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Desde las 22, se medirá con Cruzeiro, en el Mineirao, donde nunca ganó; si vence 1-0 irá a los penales y cualquier otro éxito lo clasifica
Por Pablo Hacker | LA NACION
BELO HORIZONTE.- De tanto caminar por la cornisa en esta Copa Libertadores, River se quedó sin margen para el error. Esta noche, desde las 22, hora de la Argentina, jugará a todo o nada ante Cruzeiro, en el estadio Mineirao, obligado a ser protagonista, algo que en los últimos partidos los millonarios no ha podido traducir en el campo.
Esta vez, como en la primera etapa, no habrá terceros que permitan una milagrosa clasificación a octavos de final, así como tampoco contará con el abanico de resultados con los que podía jugar en la revancha ante Boca en la Bombonera.
Incluso, esa instancia tuvo un desenlace tan escandaloso e inesperado que no pareció vigorizar el ánimo de un plantel que no pudo experimentar el sabor de clasificarse dentro de la cancha. La derrota por 1-0 en la ida en el Monumental obliga a River a ganar para meterse en las semifinales de la Copa.
Cualquier triunfo le servirá, salvo el 1-0 que llevaría la serie a los penales. En un semestre con juego irregular para los millonarios, el encuentro de esta noche aparece como la bisagra y el quiebre de esta primera parte de 2015.
Es que quedar entre los cuatro mejores, a la espera de la definición tras la Copa América, era el gran objetivo de los primeros seis meses.
No será sencilla la empresa, porque si bien es real que alcanzar la clasificación está a tan sólo 90 minutos, lograrla requerirá de una proeza, ya que nunca en su historia el club de Núñez pudo revertir una derrota en Brasil en torneos internacionales.
Será un mojón para este equipo, que ya logró cortar la sequía de seis años sin títulos locales, de 17 años sin coronas internacionales, de una década sin ganar en la Bombonera y que logró eliminar dos veces a Boca de una Copa en sólo seis meses.
"Peor no podemos jugar", fue el crudo análisis de Gallardo con la derrota en la ida ante Cruzeiro. El Muñeco sabe mejor que nadie que su equipo no es el mismo que el del semestre pasado cuando se consagró en la Sudamericana.
Encontrar a ese viejo River será una de las asignaturas para esta noche. Y no es casualidad que el técnico piense en apelar al equipo que más veces utilizó. Si bien no lo confirmó, es probable que ingresen Mercado, Rojas y Pisculichi en lugar de Mammana, Ponzio y Pity Martínez, respectivamente.
Está claro que ante una instancia comprometida, Gallardo evalúa seriamente retornar a las fuentes. Eso implicaría que podría recurrir a una formación que tomó impulso por primera vez una fría noche de agosto de 2014 con una goleada ante Godoy Cruz por 4-0, en Mendoza, por el torneo local. Ese dibujo, con los mismos nombres, serían los que esta noche irán por la conquista del Mineirao: Barovero; Mercado, Maidana, Funes Mori y Vangioni; Carlos Sánchez, Kranevitter y Rojas; Pisculichi; Mora (llega con lo justo por un problema en la rodilla izquierda y jugaría infiltrado) y Teo Gutiérrez.
Para que aparezca aquel viejo River habrá mucho que corregir. Este año, los problemas millonarios fueron desde la defensa hasta el ataque y, por ahora, los números no le cierran en ninguna de las dos líneas.
En los 20 partidos oficiales de 2015, el equipo de Gallardo recibió más goles en contra (22) que en los 32 encuentros disputados en el segundo semestre de 2014, cuando totalizó 17 tantos. La delantera hace sufrir ahora a River. Teo y Mora, los artilleros titulares, no marcan desde hace más de un mes: la última vez que lo hicieron fue el 15 de abril, en la victoria por 3 a 0 ante San José de Oruro, en el Monumental.
El colombiano arrastra 336 minutos sin festejos, mientras que el uruguayo acumula 329. En los últimos seis partidos, el conjunto del Muñeco anotó sólo un gol: el de Sánchez de penal ante Boca. Y esos números negativos respecto de la contundencia millonaria se potencian cuando las estadísticas muestran que Cruzeiro en toda la Copa Libertadores no sufrió tantos en contra como local. River, en el Mineirao, donde nunca ganó en su historia, afronta un partido que puede ser crucial.
Una victoria pondrá otra vez al club de Núñez, después de una década, entre los cuatro mejores de América, y le permitiría descansar la mente, tras un mayo intenso por la trilogía superclásica. Incluso, le podría permitir recuperar el nivel de algunas de las piezas más importantes, porque las semifinales se disputarán desde el 15 de julio, tras la Copa América.
Una eliminación de ninguna manera resquebrajaría el ciclo de Gallardo, indiscutido en Núñez, aunque probablemente desarme el equipo que en el último año y medio le ha devuelto la alegría a River. Sin margen de error, River necesita reencontrarse con su mejor versión para volver a tomar protagonismo en la cancha y escribir una página más de gloria.
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