Otra fiesta clandestina se cobró una vida. Esta vez fue en Córdoba, donde un hombre que quiso echar a los invitados murió de un infarto. Cuando llegó a su domicilio, se encontró con unos 600 chicos menores de 17 años, muchos de ellos alcoholizados.
Al disponerse a poner fin al festejo, se descompensó. El propietario de la vivienda, de quien la familia no quiere difundir la identidad, llegó a su casa en el Villa Allende Golf Club y se encontró con una multitud.
Su hija, de 17 años, le había pedido permiso para juntarse con unos amigos, pero lo que realmente ocurrió fue que había centenares de chicos de entre 13 y 17 años que habían sido convocada a través de WhatsApp (debían pagar 10 pesos y tenían que llevar alcohol).
El hecho se produjo en la madrugada del domingo, pero recién trascendió ahora, a partir de un informe del medio local Canal 12. Según los vecinos del barrio, ellos dieron el alerta cuando vieron la calle inundada y oyeron los gritos de los jóvenes.
Ese panorama, sumado al disgusto de tener que desalojar a los adolescente, habrían sido las causales del paro cardíaco del padre de la anfitriona.
Seguridad Ciudadana recibió un pedido telefónico de ambulancia a las 2:30, pero los médicos no pudieron al hombre.
El jefe del área, Daniel Aguirre, describió que la "multitud" de jóvenes dificultaba el ingreso a la casa, donde yacía desmayado en el living el propietario, que se había descompuesto tras discutir con uno de los chicos. (www.larazon.com.ar)
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