Angy esperaba a su primera hija. Las dos fallecieron. |
(U24) - Todo comenzó el 6 de junio del 2017. Angy estaba en su trabajo cuando se descompensó y sintió la falta de aire. Alarmados, sus compañeros pidieron auxilio médico.
Ángeles no dudó en llamar a su médico de cabecera, el obstetra Gustavo Katz. El doctor le pidió que fuera al Sanatorio Los Arcos, en Palermo, donde él estaba atendiendo. Ella fue hasta allá, junto a un compañero de trabajo.
Según la denuncia, en la guardia la recibió la doctora Silvia Blanco, quien le ordenó un análisis y un electrocardiograma. Ángeles tenía "taquicardia sinusal, desviación extrema del eje AL izquierda. Hemibloqueo anterior izquierdo. QRS (T) anormal".
Además, el estudio alertaba: "considérese lesión de miocardio inferior T anormal, posible lesión de miocardio anteroseptal".
Sin embargo, la médica Blanco la mandó a su casa. "Durante el período de observación es evaluada por el obstetra de cabecera, almuerza, buena tolerancia. Evolución favorable, asintomática. Se retira", consignó. Y le dieron el alta.
"Le dijeron que estaba ansiosa y la mandaron a la casa", recordó su mamá. Ángeles fue a su casa y cenó con su pareja. Pero todo empeoró a la medianoche. Perdió el conocimiento.
A su casa llegaron dos ambulancias. Dos médicos intentaron maniobras de reanimación sin resultado y trataron de extraer la criatura para por lo menos salvar a una, también sin éxito, y la trasladaron al Hospital Fernández, donde certificaron su muerte a las 00.50 del 7 de junio.
La autopsia reveló después que la causa fue un "trombolismo pulmonar, congestión y edema pulmonar".
Desde ese momento, la familia empezó una larga batalla judicial contra la obra social y contra los médicos que la atendieron, Katz y Blanco.
Buscan que se haga justicia por ella y, sobre todo, que no le pase lo mismo a nadie más. "Hay un nivel de descalificación profesional que nos pone en alerta rojo", manifestó su mamá y agregó: "El sistema es peligroso".
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