OPINIÓN / COMPLICACIONES PRO
por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Antes de cumplir 270 días en el cargo, Mauricio Macri sufrió su 1er. "cacerolazo"; casi al mismo tiempo que Cristina Fernández comenzó a enfrentar la protesta contra la Resolución 125: 2 reacciones populares, que comenzaron tímidamente, generadas por pésimas decisiones de ambos gobernantes; lo que confirma el escaso tiempo que ciertas partes de la población otorgan de "luna de miel" a los nuevos gobiernos.
Sin embargo, no son comparables ambos fenómenos.
El "cacerolazo" contra Mauricio Macri fue de menores dimensiones, impulsado políticamente, protagonizado por muchos militantes partidarios, con fuerte uso de banderas partidistas y con un fuerte tono desestabilizante.
En cambio, la protesta contra la Resolución 125 fue de menor a mayor, no nació por impulso político, fue protagonizada por productores autoconvocados, sin uso de banderas política y nunca tuvo una intención desestabilizante, pese a que el kirchnerismo pensara lo contrario.
Una diferencia básica es que mientras Mauricio Macri no llega a 9 meses reales en el poder, el Gobierno de Cristina Fernández era comprendido por la opinión pública como una continuidad del Gobierno de Néstor Kirchner, por lo cual, no es erróneo decir que la protesta por la 125 se produjo luego de casi 5 años de mandato kirchnerista.
En este marco, así como ambos fenómenos muestran un escaso "aguante" a los errores de gestión de mandatarios recién electos, lo cierto es que los tiempos que se le han permitido a Mauricio Macri para cometer errores ha sido muy escaso, en especial, ante un gobierno con déficit de preparación previa, exceso de improvisación y que tiene como fórmula de gestión la prueba - error - modificación - reintento; un “lujo”que no se permite ningún gobernante peronista en el poder.
Es peculiar que el macrismo no comprenda que no se pueden cometer errores de gestión, más allá de que no corresponde a un gabinete "de lujo" (cómo les gusta autocalificarse) y de que los ciudadanos no son cobayos para experimentar alternativas.
Desde el punto de vista político, todo es pérdida, no hay el más mínimo rédito para el PRO o para el Presidente de la Nación, a menos de un año de elecciones legislativas claves para la gobernabilidad.
No es un dato menor, dado que un peronista que comete muchos errores con alto costo político, a la larga, termina por generar una fuerte oposición interna. En ese sentido, el macrismo comete el mismo error que los radicales en el poder: No entienden que cuando cometen errores en la gestión, crean 2 grupos opositores: en la interna partidaria (que se “comió” los gobierno de Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa) y la externa, encabezada por el peronismo.
Después de 5 años de recesión, el ciudadano promedio tiene la "mecha corta", en especial, ante un gobierno que suele cometer demasiadas faltas autoprovocadas. Una combinación nefasta que sólo incrementa la debilidad que le inyecta al mandato presidencial de Mauricio Macri.
EL PANPERONISMO
Pese a la caída de imagen positiva de Mauricio Macri en todas las encuestas, es innegable que la opinión pública defiende al mandatario en su cargo, nadie apoya un vuelco institucional, nadie quiere que vuelva el kirchnerismo al poder y todavía no aparece una figura de recambio al Presidente de la Nación dentro del peronismo.
Entonces: ¿por qué está la oposición panperonista tan apurada para condicionar la gestión de Mauricio Macri, hasta el punto de impulsar un "cacerolazo" menor, convertirlo en un acto partidario y movilizar en ómnibus escolares hasta el Obelisco?
El peronismo nació en el poder, no soporta vivir fuera del poder. En la década del ´60 intentó formas para regresar al poder, no lo dejaron. En los ’70, una fracción usó la violencia; en los ’80 se dividieron entre los que colaboraban con los militares y los que calentaban la política en “peñas” y “asados político”; a Raúl Alfonsín le hicieron 13 paros, a Fernando de la Rúa lo vaciaron de poder hasta hacerle un golpe institucional.
Por eso, ahora “improvisan” fórmulas de desgaste hacia Mauricio Macri, para tratar de volver lo antes posible al poder, a la caja, a la prebenda.
La crisis del panperonismo es mayor y no encuentra la forma de resolver su forma de determinar nuevos liderazgos y deshacerse de las "figuras" que los llevaron a la derrota electoral.
Por eso, para unirse, deben hacerlo contra alguien. No se animan a ir contra Cristina Fernández o el kirchnerismo, dado que eso implicaría reconocer que fueron cómplices de ese período negro de la historia peronista.
Por ese motivo deben unirse contra Mauricio Macri. Y los errores del PRO en el poder, le otorgan los insumos políticos básicos para alentar la reunificación de las tribus panperonista, por lo menos, hasta que las urnas, el año que viene, consoliden liderazgos territoriales y hundan en el pasado a ciertos personajes que no desean en sus filas.
DESCALABRO TARIFARIO
De allí el doble peligro que implican los errores autoinflingidos por el PRO. No sólo perjudican la imagen de Mauricio Macri (y le hacen perder inmenso capital político, a cambio de nada), sino que ceden al panperonismo temas que convierten en banderas para que aparezcan fuertes, finjan que defienden a los consumidores (cuando son cómplices del desmadre kirchnerista que llevó a esta crisis de tarifas), ganen espacios en los medios y que tengan una excusa para unirse contra un "enemigo" común.
La crisis desatada por el intento de "sincerar" las tarifas públicas lleva casi 4 meses. No sólo ha tenido un costo político enorme, sino también, no sirve (ni servirá) para reducir el déficit fiscal, alimentó la inflación, redujo el poder adquisitivo del salario y terminó por quedar en manos de fiscales, jueces y abogados oportunistas que responden a aparatos políticos. Y, para colmo, no hay solución en puerta para este descalabro.
El kirchnerismo dejó una maraña intrincada e incomprensible de tarifas, con una sobrecarga de impuestos (casi 40% sobre cada boleta de cada servicio público) que sólo se explica por la avidez y voracidad fiscal de malos ministros de Economía, gobernadores e intendentes municipales. Antes de cualquier "sinceramiento", se debería haber ordenado el cuadro tarifario y hacer una planificación gradual de su aplicación.
Y ante cada aumento de tarifa, ofrecer a cambio una disminución de la carga fiscal que redujera el impacto en los bolsillos. Y todo muuuuuy bien explicado a los consumidores.
No se explicó y todo fue manejado por un empresario con aires de tecnócrata, que basó sus decisiones en un Excel. Sin duda, una forma eficiente y eficaz de tomar decisiones en algunas empresas; pero no en el sector público, no en el Estado, no cuando se hace política.
Esa lección se aprendió en los '90, pero algunos no se dieron por enterados....
Pero el error ya fue cometido. Las soluciones que se intentaron, están judicializadas. Queda en la Suprema Corte de Justicia otorgar un marco para futuros “sinceramientos”.
En el “mientras tanto”, el Gobierno sigue sin explicar las dimensiones de la crisis de las tarifas públicas, no elabora un “relato” que convenza a la población y no ofrece un horizonte de mejora en el servicio, pese a que los cortes de luz se han reducido, como los cortes de servicio residencial de gas. 2 ventajas, que ni siquiera usan como argumentos para equilibrar tantas malas noticias.
De esta forma, el Gobierno quedó encerrado en una crisis, que es aprovechada por la oposición panperonista; y no alcanza a elaborar una agenda de temas que superen el momento. En el fondo, todo el peso de “aliviar” el costo político de los errores cometidos está en la Justicia y en la evolución de las investigaciones de la corrupción kirchnerista.
El ejemplo fue notable. Mientras los canales de cable, con lentitud, se “prendían” en la cobertura del cacerolazo menor, aparecían las imágenes de los dólares encontrados en las 2 cajas de seguridad de Florencia Kirchner, despertando, una vez más, el desprecio de aquellos que hacen de la militancia antikirchnerista su mayor argumento para seguir apoyando a Mauricio Macri y al Gobierno del PRO. (N. de la R.: Aunque los Kirchner demostrarán en las próximas horas que eran parte de la herencia de Néstor Kirchner, y la Justicia lo sabe desde el inicio del procedimiento).
¿Hubo una maniobra de distracción? Puede ser, pero lo que le falta al macrismo en el poder una “viveza criolla”.
Mauricio Macri va a Villa Devoto, lanza el “Plan Nacional Joven” y agradece al Congreso por haber aprobado la “Ley de Primer Empleo” o “Ley de Empleo Joven”, norma que está cajoneada por el panperonismo en el Congreso y que ni siquiera está programada para comenzar a discutirse.
Ante el papelón, el Jefe de Gabinete,Marcos Peña, debería hacer salido por algún medio (está abonado al Grupo Clarín) y haber convertido el error presidencial en una “chicana” contra la oposición.
TODO AL BLANQUEO
Muchas veces, en política, la forma de ejercer el poder no la impone el líder político del momento, sino sus opositores. Por eso, cuando los militares derrocaron a Juan Domingo Perón en 1955, en sus diversas interrupciones del poder, intentaron imitar al creador del peronismo o en crear sus propias corporaciones políticas para enfrentar a la corporación peronista.
Y, quizás, el error de Raúl Ricardo Alfonsín y Fernando de la Rúa fue gobernar como radicales, cuando enfrente tenían a un peronismo sediento de volver al poder.
Nadie le pide a Macri que se convierta en peronista, ni que haga peronismo; pero sí que entienda que si no responde con forma y modos peronistas, el panperonismo tiene mucho terreno que ganar; más si la situación económica no mejor.
Y según todos los economistas, hasta los más ortodoxos, ya hay conciencia de que, aunque aparezcan “brotes verdes”, la recesión recién se convertirá en recuperación en el 1er. trimestre del año que viene, es decir, en no menos de 7 u 8 meses.
Hoy, todos los “cañones” el Gobierno están puestos en la “exposición” de activos en el exterior. El blanqueo se ha convertido en el eje central de la Casa Rosada para alcanzar el ansiado momento de la salida de la recesión.
La medida, con su ingreso de dólares y pago de multas, permitirá cubrir parte del incómodo déficit fiscal y promete tener un efecto multiplicador que permita reactivar sectores claves como la construcción y las inversiones agropecuarias.
Pero lo mismo se esperaba con la salida del default, y no ocurrió. ¿Acertarán ahora? Esperemos no sea prueba y error, otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario