OPINIÓN / ABORTO EN SEMANA DE DICTAMEN
Por ALEJANDRO GEYER - Fundación Gospa. Coordinador Nacional de Marcha por la Vida
(U24) - La Argentina se encuentra en uno de sus momentos históricos más dramáticos.
Dentro de pocos días los diputados deberán votar entre la vida o la muerte de los niños por nacer. Son ellos que podrán levantar o bajar el dedo, tal como los emperadores romanos.
Se abrirán la puerta de la Vida o la puerta de la Muerte por donde saldrán esos Pequeños Inocentes del vientre materno.
Desde que el Presidente Mauricio Macri autorizó el debate en el Congreso, la sociedad argentina se encuentra en una nueva “grieta”. Es decir una nueva división entre los ciudadanos que están a favor de la Vida o de la Muerte.
Esta grieta no es meramente social, política o económica. Es una grieta cultural. Es una grieta entre la cultura de la Vida y la cultura de la Muerte.
El que vence en este duelo decide el futuro del país. Si vence el aborto, vale todo. Si puedo matar a un niño inocente nada impide la eutanasia. Con el aborto puedo decidir quien vive y quien no.
El que tiene salud se salva y el que no goza de buena salud será descartado. El niño no deseado será abortado como si él fuera el culpable. Lo mismo que el niño engendrado en una violación
¿Desde cuándo en nuestra sociedad los hijos pagan la culpa de los padres?
No hay límites para la cultura de la Muerte. Lo hemos visto en Inglaterra con el caso Alfie Evans, en el cual los “doctores en leyes” decidieron sobre la vida de Alfie que sólo contaba con casi dos años de edad.
¿Qué mal había hecho?
Su pecado fue padecer una enfermedad. Para los dueños de la vida y de la muerte, Alfie no podía seguir viviendo.
Pero me pregunto: ¿quién tiene autoridad para decidir sobre la vida de los niños por nacer?
¿Ser diputado o senador le permite bajar el dedo y condenar a muerte a un bebé?
Confirmo lo dicho: si un diputado tiene el poder de decir sobre vida ya no hay límites. Se considera un Prometeo que roba el fuego divino a Zeus.
Algunos podrán sostener que el sistema democrático autoriza a los legisladores a realizar este tipo de votaciones. Tal vez sea este tema donde más haya que reflexionar y actuar.
El bien de los individuos (tal como en este caso la vida) no puede depender de la mayoría y, sobre todo, de una mayoría ideologizada. Si la vida es un bien, no se le puede negar a nadie y, menos que menos, quitársela a un niño que ya la posee.
Por otra parte, bien sabemos que, por el orden jurídico argentino, esta ley sería totalmente anticonstitucional. Pero hay muchos Prometeos.
Los diputados a favor del aborto me dicen que tienen el mandato que les concedió la voluntad popular en la elecciones. Que ellos son los representantes del pueblo. En este tema opino que no es así.
En los últimos meses en Argentina se han realizado tres Marchas por la Vida. Más de 3.500.000 de personas salieron a la calle en todo el país (260 ciudades) de norte a sur y de este a oeste. Grandes capitales y pequeñas ciudades. Los que marcharon expresaron con firmeza que nunca habían leído en las fórmulas electorales que fulano o mengano estaban a favor del aborto. Ninguno había expresado su posición al respecto salvo los partidos de izquierda.
Miles de argentinos se sienten defraudados pues nunca votaron a nadie para que decidiera quien vive o quien muere. Se ha creado un problema ético: ¿puedo votar a algún candidato que esté a favor del aborto y que condena a muerte a los niños por nacer?
El pueblo argentino en las Marchas manifestó que no quiere ser cómplice.
Creo que está todo dicho. Durante semanas hemos escuchado razones serias y contundentes. La ciencia, representada por quien tiene autoridad, ha sostenido hasta el cansancio que la vida comienza en la concepción.
Luego viene un periodista y dice que no. Que la vida comienza en la semana 12 o 14. ¿Con qué autoridad? Si estoy enfermo voy al médico que sabe, no al periodista!
Las pro aborto esgrimen argumentos y no razones. Tienen un solo objetivo: que se apruebe la ley del aborto. Algunos de sus argumentos lo manifiestan como un capricho de un niño: "¡yo con mi cuerpo hago lo que quiero! ¡Soy libre para decidir!"
“Eso no es una vida sino una larva”, llegó a expresar algún sociólogo que pasó por el Congreso.
“La mujer violada, la pobreza, la salud de la madre, la malformaciòn del niño, hijo no deseado, etc, etc.” son todos argumentos. No son razones para que se apruebe la ley del aborto. Las razones surgen de la inteligencia. No del capricho.
¡No hay ninguna razón por la cual se pueda matar a un niño inocente!
Ante todos estos “argumentos” de los pro aborto, los que defienden las dos vidas en serio y en su totalidad, han presentado propuestas superadoras e integrativas tales como la adopción y la atención total de la mujer embarazada.
Los pobres en Argentina no quieren aborto. Quieren dignidad que se consigue con trabajo y educación.
La Argentina para ser grande, libre y soberana no debe depender de presiones económicas externas que imponen el aborto como un negocio y como método para disminuir la pobreza.
Las cartas han sido repartidas. El duelo entre la vida y la muerte está por decidirse.
Los legisladores eligen en junio. Los argentinos el año próximo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario