AGENCIA / OPINIÓN
por RAÚL ACOSTA
ROSARIO. La serie de declaraciones que ha hecho Aníbal Fernández en diferentes medios sobre el fiscal muerto, Alberto Nisman –podría decir asesinado pero estaría tomando posición-, las diferentes declaraciones que ha producido Aníbal Fernández, llaman a la reflexión.
Aníbal Fernández es hoy nada más, simplemente, de modo absoluto, el vocero de Cristina Elisabet Fernández de Kirchner.
Todo lo que dice Aníbal Fernández, lo dice con autorización, con orden, con disposición de Cristina Elisabet Fernández de Kirchner.
Cuando ustedes escuchan hablar a Aníbal Fernández, están escuchando hablar o están escuchando el pensamiento vivo de Cristina Elisabet Fernández de Kirchner.
Todos los dichos del señor Aníbal Fernández sobre Nisman, los suscribe y los avala Cristina Elisabet Fernández de Kirchner.
Porque el cargo que tiene Aníbal Fernández es ese: vocero de la Presidente. Y si no fue echado en la tarde del miércoles 18, los dichos de Aníbal Fernández, los avala Cristina Elisabeth Fernández de Kirchner.
Todo lo que dijo Aníbal Fernández el 18'de marzo sobre Nisman y lo que dijo en días anteriores -pero lo de hoy fue realmente de una violencia muy grande-, tiene el aval de la señora Presidente.
La señora Presidente no puede decir que está a favor de la paz, del consenso, de la tranquilidad, del equilibrio, cuando la persona que habla en su nombre, su vocero, tiene actitudes tan desequilibradas como las que tuvo Aníbal Fernández.
Por otra parte, cabe consignar que esto que ahora se dice, con Nisman absolutamente muerto, se corresponde con aquello que se indica en modo claro en las estrategias, en las tácticas para engañar al enemigo con frentes laterales, maniobras disuasivas o distractivas (palabras son todos neologismos )
La batalla se desarrolla acá en el centro, hagamos movimientos laterales para engañar y que el enemigo se distraiga mirando las lateralidades. El centro es la imputación
Si la señora Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, el señor Timerman, el señor Larroque, el señor D’Elía, y otros más, complotaron para entregarnos al poder asesino de Irán, al poder populista y absolutamente equívoco de Chávez , mas el de Rusia y Putin, si complotaron para eso, la presencia del escrito de Nisman apuntaba a una cuestión elemental: “señor juez, tengo esta presunción, averigüe”. Y ahí murió.
Lo que debe hacer la justicia argentina es averiguar si es cierto lo que planteaba Nisman preguntando, indagando, inquiriendo, realizando aquello que se corresponde con las fiscalías y con los jueces. Investigar y fallar. Trabajar libremente.
Lo lateral, si la persona que hizo esta denuncia andaba con chicas, no andaba con chicas, andaba con muchachos, no andaba con muchachos, tenían una cuenta tramposa, le robaba dinero a sus empleados, se corresponde con otra historia.
La señora Presidente ha dicho cosas terribles sobre Nisman hoy en la voz de Aníbal Fernández. No se puede esquivar esto. No creo que haya un periodista que niegue esto que estoy diciendo. Aníbal Fernández habla en nombre de Cristina. Y Cristina habla por la boca de Aníbal Fernández. Si no es así lo tiene que desmentir y decirle “váyase, no es más mi vocero”.
De modo que cambiar el sujeto de la conversación y plantar como sujeto si Nisman andaba con chicas, con muchachos, si gastaba dinero, es una cuestión lateral. Importantísima, si usted quiere, pero que no hace al fondo de la cuestión, el pedido de imputación que iba a llevar como fiscal Nisman a un juez y que no pudo porque murió antes de presentarla en Diputados, y días antes de presentarla en sede tribunalicia.
Ese eje, lo que Nisman sospechaba que estaba sucediendo, y la consecuente resolución en tribunales de este tema, es el único eje. Porque: a quien acusa Nisman es a la Jefa de Aníbal Fernández, y Aníbal habla en nombre de ella.
¿Qué debo entender yo? ¿Qué lo que dicen de Nisman, lo que dice Aníbal Fernández de Nisman, lo dice Cristina despechada porque ha sido descubierta y lo manda a decir esas cosas?
Cierra el día.
No lo echó a Aníbal Fernández. Si no lo echó, lo está avalando. Si lo está avalando, si hay un aval de la señora Presidente a los dichos de Aníbal Fernández, poco más podemos decir.
En realidad, los que duermen del costado kirchnerista en el periodismo, lo que pueden hacer es olvidar este tema o dedicarse a las lateralidades.
Averiguar con cuantas chicas o con cuántos muchachos se acostaba Nisman. Las otras cuestiones que hacen al fondo, que hacen al país, deben decirse, no se pueden demorar.
Por lo tanto, digo, formalmente, Aníbal Fernández no ha sido echado, no ha sido reconvenido, no ha recibido una amonestación, ni una queja, y no se sabe si mañana, esta noche, va a seguir con estos improperios, estos adjetivos, estos juicios, sobre Nisman, que ya muerto, además, muy poco puede contestarle a Aníbal Fernández.
El que acusa a un muerto tiene nombre. No se llama Aníbal.
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