sino que dependen del Gobierno de la Ciudad. De mí depende toda la estructura investigativa, la seguridad del presidente y funcionarios, drogas peligrosas, etc." "No se va a tolerar ningún tipo de corrupción, se hará un diagnóstico y lo que está enfermo lo vamos a extirpar, la idea es ser lo más transparente posible", manifestó.
Roncaglia debió también responder por su relación con Jaime Stiuso, sobre lo cual señaló: "No soy su amigo. Él dice que tuvo que ver con mi nombramiento. Es un disparate. Me molestaron los dichos de Gustavo Vera de la fundación La Alameda porque en vez de ocuparse del bien común se encargó de difamarme a raíz de una pelea que tiene conmigo desde 2010", apuntó.
"Si van a hacer una denuncia la tienen que hacer seriamente, no en los medios", concluyó. Pues, resulta que Roncaglia lleva consigo también un "lado oscuro". El que más preocupó fue el que lo relaciona con Stiuso, con el fallecido agente 'Lauchón' Viale y con otros comisarios.
"Es una señal fuerte para Jaime, porque él lo hizo comisario general cuando no le daban los años", señaló la semana pasada el diario 'Clarín' en un artículo, donde también difundió declaraciones del investigador Jorge Rodríguez, que trabajó como infiltrado del ministerio de Seguridad en la villa porteña 1-11-14 para relevar el funcionamiento y los vínculos de las organizaciones narcotraficantes que operan en esa zona.
Él denunció la supuesta "complicidad de Roncaglia con algunos narcos", vinculó al comisario con "robos de bienes y sustancias, coimas, gastos de comidas del personal, reparaciones de vehículos y arreglos edilicios, horas extras, comidas y vacunas para los canes", entre otros ilícitos.
Rodríguez, que trabajó bajo la conducción de la ex ministra Nilda Garré –a quien luego también denunció– alertó además sobre una supuesta coordinación de intereses poco claros entre Roncaglia y la fiscal kirchnerista Cristina Camaño, para ocupar puestos con gente propia en la secretaría de Seguridad, en la Dircom (la fugaz dirección encargada de las escuchas judiciales que dirigió Camaño bajo la batuta de la procuradora Gils Carbó) y, por supuesto, en butacas estratégicas de la federal.
"Tendrá algunas personas que no lo quieren", admitió la ministra de Seguridad, quien pese a todo afirmó: "Para nosotros es una excelente elección". Pues la crítica no tardó en llegar. Ayer mismo, el legislador porteño Gustavo Vera, líder de la Fundación La Alameda, insistió en que la elección es "inentendible".
"Bajo el gobierno kirchnerista el comisario Roncaglia estuvo al frente de la Superintendencia de Drogas Peligrosas y durante su gestión la Argentina pasó a ser el tercer exportador mundial de estupefacientes. Bajo su período creció el narcotráfico. No se entiende el premio de nombrarlo jefe de la Federal", sostuvo en declaraciones al diario 'La Nación'.
Ayer también, pocas horas después del acto de asunción de Roncaglia, La Alameda difundió un comunicado que tituló "el prontuario de Roncaglia". Entre otras denuncias, se afirmó: "La primera vez que conocimos a Roncaglia fue en Liniers, en allanamientos a cinco prostíbulos. En ese momento controlaba la División Delitos Complejos y su operativo fue una fiel demostración de complicidad con el crimen organizado, ya que no detuvieron a los cabecillas, la comisaría 44 implicada con los prostíbulos participó de los allanamientos, y los perejiles detenidos, en su mayoría clientes, se fueron sin esposar y en un colectivo de la línea 109".
No hay comentarios:
Publicar un comentario