miércoles, 10 de enero de 2018

UN MODELO DE ACUERDO QUE PRECISA LA ARGENTINA

OPINIÓN / LA REFORMA LABORAL 



(U24) - Por LUIS ALEJANDRO RIZZI - Abogado especializado en Derecho Comercio, con experiencia en la gestión del aerocomercio. 

"La economía insiste en la necesidad de hacer que la objetivos individuales sean acordes con los objetivos colectivos. Se trata de hacer que los individuos estén en armonía con la sociedad, sobre todo mediante unas incentivos que desanimen a tener comportamientos dañinos para esta, como la contaminación y, a la inversa, que animen a tener comportamientos socialmente responsables", Jean Tirole. 


Es sabido que la teoría de los incentivos tiene sus opositores, pero más que a incentivos económicos propiamente dichos, me refiero a la participación de la gente en el tratamiento de cuestiones que afectan no sólo a la vida en sociedad sino a la posibilidad de vivir en armonía con la sociedad.

Hoy, en Argentina, no existe esa armonía mínima que permita de una buena vez cambiar el rumbo de un país que vive cuando menos en una suerte de "situación de calle", como lo representan los índices de carencias básicas de un 30% de la gente.

Quienes carecen de cloacas, agua corriente, pavimento, sanidad, aunque tengan un techo, están en situación de calle. Los piquetes, las ocupaciones de establecimientos, los paros salvajes, son otra muestra de esa desarmonía que también es causa de nuestro estancamiento cultural, con todas las consecuencias que ello significa.

Una de las cuestiones que es necesario enfrentar y resolver es el régimen laboral vigente, extremadamente generoso, otros dicen "avanzado", muy costoso y que resulta inaplicable para una buena parte de la gente que trabaja, como lo prueba el 30% a 35% de marginalidad.

No se trata de negar derechos, en todo caso de moderar beneficios laborales, cuyo costo los convierte en letra muerta y fuente de conflictos judiciales como lo demuestran los altos índices de litigiosidad. 

Pues bien, no se trata de una reforma laboral de raíz impuesta por un posible acuerdo político la que sería fuente de nuevos conflictos sociales ya que la representatividad política de los partidos no se traduce en real representación de la gente.

Tampoco creo que deba hacerse una sola reforma laboral, probablemente deban tenerse en cuenta muy diferentes realidades y de ello resultaría que lo que llamamos "reforma laboral" deberían ser varias reformas del régimen vigente, obsoleto si lo miramos desde el tipo de convenios laborales vigentes y desde la misma ley de contrato de trabajo.

Por último no sé si es correcto de hablar de "reforma laboral" o más bien deberíamos hablar de crear un nuevo sistema de regulación laboral. En este punto pienso que necesitamos incentivar esta necesidad mediante la participación de los propios trabajadores, del gobierno, de los partidos políticos representados en el Congreso de la Nación, desde luego los empresarios y emprendedores y universidades para que en una labor de conjunto se convengan principios de aplicación general, si cabe, y principios específicos en cada actividad.

Otra cuestión que debe diferenciarse es el de las llamadas Pymes ya que no parecería justo imponerle las mismas regulaciones que a las grandes empresas en las que la participación gremial debe ser diferente a una empresa que cuente con hasta un número a determinar de personal laboral.

Pues bien en las próximas paritarias el gobierno debería convocarlas no sólo para tratar cuestiones salariales sino con una agenda de temas propios cada actividad en los grandes sectores, transporte, educación, energía, salud, estado, por referir casos puntuales.

Por separado y de modo simultáneo debería convenirse sistemas laborales específicos para las PYMES, las que deberían definirse más que por montos de facturación anual, por cantidad de personal, quizás hasta 50 personas y otras características propias de este sector.

Estos convenios deberían regir por un plazo mínimo de 3 años, ser homologados, valorando los contenidos, no como mero hecho registral, por el gobierno de turno y ratificados por el Congreso de la Nación.

Al finalizar su plazo de vigencia la ultra actividad debería limitarse a no más de seis meses para que las partes tengan la obligación con tiempo suficiente para proponer las reformas que sean necesarias, teniendo en cuenta el avance tecnológico y la evolución del país.

En mi opinión, éste es el tipo de cambio que debe impulsar el gobierno con la participación no sólo de los partidos políticos con representación en los poderes de gobierno, sino lo que es más importante de los sectores involucrados de modo directo así como las instituciones educativas que forman a la gente.

Es una tarea de largo aliento, de difícil comienzo, porque todos inicialmente se opondrán en nombre de "conquistas", una palabra que no suena bien ya que las conquistas implica que alguien fue dominado o que perdió algo o todo en algún momento. Acá se trata de crear un bien muy escaso en la Argentina que es "armonía social" o estética social.

Para ello, el gobierno necesita de gente que no está en sus elencos. Si ahora sólo nos limitamos a pensar en 2019 creyendo que nuestras cuestiones se resuelven exclusivamente en las elecciones periódicas, dará lo misma que gane cualquiera.

Seguiremos siendo la Argentina del "más o menos".

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