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POR: FEDERICO FAHSBENDER ffahsbender@infobae.com
Vecinos del asentamiento del Bajo Flores dieron detalles a la Justicia sobre el episodio que involucra a gendarmes y donde fueron heridos niños de una murga. El Ministerio de Seguridad abrió una investigación interna.
Esta tarde, el Ministerio de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich y Eugenio Burzaco fue, por así decirlo, protocolar en su anuncio sobre el hecho más comprometedor que protagonizó su gestión hasta ahora.
Mediante un comunicado, la cartera aseguró que iniciará una investigación interna para dilucidar lo ocurrido el viernes último sobre la calle Bonorino en el Barrio Illia 2 de la Villa 1-11-14 del Bajo Flores, un hasta ahora confuso episodio en donde efectivos de Gendarmería habrían disparado sobre menores de edad integrantes de la murga "Los Auténticos Reyes del Ritmo", con al menos 11 heridos según testigos en el marco de un operativo.
Entre otras medidas, el Ministerio enviará una comitiva de la Subsecretaría de Participación Ciudadana para recoger información y testimonios y así "evaluar eficientemente lo acontecido en el lugar".
Por otra parte, se abrió un expediente en la Dirección de Violencia Institucional de la cartera. El comunicado luego apuntó en un gesto defensivo, que ningún funcionario recibió ningún tipo de citación hasta el momento.
También, que se despacharon representantes de la Dirección Nacional de Participación Comunitaria en el día de ayer para dialogar con los vecinos damnificados. Todos, asegura el texto, se negaron a hablar. Pero lo cierto es que varios de ellos ya lo hicieron ante la Justicia.
Hoy por la tarde, el fiscal Adrián Giménez, a cargo de esclarecer el caso, requirió de forma urgente a la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN) y el programa ATAJO los testimonios y denuncias que tomó en la 1-11-14 para así nutrir su hipótesis y orientar su pesquisa.
Hay dos gendarmes heridos en el Hospital Churruca por el operativo del viernes 29: fuentes cercanas a la investigación aseguran que no consta hasta ahora que sus heridas hayan tenido relación con el hecho en la calle Bonorino.
Infobae accedió a los testimonios: todos apuntan a una misma dirección, lo que parecen ser diferentes fragmentos de una escena.
Una mujer de 40 años que estaba allí junto a su hijo afirmó oír cerca de 50 detonaciones; dieciséis le impactaron en el cuerpo, entre la espalda y las piernas, mientras le mostraba sus hematomas al funcionario que tomaba nota.
La mujer comenzó así su relato: "El viernes a la noche como todos los días, estábamos ensayando para la murga en la que salimos mi hijo y yo, cuando llegó la gendarmería, la grúa de la policía federal y un patrullero de la policía federal ordenando que se ceda el paso. En ese momento, el director de la murga, con otros papás empezamos a hacer correr a los chicos, cuando bajó el acompañante del móvil de gendarmería, remontando la escopeta y diciendo "¿qué pasa acá?" de mala manera.
La gente le dijo "para que hay chicos, hay criaturas. No vayas a querer tirar que hay criaturas, y ahí los estamos corriendo". En ese momento yo me di vuelta y seguí corriendo a los chicos, cuando empezaron los disparos. Los más chiquititos estaban adelante encima, ese día la desgracia era como que ese día tenía que pasar eso, porque nunca los chiquitos se forman adelante, y a los que dispararon no les importó.
Había chiquitos, gente mayor y no les importó. Empezaron los disparos y nos gritaban negros de mierda, nos insultaban. Yo empecé a retroceder, a correr, lo agarré a mi hijo y atiné a tirarme contra las paredes".
Otro hombre, también de 40 años y parte de la murga, padre de un joven de 14, apuntó: "Cuando veo al patrullero les pido que paren y les pido por favor que si pueden retroceder que tengo muchos chicos ensayando. Bajan dos gendarmes, hablamos tranquilo, pero el chofer del patrullero avanzó igual y chocó con el auto a dos mujeres, a una de 16 años, Ludmila, no recuerdo el apellido. Cuando veo el episodio, para evitar problemas le pido a la gente que abran paso. Cuando le abrimos el paso avanza el patrullero y atrás avanza el camión de Gendarmería, dobla el patrullero. De atrás del camión salen dos gendarmes, diciendo "¿Qué? ¿Son todos guapos?".
Que yo les pido que guarden el arma y que no las usen porque hay muchas criaturas. Que ni bien digo eso, el Gendarme me empuja, y caigo, cuando estoy en el piso me tiran con la escopeta. Mi hijo se cruza y me cubre con el cuerpo. El impacto de bala pega entonces en la pierna de mi hijo. Jonathan sale corriendo, y yo también."
La balacera, según el relato, fue en aumento: "El mismo gendarme me seguía tirando, yo corría y me escondí entre una casa y el kiosco. Mi hijo se metió para los departamentos de Illia 2, y se escondió con algunos chicos que también corrieron entre las escaleras. Cuando me dejan de tirar a mí, comienzan a tirar para todas partes y contra la murga en particular, contra los chicos y las mujeres que se quedaron en la calle.
La gente pedía por favor que dejen de tirar, y los gendarmes seguían. En ese momento llegan refuerzos de Gendarmería, alrededor de cinco patrulleros en total. Siguieron tirando. Todo duró entre veinte y media hora", aseguró.
El hombre también afirmó algo más grave detrás de los perdigones de goma: que habría una mujer internada en el hospital Piñero por el ataque, con un impacto de plomo en el cuello. Su hijo también está dispuesto a declarar.
Otra mujer del Barrio Illia, de 35 años, apuntó sobre un gendarme en particular en el comienzo de las tensiones: "Bajaron dos, uno era muy alto y otro era medio gordito, y cachetón. Él fue el que más se ensañó con todos. Yo no sé si fue porque los chicos no se apuraban pero ahí empezó la discusión. El director de la murga se puso adelante, y empezó a decirles a los chicos, "vamos vamos, así pasan". Yo no sé qué discusión hubo, el gendarme era el que discutía con Marola (así se apoda el director de la murga), y ahí lo empujan, y los hijos de él, que tienen trece y catorce años, empezaron a meterse para defender a su papá, y ahí empiezan a empujar todos, los chicos de la murga, las mamás, todos empiezan a empujar. El gendarme este gordito, sacó un arma larga y le apuntó al pecho a mi hija y a mi cuñado".
Este efectivo, según la declaración que ahora consta en la causa, apretó el gatillo: "Ahí empiezan los disparos. Al que más lo vi fue al gordito que apuntó a mi hija y a mi cuñado, y también luego disparó. O sea, apuntó y disparó. A mi cuñado y a mi hija le disparó tres veces y a mí me impactó en la cabeza detrás de la oreja izquierda, no me llegó a lastimar". Las agresiones de parte de este efectivo no cesaron ahí: "En ese momento veo a este hombre, el gendarme gordito y cachetón, que se ensañaba con una chica rubia que se llama Flor, una chica que quedó toda lastimada. Estaba a unos cinco metros más o menos, él le disparaba a ella y en un momento las piernas le tambalearon, ella cubría a su nene, y el gendarme le apuntaba y le tiraba. No pude contar cuantos disparos fueron pero sé que fue más de uno y dirigidos a ella, en ese momento al menos".
Estos tres testimonios no son los únicos con los que puede contar el fiscal Giménez. Siete otras personas, integrantes de la murga o relacionadas a la misma, algunos heridos, se presentaron ante la dependencia de ATAJO en la 1-11-14. Todas afirman ser testigos de lo que pasó.
Uno de ellos incluso aportó un video. Otra mujer incluso aseguró que su hijo adolescente sufrió un disparo de plomo en una pierna, para luego ser atendido en el Piñero y el Garrahan. También desea declarar.
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