CLAVES / INFORME
La salida de Cristina Kirchner del poder complicó el trabajo de Susana Trimarco. Los fondos que recibió quedaron bajo sospecha e investigación judicial.
Vale hacer un repaso de lo ocurrido en los últimos dos años:
En abril de 2016, el gobierno de Córdoba empezó a revisar los pagos a la madre de “Marita” Verón, acordados con la gestión de De la Sota.
Había cobrado dos millones de pesos para un refugio que se denunció que no se había construido. De esos dos millones restaban cobrar $400.000 que la administración de Juan Schiaretti frenó.
Por entonces, la senadora nacional Silvia Elías de Pérez –que ya había pedido informes oficiales por los terrenos cedidos para la construcción de viviendas a Trimarco-, posó la lupa sobre los fondos que la gestión de Cristina destinó a la organización presidida por la madre de Marita Verón.
Elías de Pérez sospecha que la organización recibió fondos millonarios desde el momento en que Trimarco comenzó a acompañar la campaña para “democratizar la Justicia” y al grupo de fiscales, magistrados y abogados que integran la agrupación “Justicia Legítima”.
En total, se calculó que la Nación le giró $ 23 millones a la fundación en 2015.
La madre de Marita habló luego de la polémica por dos predios que le otorgó la administración kirchnerista y dijo: "Si fuera una corrupta tendría que estar presa como hoy lo está esa mujer de Jujuy", en referencia a Milagro Sala, a quien se investiga también el desmanejo de fondos públicos.
Las sospechas sobre Trimarco llegaron a la desaparición de su hija. De hecho, su fundación tuvo que desmentir una versión que indicaba que Marita estaba viviendo en Venezuela con un periodista y militante kirchnerista.
Desde la Fundación "María de los Ángeles" denunciaron que "en los últimos días hemos recibido la inquietud y preocupación de algunos de nuestros seguidores en las redes sociales, al respecto de una noticia que afirma que Marita Verón se encuentra en Venezuela y en pareja con un periodista”.
Paralelamente y en concordancia con la aparición del artículo en la web, Susana Trimarco, dijo haber recibido amenazas telefónicas durante las 24 horas de diversos números, y se produjo una amenaza de bomba en la sede tucumana de la institución.
También se informó que se había realizado la presentación ante el Juzgado Federal de Tucumán al respecto de las intimidaciones y de los dichos vertidos por los autores de la nota "periodística".
El periodista Christian Sanz quedó en el centro de la escena por el libro Trimarco SA, al respecto publicó en su portal Tribuna de Periodistas un adelanto de ese trabajo:
El 3 de abril del año 2002, María de los Ángeles Verón desapareció de la faz de la tierra.
Su madre, Susana Trimarco, acusó a un grupo de proxenetas y lavadores de dinero por haberla secuestrado y forzarla a ejercer la prostitución.
A partir de entonces, la mujer no dejó de buscar por cielo y tierra a su hija. En el camino, se dedicó a luchar contra la trata de personas y denunció la connivencia del poder político con ese oscuro negocio.
¿Cómo no conmoverse ante semejante historia? ¿Cómo no apoyar a esa “heroína”? Ciertamente, habría que tener el corazón de hielo para no sentir empatía por Trimarco y su historia.
Sin embargo, las preguntas pasan por otro lado: ¿Es cierto lo que cuenta una y otra vez la mujer? ¿O se trata de una trama eficazmente armada para lucrar aprovechando una historia que no es tal?
¿Qué dirían ustedes si yo les contara que Trimarco dice una cosa en el expediente judicial que investiga la evaporación de su hija y otra cuando va a los medios de prensa?
¿Y si les mencionara que existen comunicaciones telefónicas entre ella y Marita después de haber declarado que desapareció?
¿Cómo actuarían si les contara que inventa rescates de víctimas de trata para exigir subsidios de fondos públicos?
¿Qué opinarían si supieran que la persona a la que más acusa públicamente, el proxeneta Rubén “La Chancha” Ale, jamás fue mencionada por ella a nivel judicial?
¿Cuál sería su reacción si les mencionara que, a pesar de fustigar a José Alperovich y su esposa, Beatriz Rojkés, trabajó para ellos en la gobernación de Tucumán y hasta los elogió posteriormente?
¿Qué dirían si les confesara que, solo en 2015, recibió 23 millones de pesos en subsidios que jamás fueron rendidos?
¿Cómo se sentirían si les dijera que Trimarco pasó de ser pobre a millonaria gracias a esa plata del Estado?
Este libro demuestra todo ello y mucho más, sobre la base de entrevistas, documentos y, lo más importante, la consulta del expediente judicial que hurga sobre la no aparición de Marita Verón.
El trabajo que hice para llegar a las conclusiones a las que arribo, llevó muchos años de investigación y no pocas presiones por parte del entorno de Trimarco, quien dicho sea de paso, jamás me quiso conceder una entrevista.
Sepan ustedes que en reiteradas ocasiones pedí declarar en la causa judicial de marras y sus abogados —principalmente uno, el oscuro Carlos Varela Álvarez— exigieron que no lo hiciera por temor a la evidencia que yo podía aportar, lo cual es claro que tiraría abajo un negocio muy redituable.
Finalmente, quiero mencionar la decepción que siento por cómo los colegas han tratado este tema. Ningún periodista, ni uno solo, se tomó el trabajo de ver el expediente ad hoc. Todos se manejaron con los dichos de Trimarco, sin jamás contrastar una sola de sus afirmaciones.
¿Acaso ninguno leyó jamás un manual de periodismo? ¿Dónde quedó aquello del chequeo de la información?
Al igual que en la cuestión AMIA, el caso Verón es una postal de lo mal que trabaja la prensa en Argentina. Es grave, no solo porque se terminó desinformando a la ciudadanía, sino porque además se llevó a Trimarco a un pedestal que no merece.
¿Quién se hace cargo ahora del dinero público que birló y que nunca termina de rendir? ¿Quién será el primero en decir “me equivoqué”?
Todos han colaborado a la hora de crear al monstruo... ahora este libro intentará el camino inverso.
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