Con la renuncia de Righi, Cristina quiere 'menemismo' con los fiscales
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La renuncia de Esteban Righi a la Procuración General de la Nación demostraría que los dichos de Amado Boudou fueron avalados por la Presidente de la Nación, antes y después.
Luego, que hay un plan de contraataque de parte del Ejecutivo Nacional: imponer disciplina a los fiscales federales, desde la Procuración General. La actuación de Carlos Rívolo en el Boudougate le hizo perder la calma al oficialismo toda vez que el fiscal federal cumplió con su tarea, la de representar al Ministerio Público e indagar.
Si bien Righi es un kirchnerista reconocido, para Carlos Zannini, secretario Legal y Técnico de la Nación, tenía 'mano blanda' en la conducción de los fiscales federales.
La embestida contra el estudio que integran su esposa y su hijo precisamente habría logrado el objetivo: desplazar al hasta ayer (lunes 09/04), procurador general.
Así, el cristinismo se desprende de un miembro histórico del 'camporismo'. Porque a los 35 años, en 1973, Esteban Righi fue el ministro del Interior del gobierno de Héctor J. Cámpora.
De Righi dependía la Policía Federal Argentina, a la que le ordenó “no reprimir los justos reclamos del pueblo”.
Antes, horas después de asumir, él firmó la amnistía para los presos políticos, del 25/05/1973.
En 2004, Néstor Kirchner le ofreció a Righi el cargo en la Procuración General de la Nación.
El Ejecutivo tendrá ahora que designar un nuevo procurador, que requerirá del acuerdo del Senado con el voto de los dos tercios de los senadores presentes.
La causa iniciada por la denuncia de Boudou quedó en manos del juez federal Ariel Lijo y el fiscal Jorge Di Lello.
El juez Lijo ya tiene otra causa vinculada a Boudou: la denuncia de presunto enriquecimiento ilícito.
La salida de Righi tiene, además, un agregado fundamental: la disputa entre estudios jurídicos vinculados al oficialismo del patrocinio de causas de funcionarios públicos, organismos y empresas denunciados, y la influencia sobre la Justicia federal.
Sin embargo, el costo puede ser elevado en términos de ruptura de adhesiones dentro del oficialismo: no todo el cristinismo se encuentra dispuesto a respaldar a Amado Boudou hasta semejantes excesos, y menos a asumir el rol de "justicia menemista" que es el rumbo que ha tomado Cristina.
Sucede que Cristina Fernández está renunciando a una bandera del Frente para la Victoria: la transparencia del Poder Judicial y su supuesta independencia, cuyo ejemplo fue, de acuerdo al discurso gubernamental, la remoción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de los años '90, denominada "Corte adicta" o "mayoría automática", para designar, en teoría, magistrados que "recuperasen las instituciones", segun la propia Presidente de la Nación. El concepto, que le ha provocado tanto orgullo al FpV, ahora tambalea ya que se incorporan usos y costumbres que se le cuestionaban a Carlos Menem en los años '90. Precisamente una de las acciones de Menem fue hacer renunciar al procurador general Andrés D'Alessio para designar a Oscar Roger, sin acuerdo del Senado.
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