Foto: @radiounlar |
(DP) - La multitudinaria ceremonia, presidida por un enviado especial del Papa Francisco, se llevó a cabo en la ciudad de La Rioja.
La ciudad de La Rioja fue escenario hoy de la beatificación de los primeros cuatro mártires que fueron asesinados por la última dictadura cívico-militar, entre ellos el obispo Enrique Angelelli, durante una ceremonia multitudinaria que estuvo presidida por un enviado especial del Papa Francisco.
La histórica celebración, que se desarrolló desde las 10 en el Parque de la Ciudad de la capital riojana, fue encabezada por el prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el cardenal italiano Angelo Becciu, y concelebrada por unos 50 obispos argentinos, presididos por el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, y unos 300 sacerdotes.
En representación del gobierno nacional, asistió la vicepresidenta Gabriela Michetti y el secretario de Culto, Alfredo Abriani.
Con el lema “Pascua riojana, alegría del pueblo”, la Iglesia de la provincia vivió un día histórico: la beatificación -es decir, el paso previo para ser declarado santo- de monseñor Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico catequista Wenceslao Pedernera.
Angelelli murió el 4 de agosto de 1976 en medio de un accidente provocado por la encerrona que le hicieron en un tramo de la ruta, a pocos kilómetros de Chamical, de donde venía tras haber participado del velorio de Murias y Longeville, torturados y fusilados días antes. Pedernera fue acribillado en Chilecito el 24 de julio por un grupo de hombres delante de su familia.
Con el impulso del Papa Francisco, en 2018, el Vaticano dispuso que todos ellos sean declarados beatos, al probarse que su asesinato “por odio a la fe”, durante la última dictadura militar, en 1976, constituyó un martirio.
“Los mártires riojanos son una bendición para la Iglesia en Argentina. Que la sangre derramada por ellos fecunde nuestro compromiso apostólico y nuestro camino de santidad”, expresó la Iglesia argentina en una carta enviada recientemente a Francisco.
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