OPINIÓN / DESENCANTOS
ROSARIO.
Al país, tal vez a la región, le han robado sueños. Uno tras otro. Han dejado pesadillas. Estamos vivos y aplaudimos a los ladrones que propuesta tras propuesta escamotean el buen día. Todos estamos perdonando lo robado. El presente y el porvenir. También el mandato biológico. Crecer.
El trabajo gremial es de servicio. De ayuda. Cualquiera sea el puesto dentro de un gremio, que es una asociación de trabajadores de una misma cosa, el objetivo es la ayuda. Siempre Todos juntos somos mas.
Podemos pelear contra la injusticia de los patrones, de los aprovechados, de los contratiempos. Mejorar la vida del sector. Si un gremialista se torna un rico y poderoso empresario y no está preso, estamos perdonando lo robado.
Un empresario debe, por el riesgo de invertir y apostar a un producto, obtener su ganancia… y declarar sus dineros porque con ellos, al saber cuáles y cuántos son sus triunfos económicos, al volverse (porcentualmente) impuestos a las ganancias, el estado intentará (debe) equiparar a los que mas tienen con los que nada poseen.
El empresario que evade y no es castigado produce un daño directo a la sociedad. Si no está preso estamos perdonando lo robado.
Un funcionario del Estado, alguien que gobierna en nuestro nombre y acrecienta su fortuna mientras trabaja full time para el total de los habitantes, trabajo generoso en el que solo tiene deberes colectivos y muy pocos derechos individuales, está delinquiendo. Eligió individualmente trabajar para el común.
Eso fue / es su objeto social. Si se enriquece y de 6 pasa a 600 su fortuna personal es un delincuente. Si no está preso es que estamos perdonando lo robado.
Un funcionario que suma a sus familiares a la delincuencia, que incorpora a sus amigos y realiza tareas de ocultamiento de sus delitos es doblemente grave y por dos veces estamos perdonando lo robado.
Si los jueces, en quienes confiamos el cumplimiento, con sus fallos, del mandato de los códigos de la sociedad, códigos con los que pactamos un contrato social, si los jueces son cómplices de los que roban en los gremios, en las empresas y en el ejecutivo estatal, estamos en situación crítica.
Aumentan los delincuentes. Son muchos los que están complicados mientras seguimos / estamos perdonando lo robado.
Si a quienes les confiamos un arma para que nos cuiden de los ladrones los vemos convertidos en socios de los ladrones, finalmente en ladrones, y no reciben castigo, aparece un serio problema, porque nos roban, no nos cuidan y estamos, con mucho miedo urbano, perdonando lo robado.
Si los maestros entienden que es necesario enseñar cada vez menos, disculpar cada vez mas la falta de conocimiento y reformular un proceso de investigación del pasado, desarrollando la tesis que, como en el ayer, las violencias son heroicas y las pacificaciones inútiles, nos están quitando un curso común de la historia, suplantándolo. Sostienen que no debemos ir hacia la paz. Nos roban un ayer mientras fabrican otro. Falsean. Fabrican un diverso pasado para cambiar el presente. Es un asalto a la conciencia colectiva. A la memoria. En un pasado con ladrones buenos y asesinos heroicos hay un robo universal que nos demuele. Callamos. Estamos perdonando lo robado.
Si el mecanismo de diálogo es un piquete en la calle. Si las cuestiones ideológicas se resuelven en un mensaje electrónico de 140 caracteres. Si la persuasión consiste en una cara sonriente en programas televisivos nos están robando el perfil del jefe, del líder, del primus inter pares, por alguien que oferta simpatía a la hora del mensaje con el que nos adormece y/ o engaña. Nos quitan el mandato del conocimiento para decidir. Nos piden que decidamos (aceptemos) según el porcentaje de rating televisivo. Si nos quitan la sensatez y la conciencia cuando decidimos, estamos (con o sin conciencia) perdonando lo robado.
Es tan sencilla la resultante… robemos, robemos, que nos perdonan. Argentina ha dado vuelta un rezo: “ …y nos perdonarán nuestras deudas”… Robemos.
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