AGENCIA / CONFIDENCIAL
LA PLATA (Letra P). A Jaime Stiusso no le gusta hablar por teléfono. El ex director de operaciones de la SIDE solo se maneja por mensajes de texto. La excepción sería su núcleo familiar cercano y su abogado y amigo Santiago Blanco Bermúdez.
Vive entre Estados Unidos y Uruguay, cuentan que tuvo un ofrecimiento laboral en el país del norte pero lo declinó. También cuentan de una reunión en Miami con el abogado Darío Richarte, recaudador de la campaña Sergio Massa y ex vicerrector de la UBA.
En ese encuentro habría negado cualquier reconciliación con el Gobierno, como se especuló recientemente. Está convencido de que las hostilidades contra él no se detendrán y menos aún desde que quien fuera su némesis en la SIDE, Fernando Pocino, está en el máximo de su poder al punto que, desliza, es probable que en breve sea designado director de operaciones.
Reconoce a Pocino como un justo rival y ahora, a la distancia, admite que su relación con Cristina Fernández de Kirchner terminó de implosionar no cuando se firmó el memorando con Irán ni cuando se activaron causas contra ministros y allegados a la familia presidencial.
El punto crítico habría sido cuando Pocino le llevó a la Presidenta la foto en la cual él compartió mesa con Massa la noche del casamiento del hijo de Francico Larcher.
Información o especulación, Stiusso está cada vez más convencido de que Alberto Nisman fue asesinado. Señala al general César Milani y abona la teoría de que en la noche fatídica del 18 de enero Nisman recibió una visita inesperada de unos emisarios que buscaban amedrentarlo pero que la situación se salió de control con el final ya conocido.
En el mismo sendero, que mezclan datos con pálpitos, el espía señala la inmovilidad del caso Hotesur, que en diciembre se decía que llevaría a Máximo Kirchner a los tribunales. El caso lo tiene Claudio Bonadio pero por ahora nada sucede. Bonadio siempre fue el juez más enemistado a Stiusso y el espía encuentra lugares comunes entre el avance de las causas en su contra por supuesto enriquecimiento ilícito y el silencio del caso Hotesur.
Ya avisó que pasará una larga temporada antes de que vuelva al país. Desde el exterior monitorea el avance de la causa que instruye Sebastián Casanello y que impulsa Gustavo Vera, o sea, Jorge Bergoglio.
Sus cuestiones en el país corren por cuenta de Daniel Salinardi, histórico hombre de suyo de la SIDE (también acusado por Vera) y que por el momento se dedica a revolotear entre los tres candidatos con más chances a la presidencia.
Cuenta de hecho que fue Salinardi el que organizó en noviembre la cumbre secreta entre Stiusso y Daniel Scioli cuando el gobernador fue filmado en el interior del aeropuerto de Miami e iba a sacarse una foto con Bill Clinton.
Fue un encuentro a puertas cerradas en una oficina del Banco Provincia en la Avenida Callao. Solo ellos dos saben de qué hablaron. Por ahora Stiusso se lo reserva.
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