LA DICRIMINACIÓN, UN PROBLEMA ESCOLAR QUE NO PARA
La degradación, el desprecio, la discriminación y la burla, es un hecho que crece día a día en el espacio educativo, agravando un problema de la sociedad que parece no tener fin. Datos de un informe realizado por UNICEF y la Flacso que demuestra cómo la humillación gana terreno en las aulas
“Callate gordito”, “andá boliviano de mierda”, “qué decís vos, si no sabés nada villero”, son frases que se escuchan diariamente en los establecimientos educativos por parte de los más chicos, que no hacen más que repetir actitudes que tienen los adultos en su vida diaria, y que suelen tener una correlación total con las acciones de los más chicos en el ámbito escolar.
Las burlas y actitudes discriminatorias de los chicos son moneda corriente en épocas escolares, pero sí desde las familias no se le ponen límites a este tipo de acciones, y más que nada son promovidas desde padres que suelen culpar de todos los males del país a los extranjeros que vienen a vivir a la Argentina o se ríen de aquel que es distinto o tiene algún tipo de discapacidad física, es imposible que los docentes desde los colegios puedan hacer algo para detener estos problemas.
Ser discriminado ya parece estar naturalizado por una sociedad que poco a poco se ha ido enfermando con los prejuicios hacia lo diferente. Esta actitud de humillación hacia los otros es sentida con mayor profundidad en los años de escuela, cuando la personalidad de los chicos se van formando, y este tipo de prácticas no hacen más que retraer, oprimir y sojuzgar a miles de chicos que sufren estas acciones tanto fuera como dentro de los ámbitos educativos.
Un informe realizado por UNICEF Argentina y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con una investigación que abarcó un muestreo de 1.690 estudiantes en la Capital Federal y el conurbano bonaerense, ayuda a entender un poco más las causas que revelan una falla en el sistema educativo argentino, que las autoridades nacionales y provinciales no han podido detener.
El estudio se divide entre los colegios privados y las instituciones públicas, demostrando que el nivel de discriminación y humillación hacia los otros crece más y es fuertemente evidente entre los privados que en los públicos. En el horizonte privado, el 13,2% de los jóvenes encuestados afirmaron que fueron crueles con sus compañeros más de una vez, contra el 4,3% de las escuelas públicas.
Además, el 17,1 por ciento de los chicos de institutos privados tomados para el muestreo de Unicef y la Flacso, aseguró que dijeron cosas feas en público sobre otros compañeros para lastimarlos y ensuciarlos ante los demás, contra el 11,3% de los colegios dependientes del Estado; así como también el 15,1% de aquellos que concurren a instituciones pagas se burlaron de otros chicos por alguna característica o discapacidad física, contra el 12,9% de los alumnos que concurren a escuelas públicas.
Los chicos con un nivel socioeconómico más alto y que tienen la posibilidad de acudir a colegios con mayor capacidad tecnológica y de producción que las que hay en los establecimientos educativos que dependen del Estado, tienden a burlarse más de sus compañeros o de aquellas personas que no están dentro de su limitado mundo, lo que hace preocupante esta especie de “limbo” en la que se encuentran, y la incapacidad de mirar más allá de sus propios ojos.
En los colegios privados, el 36,2% de los adolescentes sondeados respondieron haber tratado mal a un compañero, 13 puntos porcentuales menos que en los establecimientos públicos (23,1%). Entre los temas centrales de esas agresiones a sus compañeros, las más frecuentes son las diferencias que se hacen por cuestiones étnicas, raciales, religiosas, físicas o de apariencia, mostrando un mal que crece en los más chicos en vez de detenerse.
Datos proporcionados desde el propio Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación), indican que las personas con discapacidad motora, sensorial o visual son las más discriminadas en la Argentina de hoy, seguida por la obesidad. Además, se señala que la mitad de los actos discriminatorios ocurre en los establecimientos educativos a los que concurren los adolescentes, clubes, discotecas y en la calle.
Gran cantidad de estudios psicológicos, demuestran que los chicos traen incorporada como parte de su acervo cultural, la discriminación, que se refuerza en la escuela, y que aquellos chicos que son discriminados no sólo sufren consecuencias en esa etapa de la vida, sino que la misma se mantienen a lo largo de toda su vida.
No hay dudas de que un accionar tolerante de los padres, más un sostén profesional desde el orden psicológico, puede ayudar a los chicos a sobrellevar mejor una situación de discriminación sufrida en el ámbito escolar. Aconsejar a los niños y brindarles estrategias para evitar las situaciones conflictivas, son una herramienta efectiva frente a la humillación en el espacio educativo.
Una situación que aumenta en forma alarmante en nuestro país, y que debe superarse a base de una buena educación, que haga hincapié en la lucha a rajatabla contra la discriminación y la segregación, ya que en caso de que esto no se haga, la decadencia moral de la Argentina continuará en franca caída y la posibilidad de crecimiento serán nulas de cara al corto y mediano plazo.
CNA
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