EL BONAERENSE / MAR DEL PLATA
Un gran enjambre de insectos provocó cierto pánico este martes (09/01) en la playa Bristol, una de las más populares de Mar del Plata.
Un equipo del área de control de Plagas de la Municipalidad se acercó hasta el lugar y constató que no se trata de abejas y tampoco de avispas. “Son camoatíes”, confirmaron desde el área al portal local 0223.
Según explicaron a 0223 fuentes de la Facultad de Biología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, se trata de un insecto “agresivo” que deja una picadura “muy dolorosa”.
Si bien no hay certezas de qué fue lo que hizo que se asentaran en la playa Bristol, algo muy poco común, el experto señaló a este medio que suelen ser atraídas por los olores dulces, como pochoclos, garrapiñadas o facturas.
“Huelen a kilómetros”, advirtió.
Desde el área de Plagas se informó que “mañana a primera hora, con ayuda de Defensa Civil y de la policía se delimitará la zona y se procederá a fumigar el lugar para llevar más tranquilidad a la población, tanto a residentes como a turistas”.
Al mismo tiempo se aclaró que “no se fumiga en estos momentos porque la playa, en plena jornada de sol, está repleta de turistas y marplatenses que disfrutan de la jornada de verano y como no se considera que la presencia de las mismas pongan en peligro o en riesgo la salud de la comunidad, se aguardará a mañana para la fumigación”.
Por último, se recomendó para evitar ser atacados “no tirar piedras, u otros elementos hacia el insecto, y no asustarse”.
# "A MI HIJA LA PUDIERON HABER MATADO"
“Eran cerca de las 5 de la tarde cuando de repente vimos que sobre nuestra sombrilla se habían posado cientos a abejas. Mi nena de 13 años estaba debajo de la sombrilla y le agarró un miedo terrible. Nadie se hacía cargo, ni la policía, ni Defensa Civil ni el Municipio. Llamamos a todos y no tuvimos respuestas. A mi hija la pudieron haber matado porque eran muchas abejas”, contó Mariana Ovejero.
La mujer explicó que junto a su marido debieron ahuyentar a los insectos ante el malestar del resto de los bañistas, que temían que los insectos los pudieron picar.
“A mi marido y a otro muchacho los picaron. Hicimos hasta fuego para sacarlas y después de una hora las pudimos sacar, tirándoles arena. La pasamos muy mal”, relató.
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