JUBILADOS / PAMI |
Administrar una obra social de jubilados con la misma cantidad de afiliados que sumando las sindicales y las prepagas, pero compuesta de adultos mayores con achaques que van de menor a mayor según los DNI puso nervioso al director ejecutivo Carlos Regazzoni y le hizo instalar un debate que lleva tiempo en Europa, pero que con todos los problemas de gestión que acumula el gobierno de Mauricio Macri sonó a extemporáneo: alargar la edad jubilatoria.
Por suerte para él, las tarifas, Aranguren y la Corte habían copado la agenda mediática y el lance no tomó forma, porque cuando aún no se sentaron las bases para que la economía se ponga en marcha, lleguen las inversiones y se creen los empleos, debatir un achicamiento del régimen jubilatorio hoy no tiene goyete.
Esto no significa que no haya un problema estructural de raíz demográfica a resolver: que dentro de cinco años con los aportes previsionales que genere cada adulto activo, entre 18 y 65 años, hipotéticamente habría que mantener a tres jubilados, pensionados o beneficiarios de subsidios sociales. La cuenta no cierra.
O tiene que haber más que aporten o menos que se jubilen. En ambos casos, se impone bajar la evasión.
Hay de todos modos alguna alternativa previsional para los años previos a la jubilación, como sería implementar un esquema de retiros o flexibilidad, que coordine el retiro con el trabajo. U otra sería una mezcla de trabajo con jornada laboral que combine puntos y horas.
Pero parece que PAMI no puede esperar.
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