Foto: EFE |
Brasil ejerció el control, con porcentaje superior al 60 por ciento en la posesión del balón, ante un conjunto serbio bien armado, muy solidario en el trabajo, serio atrás, que aguardaba el momento para salir con velocidad a la contra en busca de Ivan Saponjic.
Los 'leones' que adiestra el joven técnico balcánico Veljko Paunovic, cuya carrera como futbolista discurrió en su mayoría en varios clubes de España, se fajaron con todo ante un cuadro brasileño que ejerció de favorito, con nuevas promesas llamadas a brillar.
Este conjunto serbio demostró en este Mundial de Nueva Zelanda que es capaz de salir airoso en la contrariedad y de emerger en situaciones extremas para hacer historia y plantarse en la lucha por el título 28 años después de aquella mítica selección de Yugoslavia, que se coronó campeona en Chile'87 de la mano de grandes jugadores como Davor Suker, Robert Prosinecki, Zvonimir Boban o Predraj Mijatovic.
Aunque de entrada tuvo atrevimiento ofensivo Serbia, con un par de centros desde la izquierda que no encontraron rematador, no tardó en conceder la iniciativa a los brasileños, que disfrutaron de tres opciones para adelantarse en el marcador en el primer periodo. Predrag Rajkovic, meta del Estrella Roja, en cambio, impidió que fructificaran los tiros de Jean Carlos, delantero del Real Madrid, y de Gabriel Jesús, figura del Palmeiras, mientras que un disparo de un activo Joao Pedro salió muy cerca del poste izquierdo.
Serbia estuvo muy cerca de encontrar el premio a su esfuerzo en la prolongación del primer periodo. Un córner muy bien ejecutado, con un movimiento táctico perfecto, acabó en la cabeza de Sergej Milinkovic, cuyo remate lo detuvo muy atento en la misma línea el portero Jean.
Tras un aviso en el que el lateral Milan Gajic obligó a Jean a lucirse, una acción similar que pasó otra vez por las botas del talentoso Andrija Zivkovic terminó en la derecha del área en las botas de Nemanja Maksimovic, quien centró y le puso un balón perfecto a Stanisa Mandic para que rematara a placer.
Habían pasado 572 minutos desde que Brasil encajara su último gol en este Mundial (no le habían batido desde el segundo partido de fase de grupos ante Hungría, m.8, Bence Mervo), y ocurría en un momento más que delicado y clave.
Serbia tocaba la gloria y a Brasil le tocaba remar contracorriente. Para su fortuna, el talento es infinito y, casi de inmediato, encontró el de Andreas Pereira
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