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| Mohamed bin Salman, príncipe cuestionado. |
El asesinato de Fernando Albán a manos de los servicios secretos venezolanos, las extrañas muertes de opositores rusos como Boris Nemtsov, Vladimir Golovliov y Anna Politkovskaya; y la reciente ejecución del saudí Yamal Khashoggi son ejemplos del autoritarismo en acción para mantenerse en el poder.
Es muy curioso que Estambul -donde su Gobierno también ha sido acusado de intolerancia y persecución de críticos- se haya convertido en un exilio dorado para miles de opositores árabes perseguidos por los gobiernos autoritarios impuestos luego de las Primaveras Árabes.
Uno de ellos era Khashoggi, durante años el vocero oficioso de la familia Al Saud, caído en desgracia con la llegada al poder del "clan de los Salman".
Desde hacía 1 año, Khashoggi vivía alejado del reino por miedo a la dura represión que el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, emplea con quienes no comparten sus intereses.
"5 príncipes visitaron hace unos días al monarca para conversar con él a propósito de este caso y quejarse de cómo las políticas de su hijo están afectando al país y al propio futuro de la familia real.
Tras la reunión, fueron detenidos", denunció el príncipe Jaled Bin Farhan al Saud.
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