CONFIDENCIAL / NO ES TRISTE LA VERDAD...
De una: la empresa editorial de Sergio Szpolski no era de Sergio Szpolski. Tampoco de Matías Garfunkel, quien creyó que ingresando al 'paraguas oficialista' que le prometió Spolzski concretaría negocios con los Kirchner y neutralizaría a Raúl Moneta, con quien mantenía un diferendo millonario y quien gozaba de la amistad de Cristóbal López y de Julio De Vido.
En cuanto a Szpolski, era un audaz buscavidas que, por su habilidad en disoluciones societarias (concursos, quiebras y liquidaciones) ya había sido requerido por otros empresarios: desde la ex agencia Infofax al diario BAE (Buenos Aires Económico).
Los mandantes de Szpolski siempre fueron, se insistió, los abogados Javier Fernández y Darío Richarte, a través del contador público Juan José Galea.
Tendrán que asumirlo los trabajadores de Tiempo Argentino y empresas integrantes de ese universo tan beneficiado durante la Década K: la Secretaría de Inteligencia de Estado, luego Secretaría de Inteligencia y más tarde Agencia Federal de Inteligencia cofinanciaba el emporio, además de auditar los contenidos.
Si bien Presidencia de la Nación aportó al holding muchísimo dinero imposible de fundamentar (¿$2.000 millones?), no fue el único aporte, y las cuestiones de fuste no se resolvían en el Grupo Veintitrés ni sucedáneos.
Y, según se comenta, muchísimas directivas, contenidos y apuntes para notas periodísticas, llegaban desde la denominada 'comunidad de inteligencia'.
Eso no quiere decir que los empleados eran espías pero sí que vivieron en una ficción que es difícil creer que desconocían periodistas avezados: sus empleadores no eran quienes ellos creían, esos medios era inviables desde lo económico-financiero y su supervivencia estaba vinculada al gobierno de turno.
Eso no impide la solidaridad ante la cruel situación que atraviesan, pero tampoco era posible creer que el final sería diferente.
La ex Side siempre tuvo empresas 'fantasma' tanto para canalizar movimientos financieros como para el desempeño de otras actividades.
¿Recuerdan la agencia de noticias Saporiti?
Norberto Bermúdez estudió el tema en alguna ocasión, y concluyó:
"La SIDE creó, entre 1970 y 1979, tres compañías de cobertura y factorías de información, y de generación y gestión de fondos. La primera fue la agencia de noticias Saporiti, que data de 1970, al promediar el gobierno dictatorial que se bautizara a sí mismo como «Revolución Argentina» (1966-1973). La segunda fue Osgra S.R.L., que nació el 23 de abril de 1974, cuando el gobierno democrático del general Juan Domingo Perón intensificara por todos los medios la represión legal e ilegal contra la «tendencia revolucionaria del peronismo» y la izquierda insurreccional.
Finalmente, la tercera fue creada por la dictadura de las Fuerzas Armadas que se extendiera entre 1976 y 1983, que el 31 de mayo de 1979 parió el Instituto de Investigaciones Sociales S.R.L. (IDIS).
(...)
La agencia de noticias Saporiti, sempiterna regadera de información intencionada en los medios, pasó a ser controlada por la SIDE en 1970. La cadena de manos fue activada por el general de brigada Roberto Marcelo Levingston, quien ese año pasó de desempeñarse en la agregaduría ante la junta Interamericana de Defensa en Washington a ejercer la Presidencia de la Nación.
Levingston ordenó a su subordinado, el director de la SIDE, general Juan Carlos Miatello, que estudiara la factibilidad de capturar la agencia. El plan fue aprobado, y los fondos para arrebatarla fueron desbloqueados. Un acta notarial que lleva el número 216, pergeñada el 1 de diciembre de 1970 en el estudio del doctor Sergio González Pagliere (h), fijó el domicilio de Saporiti en el piso 12 de la Avenida Roque Sáenz Peña 612.
Fueron sus únicos socios los periodistas Miguel Ángel Crispino y Héctor Roberto Sobrino, y los contadores Alfredo Enrique Colombo y Ricardo Alberto Fuchs, todos ellos bajo servidumbre rentada de la SIDE.
En un plano más subalterno se recortaba el apellido que daba nombre a la agencia, encarnado en Carlos y Delia Saporiti.
(...)
En nombre de la agencia, el periodista Sobrino adquirió, el 2 de mayo de 1979, la planta baja y los dos subsuelos del inmueble conocido como Pasaje Barolo, emplazado en la Avenida de Mayo 1366/70/80, con entrada también por Hipólito Yrigoyen 1363/73/85, entre las calles San José y Santiago del Estero de la Capital Federal.
Los vendedores fueron los chinos Hienh Hong Chou. y Hsuch Yuan Hung, con domicilio en Olivos, provincia de Buenos Aires, y Chin Tsun Chiang y Chin Chou, Yang, otros dos chinos, ambos casados y residentes con sus respectivas esposas en O’Higgins 4253 de la ciudad de Buenos Aires.
(...)
Saporiti se conformó como sociedad anónima el 24 de septiembre de 1980, fijando su sede central en el Pasaje Barolo. Un litigio por la adquisición del sexto piso del edificio puso en evidencia la aspiración a trepar desde los subsuelos y la planta baja hacia las alturas.
Por aquel sexto piso Saporiti pagó al contado un millón de pesos a la Organización de Construcciones Ultramodernas S.A.C.I. (OCU). Lo llamativo es que la vendedora jamás se presentó a escriturar, espoleando a la justicia el 24 de febrero de 1981, a que proclamara el adueñamiento de Saporiti por la "reiterada incomparecencia" de OCU.
(...)
El escribano Cavalcanti y el edificio del Pasaje Barolo reaparecen en escena cuando surge en el firmamento el Instituto de Investigaciones Sociales S.R.L. (IDIS). Fue el general de brigada Carlos Alberto Martínez, a la cabeza de la SIDE, quien ordenó su puesta en marcha el 31 de mayo de 1979.
Procesado por el juez español Baltasar Garzón por genocidio y terrorismo en Argentina, el general Martínez le fijó a IDIS un plan de combate que incluía la realización de "encuestas, estudios de mercado, recopilación de datos estadísticos, sondeos, auscultaciones (¿?) y encuestas de opinión".
Designó para ello al licenciado en ciencias políticas José Alberto Caballero, al sociólogo Ricardo Raúl Gamondes y al contador Vicente Mundo, por esos días síndico de Saporiti.(...)".
En tiempos recientes ocurrieron otros emprendimientos que recibían 'oxígeno' de la ex Side, y se dice que algunos de sus directivos luego recibían 'dinero blanqueado', comenzando por un semanario que ya no aparece y que tuvo 'su cuarto de hora' en días de Fernando De la Rúa, antes de ser vendido 3 o 4 veces hasta su liquidación.
Hasta la fecha nadie investiga ni el alcance ni el trasfondo del emporio Szpolski-Garfunkel, aunque resultaría interesante. Quizá permitiría, tal como lo propuso recientemente el periodista Carlos Pagni, provocar ese acto revolucionario de disolución de la AFI.
Sin embargo, todo lo contrario: Mauricio Macri ha decidio inyectarle recursos y recuperarle la posibilidad de financiar 'operaciones' sin necesidad de identificarlas ni de rendir cuentas por ello.
Todo esto no es lo más grave. Lo complicadísimo es lo que ocurre en el Congreso de la Nación. En el Legislativo existe una Comisión Bicameral Permanente de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia.
Todo esto ocurrió en sus narices y sus integrantes son culpables o por complicidad o por omisión.
¿Cuál es el rol de Mariano Martínez Rojas en ese contexto? Difícil de conocer, fácil de especular.
En cualquier caso, el Estado debería conocer con exactitud la trama societaria del 'universo Szpolski' pero no hacerse responsable del giro financiero presente y futuro del emporio.
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