viernes, 12 de enero de 2018

OPERATIVO DE LA CIUDAD CONTRA LA VENTA ILEGAL EN LINIERS

SOCIEDAD / DESALOJO DE MANTEROS 

Foto: Twitter

Por MAURICIO GIAMBARTOLOMEI / LA NACIÓN 

Liniers, el último foco de resistencia de los manteros, está siendo el escenario de un operativo ordenado por la Justicia porteña para liberar el espacio público de la venta callejera ilegal. Como ocurrió el año pasado en Once, enero fue el mes elegido para llevar adelante las acciones que comenzaron esta madrugada. 


Durante todo el año pasado se realizaron allanamientos en la zona que presentaba mayor conflictividad, cercana a la terminal de ómnibus del barrio, en los que se secuestró mercadería de distintos rubros y alimentos. También se clausuraron varios locales que funcionaban de manera irregular cerca de la estación de tren Sarmiento que meses más tarde fueron demolidos.

Todas estas acciones anticiparon lo que sucede hoy. El desalojo de manteros era inminente y en el barrio se sabía que podía llegar de un momento a otro. Desde hace tiempo los vecinos y comerciantes de la zona reclamaban por la recuperación del espacio público, como ocurrió en la avenida Avellaneda (Flores), Retiro, Florida y Once.

A las quejas por el bloqueo de calles y veredas se le suma la reducción en las ventas de los locales. El perímetro liberado es el comprendido entre la avenida Rivadavia y las calles Carhué, Ventura Bosch y la colectora de la General Paz.

Son unas 30 cuadras o 3.300 metros lineales en los que funciona una feria gastronómica de la colectividad boliviana y puestos ambulantes de diferentes rubros. Todas las estructurales metálicas ubicadas fuera de la línea municipal se retiraron. La Policía de la Ciudad impidió que se instalaran esos puestos y los tradicionales manteros.

Hasta mediados de los años 80 en la zona funcionó un mercado de frutas y verduras que luego, en los 90, se transformó en un shopping. Esa transformación originó un centro comercial a cielo abierto que ofrecía todos los ingredientes de la gastronomía andina, además de indumentaria de las comunidades boliviana y peruana.

Sopa de maní, picante de cerdo o de pollo, falso conejo y chairo paceño eran algunos de los platos que se podían consumir allí. Pero a medida que se cerraron las puertas de otros espacios los manteros fueron llegando a Liniers que incorporó nuevos actores.

Hasta ayer, además de productos regionales se podía encontrar se venden vestimenta, artículos para el hogar, DVD, bijouterie y todo tipo de productos.
Los manteros de Once fueron desalojados en enero
de 2017. Foto: Archivo / Fernando Massobrio / LA NACION

La Justicia tiene relevado 475 puestos, 239 de ellos comida y 236 de diversos rubros. Entre las comunidades predominantes se cuentan la senegalesa (44%), la boliviana (39%), la peruana (9%), la argentino (5%) y la paraguaya (1%).

Los rubros con mayor puestos de venta son bijouterie (47%), frutas y verduras (38%), comida elaborada (13%) e indumentaria (2%).

El año pasado la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) concluyó que Liniers tenía el 25% de participación en la distribución de puestos de venta ilegal, pasando de los 679 puestos de 2011 a los 900.

En toda la ciudad había 3727 puestos que se redujeron en forma drástica luego del desalojo de Once. La pregunta que se hacen los puesteros, teniendo en cuenta que para muchos de ellos esa actividad comercial representaba el único ingreso familiar, es cómo harán para reorganizar su economía.

En el caso de Once, donde fueron desalojados unos 2000 manteros, la CAME ofreció capacitación para los interesados y un subsidio durante tres meses. Luego el Gobierno puso a disposición dos predios techados para que continúen con su actividad laboral.

ANTECEDENTES

La elección de enero para liberar espacio público de la venta ilegal no es antojadiza. El 10 de enero pasado un operativo policial que comenzó a las dos de la madrugada impidió que unos 2000 puesteros se instalaran, como todos los días, en las veredas de la avenida Pueyrredón y las calles aledañas, en la zona de la plaza Miserere.

La tensión de las primeras horas duró varios días en los que los vendedores reclamaron una solución alternativa para mantener sus puestos de trabajo. La negociación fue intensa y el malestar fue cesando al tiempo que los puesteros comenzaron a encontrar respuestas.

El conflicto se destrabó definitivamente con la aparición de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que ofreció capacitación y un subsidio mensual, durante tres meses, mientras durasen los cursos.

Fueron 782 las personas que accedieron a la oferta y cumplieron con los requisitos planteados, entre ellos, estar inscriptos en el monotributo social y no tener antecedentes penales.

En la actualidad trabajan en dos predios: uno ubicado en Boulogne Sur Mer y Perón y el otro en La Rioja 70.

Días después de liberar la zona se anunció el proyecto Once Peatonal, la puesta en valor de la zona comprendida por las avenidas Pueyrredón, Corrientes y Rivadavia, la Uriburu y el entorno de Plaza Miserere, que consiste en la peatonalización de calles, el ensanche en veredas, la ampliación de esquinas, la incorporación de luminarias, arbolado y mobiliario urbano.

Además, con el desalojo de los manteros las ventas se incrementaron al menos un 40%. Un año antes, en abril de 2016, fue el turno de la avenida Avellaneda donde fueron desalojados unos 1300 manteros; 250 de ellos regularizaron su situación y también ingresaron al circuito de venta legal, en el predio de la calle Boulogne Sur Mer.

También en enero, de 2012, unos 100 puesteros de la peatonal Florida fueron sorprendidos por un operativo policial que les impidió instalarse en la vía pública, como lo hacían todos los días. En este caso también hubo tensión durante varios días, pero la presencia de efectivos y los controles permanentes hicieron desistir a los más rebeldes. Retiro, en menor escala, fue otro de los focos de conflictos resueltos en los últimos años.

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